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‘La línea es como una conversación’: Roberto Rébora

Niria Ramos Marín El Siglo de Torreón

TORREÓN, COAH.- Porque los artistas comienzan inevitablemente transitando en un camino “de agua sucia” para poder llegar a la identidad personal, el joven maestro Roberto Rébora (Guadalajara, 1963) ofreció una conferencia sobre arte contemporáneo a partir de su propia experiencia. La charla se llevó a cabo en el auditorio del Museo Arocena, en donde pintores, fotógrafos, curadores y público en general se dieron cita para escuchar de viva voz las andanzas de Rébora como ‘artista adolescente’.

“Explicar cuáles son las razones que nos llevan a elegir este quehacer son varias pero fundamentalmente se trata de encintrarse a uno mismo en lo que uno hace”, dijo el maestro, “los años de preparación son muy largos y me doy cuenta de que se requiere una actitud totalmente determinada para llevarlo a cabo”.

Expresó que desde chico mostró una inquietud poco frecuente en los niños de su edad por lo visual, sobre todo por el dibujo: “Yo desde chico preferí dibujar a salir a jugar, y eso marcó mi vida”. Y es verdad pues comenta que con tan sólo 16 años ya había empezado a trabajar en los medios nacionales con sus dibujos: “A los 16 años empecé a trabajar dominicalmente una caricatura política en el Universal”, esta aventura duraría dos años y después con 17 años Rébora tuvo su primera exposición grande en la UNAM y posteriormente emprendería un recorrido en el que encontró su verdadera vocación en las artes. Vlady se convirtió en una de sus más fuertes influencias en su carrera, pero Rébora ya había emprendido su propio viaje hacia el ideal del artista mismo que explicó en la conferencia a través de diversas diapositivas gracias a las cuales el público se pudo percatar que el creador pasó por muchas etapas antes de llegar a su obra actual: Primero se observa en periodo muy vivaz, lleno de color porque dice que en ese entonces para él la fuerza del color se convirtió en “una forma de construcción”; luego vinieron una serie de imágenes de la Conquista plasmadas a la manera veneciana, en un esfuerzo por explorar su identidad a los 29 años.

Después de una etapa difícil Rébora dice que retomó el dibujo “porque me di cuenta de que es la manera inmediata, la oportunidad de representar una cosa muy sólida”.

Para su siguiente etapa en su recorrido como joven artista la línea tomó una importancia vital: “La línea es como una conversación”, y a partir de ahí Rébora elige el camino que lo ha destacado hasta ahora, uno propio, mucho más simple y arriesgado.

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