Cientos de aficionados se dieron cita en el hotel de concentración, cuando el autobús de Santos Laguna salía con destino al Estadio Corona.
TORREÓN, COAH.- Muy temprano las calles de la ciudad se pintaron de verde y blanco, el añejo Mercado Alianza ya era parte de la fiesta del futbol; del Cerro de la Cruz, Durangueña, Antigua Aceitera, Primero de Mayo y las colonias del norte, cientos de aficionados hicieron acto de presencia para dirigirse a la Iglesia de Guadalupe, escenario final de las peregrinaciones en honor a la Virgen Morena.
Grandes banderas, tamboras y cánticos se escuchaban en apoyo a sus Guerreros, la gente no pensaba en más que apoyar a Santos Laguna y esperar el milagro, para ganar un lugar en la final del Apertura 2007 y enfrentar ahí a los Potros de Hierro del Atlante. En el Mercado de Abastos el entusiasmo no era menor, saber que se contaba con el equipo más goleador y superlíder del torneo regular alcanzaba para ilusionarse y pensar en un triunfo por tres goles de diferencia.
Poco antes de la una de la tarde, una multitud ya se encontraba en las afueras del hotel de concentración de los Guerreros, al oriente de la ciudad, seguramente desde sus habitaciones los integrantes del plantel sentían ese apoyo, el cual se convertía a la vez en un compromiso mucho mayor con su afición, directiva y toda una Comarca que soñaba con el tercer título de la historia; agregar el nombre de Daniel Guzmán al de Alfredo Tena y Fernando Quitarte era un gran deseo que la noble afición veía muy cercano.
Mientras tanto, en los alrededores del Estadio Corona la actividad era intensa, vendedores de todo tipo de alimentos y artículos promocionales no querían perder sus espacios, los revendedores hacían su agosto y un boleto de Sombra General se cotizaba en 500 pesos, la Ley de la Oferta y la Demanda estaba presente porque eran tiempos en lo que un boleto para el Santos-Pumas era más difícil de conseguir que algunos satisfactores de la vida cotidiana.
De pronto apareció un autobús con seguidores de Pumas, las porras universitarias viajaron toda la noche para apoyar a su equipo, como lo hicieron el jueves por la noche en Ciudad Universitaria, en donde a lo largo de 90 minutos sólo se escuchaba el “Cómo no te voy a querer”, incluso más que el tradicional “Goooooya, Gooooooya”.
La gente de Pumas era consciente de las dificultades que presenta el Estadio Corona, pero sobre todo, el entorno que desde muy temprano crearon los seguidores de los Guerreros, la ilusión era más fuerte y grande que cualquier cosa y tres goles de desventaja parecían insuficientes para toda una comunidad que si ha sabido vencer al desierto es capaz de superar cualquier adversidad.
Santos Laguna ganó el partido 4 a 2 pero se quedó a un gol de pasar a la final, la hazaña no se consumó, pero entre los seguidores de la oncena albiverde se hizo presente ese sentimiento que los hacía conscientes de la dificultad de avanzar a la final, ahora empezaban los comentarios de que lo más importante fue sumar 38 puntos para alejarse del descenso, Santos pronto tendrá un nuevo estadio, y lo realizado a lo largo de este torneo alcanza para calificar la actuación como exitosa, el superliderato parece haber sido suficiente para el aficionado, el cual veía en la liguilla esa cereza en el pastel que habría de coronar un extraordinario torneo.
El trabajo de los elementos de seguridad fue positivo, aunque después del partido no faltaron los conatos de bronca y las agresiones mutuas que no pasaban de lo verbal. “Goya, Goya, chin... a su madre” decían algunos enardecidos aficionados de Santos Laguna, a lo que los seguidores de Pumas respondían, “sí, pero estamos en la final”. Qué responder ante la evidencia y certeza de los hechos.
No faltaron los aficionados que hicieron un análisis objetivo y señalaron que Santos perdió el pase a la final el jueves anterior en el Estadio Olímpico México’68. “Fallaron en el partido más importante”, decía un aficionado, mientras que su acompañante buscaba consuelo en las decisiones arbitrales: “el segundo gol en México no debió contar porque había dos balones en la cancha y el segundo de Pumas aquí cayó en fuera de lugar”.
Algunos aficionados fueron detenidos por ilícitos menores, sobre todo después del partido en las inmediaciones del Estadio Corona, aunque hoy el verdadero aficionado, el verdadero conocedor del futbol, sabe que Pumas fue superior y está en la final con todo merecimiento. La cereza en el pastel esta vez no se pudo poner en el sitio que todo el aficionado de hueso verde esperaba.
ALTA SEGURIDAD
La afición de Pumas llegó en un número de 600, pero tuvo otro tanto de seguidores locales y de otras ciudades cercanas que se unieron.
Sin embargo, la nota la dieron los aficionados santistas que se pelearon al final del encuentro. La frustración hizo que hubiera varios enfrentamientos, algunos lanzaron pedradas a los autos estacionados. Al camión que transportaba a la porra de Pumas le rompieron el retrovisor, por lo que la seguridad del estadio tuvo que resguardar a la porra, que por espacio de 40 minutos estuvieron en el estadio.
El operativo de seguridad contó con la participación de 300 efectivos de seguridad pública, 20 policías especiales y 11 de fuerzas especiales.
Hubo alrededor de 35 detenidos después de las grescas. El camión de Pumas y de la afición visitante fue resguardada por los agentes de Tránsito y Seguridad Pública hasta salir de la ciudad.
