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La historia de Brutus

Gilberto Serna

Habrá nueva dirigencia en el Partido Revolucionario Institucional, otrora una máquina perfectamente aceitada que funcionaba a las mil maravillas, logrando al transcurso de los años, que no se consideraran un triunfo si el resultado no se le daba con carro completo. Se acostumbró de tal manera que, como a la liebre de la fábula en su carrera en contra de la tortuga, que el día de la competencia pernoctaba recargada en el tronco de un árbol o como dicen, se durmió en sus laureles.

La cosa es que el PRI dejó de ser factótum en la renovación de autoridades en este país. Lo que sucedió después es del dominio popular. En las dos elecciones siguientes ?las últimas anteriores en que se voto para presidente en este país- fue derrotado contundentemente cayendo, en los comicios más recientes, hasta el tercer lugar en las preferencias de los electores. Una derrota que se convirtió en un desastre cuando dentro de la misma institución surgieron oscuras fuerzas cuya misión era socavar la candidatura a la Presidencia que postuló el propio partido, a los que no les importó que al parejo se llevaban entre las patas a su misma agrupación.

Varios gobernadores de algunas entidades, con otros funcionarios, fundaron un grupo disidente que se dedicó a sabotear la campaña electoral de Roberto Madrazo con el pretendido afán de que no era el candidato adecuado cuando que la verdadera razón de su despropósito simple y llanamente era: quítate para ponernos nosotros.

Lograron su cometido con creces. El postulado no contó con el respaldo que requería, convirtiéndolo en blanco fácil de sus enemigos quienes se coordinaron con una poderosa organización cuya líder cobró supuestos o ciertos agravios, lanzándole duros denuestos, logrando, cual gota a gota que perfora la roca, abrirle un agujero hecho a base de intrigas, trapisondas y chismes que se fue agrandando hasta hacer polvo su campaña electoral.

Lo que no se quisieron dar cuenta y si acaso se dieron les importó un cacahuate es que estaban destruyendo la credibilidad de su mismo partido y de sus correligionarios quienes se vieron azotados por un vendaval de derrotas que los dejó a tal punto que sus aspiraciones, no en pocas ocasiones, se vieron frustradas.

Lo peor es que no hubo cabezas frías que se atrevieran a poner en su lugar a estos salteadores de campañas electorales. En vez de retirarse satisfechos de su ?hazaña? pretenden volver a las andadas buscando la presidencia del organismo político en cuestión. Esto no debería ser, pero lo es.

Hay cierta cachaza, apatía o indolencia de las bases priistas, que no han despertado aun de las noches en que se dio a conocer que fueron brutalmente arrollados. Lo que aprovechan quienes se proyectan como inocentes palomitas para quedarse con la patente del partido que recibe, entre otros beneficios, cantidades millonarias.

No escarmentaron con su fallida elección de papel de la que resultó vencedor un ex gobernador al que apenas acababa de levantar los brazos, en ese movimiento corporal para manifestar su júbilo, que no tardaron nada sus malquerientes en sacarle sus trapos al sol descubriendo una inmensa fortuna que lo aplastó a tal grado que lo hizo retirarse voluntariamente.

No esperó a que lo sacaron en vilo fuera del cuadrilátero, sus propios compañeros de aventura, a los que les presentaba una cara de santurrón. El que primero le ayudó a subir el brazo es uno de los conjurados que ayer decía pestes contra el candidato que su partido político había escogido y en estos días acude a registrarse tan campante, como Brutus en la antigua Roma se fue a libar unos alipuces después de acuchillar, junto a sus amigotes, a Julio César en el año 44 a. de J. C.

Así lo hicieron con su partido dándole una puñalada trapera al obstruirle el camino al que la mayoría de los priistas aceptaba como su candidato, con lo que obvia y sensiblemente sufrió una disminución de simpatizantes y una caída en lo que constituía su mayor fuerza: la raigambre popular.

Con esa actitud, a ningún lado seguirá yendo el Partido Revolucionario Institucional como no sea al desastre. Es más que necesaria su participación para el país, pues representan una importante corriente política. Como lo son el PAN, el PRD y los demás. Un partido no debe anquilosarse con los manidos métodos de quienes mienten, poniendo cara de que no rompen un plato, apareciendo con las viejas mañas de un pasado que tienen que rechazar en una catarsis para purificar sus impurezas tratando de encontrar su verdadera razón de ser.

Es la frase estereotipada, pero cierta, renovarse o morir. Hoy si los hados del destino no deciden lo contrario se registrarán aspirantes. Si lo que se supone se cumple se dará la equidad de género en las fórmulas. En fin, en aquellos viajes a través de la geografía mexicana en el tren que llegaba del norte a Coahuila por la mañana para arribar a la Ciudad de México al día siguiente, a la hora de los alimentos por los pasillos de los furgones se movía cadenciosamente, para guardar el equilibrio, un miembro de la tripulación que anunciaba, al tiempo que tocaba un diapasón o tubos metálicos, con un martillo de cabeza triangular, produciendo varias notas musicales, ?última llamada?, ?última llamada?. Pues sí, puede ser la última llamada para que PRI se sacuda de antiguas prácticas abriendo las puertas para revitalizar el ambiente, con ideas frescas, provistos de una rectitud espartana: austeros, sobrios, firmes y severos. Que escriban en ese libro, en que se anota lo que ocurre día con día, ¿qué es la integridad?, ¿qué la honradez? y ¿qué la decencia?, se necesitan políticos que practiquen, como una forma de vida, la virtud, la limpieza, la honorabilidad y la decencia.

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