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‘La guerra es lo peor’

Ofrecen en España un programa para rehabilitar a ex niños soldados para que puedan regresar a su país de origen y ayudar a mejorar las condiciones de vida. (Archivo).

Ofrecen en España un programa para rehabilitar a ex niños soldados para que puedan regresar a su país de origen y ayudar a mejorar las condiciones de vida. (Archivo).

AP

Considera la ONU que al menos 250 mil niños son usados como combatientes en varios países. Implementa España un programa para rehabilitarlos.

Edwin Tholley recuerda que tenía menos de diez años cuando los líderes rebeldes en Sierra Leona le inyectaron cocaína en la cara como una forma rápida de hacer que la droga le llegara al cerebro.

Lo querían intoxicado para convertirlo en un pequeño guerrero irracional y agresivo para su campaña violenta.

El rostro de Tholley todavía tiene cicatrices de los piquetes de aguja. Ahora, bajo un innovador programa de rehabilitación en España, Tholley espera rehacer su vida y salvar otras estudiando enfermería. Su sueño es ser médico algún día.

“Deseo ayudar a otros”, dice Tholley, quien tiene actualmente 20 años y es uno de cuatro ciudadanos de Sierra Leona traídos a España por la organización asistencial Todos Son Inocentes, que trabaja con niños en zonas de guerra.

“Todos somos responsables”, dijo Tholley. “Debemos hacer este esfuerzo”.

La Organización de las Naciones Unidas considera que al menos 250 mil niños son usados como combatientes en una decena de conflictos en Africa, Asia y América Latina.

Una vez que concluyen sus misiones, los menores quedan con cicatrices mucho más profundas que las marcas dejadas a Tholley por las agujas.

Los combatientes suelen recibir ofertas de capacitación para el empleo en Sierra Leona y Liberia, otro país del occidente de África donde también ha habido niños soldados. El problema, según los expertos, es que hay pocos empleos para esos jóvenes rehabilitados.

El programa español es distinto porque ofrece educación más especializada -dos colegas de Tholley estudiarán agronomía- lo que les da la experiencia para cubrir demandas laborales en países pobres como Sierra Leona.

“Es una gran oportunidad para mí estudiar agricultura aquí en España. Estoy seguro que después de este curso haré todo lo posible para ayudar a la gente de mi país”, dijo Victor Young, de 23 años, otro de los estudiantes, quien sonríe pero al igual que los demás evita hablar de sus días como soldado.

“Hay que dejar el pasado atrás”, dice Young, bajando la mirada. “El proceso de recuperar la paz es muy difícil”.

Gabriel Kamara, de 20 años, estudia también enfermería. “La guerra es lo peor. Todos nos hemos recuperado y lo que queremos es pensar en el futuro”.

Kamara recuerda que también se le inyectó cocaína. Los comandantes rebeldes le abrían una cortadura en el brazo y la frotaban con cocaína, a fin de mantenerlo embrutecido y agresivo.

Antes de que estos ex combatientes llegaran a territorio español, su único contacto con el país se remontaba a las municiones y armas que llevaban la leyenda: “Hecho en España”.

HACE CUATRO AÑOS

El grupo llegó a comienzos de marzo a Almería, una ciudad portuaria del sur. El programa de rehabilitación lleva cuatro años y es auspiciado por Todos Son Inocentes, la Universidad de Almería y el Gobierno regional.

En menos de un mes, los ex combatientes se han convertido en celebridades. Se les ha invitado a entrevistas con la prensa para que hablen sobre sus experiencias, pero también han asistido a conciertos y partidos de futbol. Su hogar es un hostal para jóvenes, cerca de la playa.

“Para ellos, estar en España es como un cuento de hadas”, dijo Miguel Serrano, director de Todos Son Inocentes, quien eligió a los jóvenes en su país de origen y los trajo a España, tras superar muchos obstáculos con la burocracia de Sierra Leona.

Serrano dijo que escogió a estos cuatro ex combatientes porque llevaban buenas notas en la escuela, tenían vínculos familiares estrechos y contaban con una vocación firme para ayudar en la reconstrucción de su país. Seis jóvenes más de Sierra Leona llegarían a España en 2008, incluidas cuatro mujeres, quienes también fueron reclutadas de niñas y estudiarán para ser parteras.

