Lo señalé en varias ocasiones desde fines del año pasado y recientemente se ha venido reconociendo por parte de diversos analistas y las mismas autoridades: las noticias sobre la inflación en nuestro país no son favorables. En consecuencia, quienes esperaban un descenso de las tasas de interés en México vieron con sorpresa el alza de las mismas durante este año.
Las presiones de precios vienen de afuera y de dentro. En el escenario internacional destacan las alzas significativas en los precios del petróleo y de los alimentos.
Los precios elevados de estos últimos se explican por la demanda creciente de esos bienes por parte de China, India y otros países, por el uso de algunos productos agrícolas para fabricar etanol y por varios trastornos climáticos.
A estas presiones externas, se suman las alzas internas y las complicaciones asociadas a los cambios tributarios que comenzarán a regir en enero de 2008.
En este sentido, la noticia del incremento de precios al consumidor durante la primera quincena del mes de noviembre (0.64 por ciento) resultó muy superior al 0.51 por ciento en igual período de 2006.
Ello apunta a que el dato para todo el mes que conoceremos este viernes 7 superará también la inflación mensual de noviembre del año pasado que fue de 0.52 por ciento.
Este comportamiento confirma las advertencias que hice desde hace meses en el sentido de que nuestra economía registra presiones inflacionarias importantes, disfrazadas en parte por decisiones burocráticas.
Destacan, entre estas, los controles al precio de la tortilla y otros productos a principios de año y las medidas más recientes de suspender temporalmente el alza mensual en los precios de la gasolina Magna y el gas LP, y en las tarifas de energía eléctrica residencial, así como el anuncio de que, como gran concesión gubernamental, en 2008 se reducirán las tarifas eléctricas de punta para usuarios industriales y comerciales.
Las presiones inflacionarias fueron reconocidas finalmente por el Banco de México (Banxico), que se vio obligado a elevar las tasas de interés a fines de Octubre, admitiendo también que la meta de una inflación sostenida del 3 por ciento anual sólo sería posible lograrla hasta fines de 2009.
En este sentido, en su Informe sobre la Inflación al tercer trimestre del presente año, Banxico aceptó explícitamente que existen presiones inflacionarias importantes y anunció cambios relacionados con la medición de la inflación y la instrumentación de la política monetaria en 2008.
El primero de esos cambios señala que el instituto emisor modificará la definición del índice de precios subyacente, incluyendo en éste a partir de 2008 los precios de la educación privada, tomando en cuenta que al reducirse la inflación general, los precios referidos se han tornado más predecibles.
El otro cambio relevante es que, después de que por varios años se dijo que la política monetaria se instrumentaba con base en el “corto”, Banxico reconoce, finalmente, que en la práctica se ha basado desde 2005 en el manejo de la tasa de interés de fondeo bancario, como lo hacen las autoridades monetarias en casi todo el mundo.
Por tanto, a partir del 21 de enero de 2008, Banxico adoptará como objetivo operacional de la política monetaria a la tasa de interés interbancaria a un día (“tasa de fondeo bancario”), en sustitución del “corto”. Como esto ya se venía haciendo en la práctica, no extraña la afirmación de nuestras autoridades en el sentido de que este cambio no tiene implicaciones en la postura de su política monetaria.
Es interesante observar que Banxico reconoce las complicaciones que se enfrentarán en materia inflacionaria durante la recta final de 2007 y a lo largo de 2008. Por ello es conveniente que las personas y las empresas continúen atentos a lo que nuestras autoridades consideran como riesgos del entorno, puesto que ello puede traducirse, en contraste con la tendencia descendente en Estados Unidos, en un alza adicional de tasas de interés en nuestro país en algún momento del año próximo.
Los riesgos a que hace alusión Banxico tienen que ver con la posibilidad de que algunas empresas intenten trasladar el costo asociado a la mayor carga fiscal por las modificaciones tributarias recientes, con la posibilidad de que no haya terminado el ajuste global de los precios relativos de los alimentos y con el hecho de que las expectativas de inflación de largo plazo en nuestro país se ubican más de medio punto porcentual arriba de la meta oficial de inflación.
Según los cálculos realizados por Banxico, el efecto de las modificaciones tributarias más recientes sobre el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) propiciaría ajustes de una sola vez estimados entre 40 y 50 centésimas para la inflación de 2008 y entre 2 y 5 centésimas para la de 2009.
Por su parte, nuestro banco central señala también que la baja en las tarifas eléctricas de punta para la industria y el comercio, prevista en las adecuaciones fiscales más recientes, reduciría los costos de producción de las empresas pero no impactaría en forma directa al INPC.
En síntesis, la previsión oficial sobre la inflación se ha revisado, finalmente, al alza. Con ello nuestras autoridades reconocen que el balance de riesgos se ha deteriorado y pospusieron el logro de la meta de inflación de 3 por ciento anual hasta fines de 2009.
Banxico acepta, además, que la coyuntura actual para la política monetaria es compleja y espera que otras políticas, en especial la fiscal, contribuyan a alcanzar una inflación baja. El Gobierno Federal, sin embargo, planea ejercer un gasto público expansivo, lo que sin duda complicará la tarea de las autoridades monetarias. En dicho contexto, es probable que las tasas de interés en México se mantengan o hasta puedan subir algo más en 2008.