El Tsuru blanco de María Teresa Padilla fue el último en circular por el Distribuidor Vial Revolución antes de su cierre definitivo. En la imagen se aprecia cuando el vehículo subía por el viaducto Matamoros-Mieleras, después de Teresa Padilla ya nadie pudo usar el DVR, lo que provocó un congestionamiento vial. (Fotografía de Sergio Reyes)
El Tsuru blanco de María Teresa Padilla Reinoso con placas FBH1635 quedó para la posteridad. Fue el último vehículo que circuló por el Distribuidor Vial Revolución ayer a las 10:30 de la mañana tras el cierre definitivo del complejo vial que estuviera en funcionamiento por espacio de 40 meses.
Los vehículos que iban detrás del Tsuru de María Teresa por el viaducto Matamoros a Mieleras se vieron obligados a virar hacia la derecha, ya que trabajadores vestidos de chaleco y con banderolas naranja irrumpieron en el bulevar Torreón-Matamoros para prohibir el paso al complejo vial que fue construido en el sexenio de Enrique Martínez con un costo de más de 140 millones de pesos. Hoy el Gobierno del Estado ha ordenado el cierre definitivo del Distribuidor Vial Revolución (DVR) tras el riesgo de colapso.
María Teresa no sintió emoción por ser la última en cruzar el DVR, al contrario dijo sentirse indignada por las obras mal hechas que realizan las autoridades.
“Fue una sinvergüenzada del Gobierno anterior, alguien tiene que pagar por esto porque es muy injusto, ¿dónde quedaron nuestros impuestos?, ¿qué de los accidentes y las vidas que se perdieron?, ahora sigue el ‘despapaye’ con las vialidades y uno es el afectado, no es justo”, dijo.
“Yo no soy gente muy estudiada, pero cualquiera se daría cuenta que estuvo mal construido, ahora ¿quién responde por esto... (Enrique) Martínez y Martínez?”, dijo.
El cierre de este viaducto ocupó a 20 trabajadores encargados de colocar la señalización fija de orientación (flechas en láminas amarillas) a la altura del bulevar Torreón-Matamoros frente a la colonia La Amistad. Se desconoce el método que se usará para la demolición que tardará meses y posteriormente su reconstrucción.
Algunos curiosos se acercaron al complejo vial para ser testigos del cierre del DVR como Jorge Alberto Jiménez quien comentó:
“Fue mucho dinero echado a la basura o el que se robaron, porque uno cómo sabe, fue falta de profesionalismo de la gente que hizo ese puente”, dijo.
A los pocos minutos del cierre del DVR las molestias se hicieron presentes en los automovilistas, debido al caos vial que se generó a pesar de la presencia de agentes de tránsito.
Entre el ruido del claxon, groserías y un choque-alcance el ambiente se volvió tenso. Aunque los agentes de Tránsito trataban de dar mayor fluidez al tráfico y no se separaron de sus labores, eran demasiados los conductores que circulaban y se metían “a la brava” por los retornos que formaban “cuellos de botella”.
Ahora los ciudadanos, testigos de la obra inaugurada el 30 de enero de 2004, tendrán que conformarse con la leyenda visible en todos los pendones colocados en postes y puentes peatonales alrededor del DVR: “Disculpe las molestias”.