“Ellos tenían que estar totalmente convencidos de que su meta no era llegar a España, sino regresar a su país para trabajar ahí, involucrarse con la mejora de las condiciones de la gente y de sus niños en su país de origen”, dijo Serrano.

COMPROMISO

De hecho, quienes se inscribieron a este programa deben comprometerse a que regresarán a su país tras completar sus estudios.

Sierra Leona sigue hundida en la pobreza y la delincuencia, con un ingreso per cápita de aproximadamente 220 dólares anuales, de acuerdo con el Banco Mundial. Aunque el país es rico en recursos naturales y minerales, particularmente diamantes, la guerra librada entre 1991 y 2002 acabó prácticamente con la extracción en las minas y con la producción agrícola.

El país tiene uno de los menores promedios de esperanza de vida, apenas 39 años, y sólo una quinta parte de la población adulta está alfabetizada.

Sierra Leona tiene también la tasa más alta de mortalidad infantil: Casi 300 fallecimientos por cada mil niños de hasta cinco años, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud. Ese índice en España es de cinco por cada mil.

Los expertos dicen que los niños soldados suelen convertirse en padres violentos o en delincuentes. Normalmente les resulta difícil vivir en la sociedad civil. Pero Serrano y otros expertos consideran que con ayuda y un poco de cariño, estos niños cuyas emociones fueron devastadas por la guerra pueden ser adultos responsables.

“Ellos están conscientes de todo el daño que les causaron”, dijo Serrano. “No se les dispensó de ningún horror. Lo vivieron todo”.

Rehabilitan a pandilleros en Guatemala

La Agencia para el Desarrollo Internacional (AID) de Estados Unidos, en alianza con tres iglesias evangélicas guatemaltecas, llevan la esperanza a tres barrios populares y empobrecidos del norte de la capital, asediados por las pandillas juveniles.

El Programa Alianza Joven de la AID y las iglesias inaugurarán tres Centros de Alcance denominados “por mi barrio, esperanza para Guatemala”, explicó ayer un oficial de ese proyecto, Juan José Hernández.

Los centros están ubicados en las colonias Paraíso I, Paraíso II y San Rafael II, en donde predominan las pandillas de la Mara Salvatrucha (MS) y la Mara 18 (M-18) que generan violencia y ponen en peligro a la juventud.

Según Hernández, este es un esfuerzo conjunto de la cooperación estadounidense y esas tres comunidades de alto riesgo en las que se ofrecerán oportunidades a los jóvenes vulnerables para que en sus tiempos libres reciban alguna capacitación.

De acuerdo con la AID, el modelo de alianzas con iglesias y la promoción de voluntariado en las comunidades ha mostrado ser una forma eficaz de llevar esperanza a muchos jóvenes guatemaltecos para evitar su ingreso en las pandillas.

Los proyectos, precisó el oficial del programa que impulsa la AID, “buscan reducir los índices de la violencia juvenil”.

Recordó que primero se promovió en 2006 el programa denominado “Desafío 10”, un “reality show” en el que diez pandilleros tuvieron como reto montar una microempresa en 14 días bajo la lupa de las cámaras.

Este proyecto surgió como una idea para cambiar la actitud del guatemalteco hacia jóvenes que buscan salir de la pandilla y motivarlos a no ingresar a estos grupos.

En diciembre pasado se lanzó el “Desafío 100, paz para Guatemala”, en alianza con la cúpula empresarial aglutinada en el Comité de Asociaciones Comerciales, Industrial y Financieras (CACIF), dijo. El proyecto piloto fue para buscar a cien ex pandilleros para darles trabajo en igual cantidad de empresas.

Más de 20 iglesias y Organizaciones No Gubernamentales que trabajan con jóvenes en riesgo nominaron a 188 ex pandilleros para formar parte del programa y la condición era tener un año fuera de esos grupos, no tener casos abiertos con la justicia y pasar pruebas sicológicas, de coeficiente mental y aptitudes para trabajar.

“Estos jóvenes que dejaron las pandillas tienen ahora una oportunidad de trabajo” en la Iniciativa Privada, subrayó.

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