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La visión de criterios 2007

salvador kalifa

Cuando existía aún la incertidumbre sobre la decisión final que tomaría el Congreso de la Unión respecto a las adecuaciones fiscales propuestas por el Presidente Calderón, su Secretario de Hacienda, Agustín Carstens, entregó el 8 de septiembre el Paquete Económico para 2008 que incluye los Criterios Generales de Política Económica (CGPE), la iniciativa de Ley de Ingresos y el proyecto de Presupuesto de Egresos.

Como ya es tradicional, los CGPE anticipan la política económica para el año siguiente, planteando el marco macroeconómico previsible y la respectiva estrategia oficial. En esta ocasión, dada la incertidumbre referida en torno a los ingresos gubernamentales del año próximo y los efectos anticipados sobre el resto de la economía, el marco macroeconómico incluía dos escenarios: uno sin reforma tributaria y otro con ella.

En relación con esta reforma, llama poderosamente la atención que los ajustes fiscales promovidos por el Presidente Calderón se identifican en el texto de CGPE, con un sesgo político que raya en la demagogia, como la Reforma Hacendaria por los que Menos Tienen.

Con esta etiqueta se trata de vender la idea de que las adecuaciones tributarias servirán para atacar el problema ancestral de la pobreza en nuestro país. El mensaje implícito es que si las adecuaciones no eran aprobadas, se atentaría en contra de las clases menos favorecidas. Curiosa forma de razonar sobre estos temas tan relevantes para el futuro del país.

Los CGPE destacan que el objetivo principal de la presente administración, de acuerdo al Plan Nacional de Desarrollo 2007 – 2012 (PND), es el desarrollo humano sustentable, concebido como un “proceso permanente de ampliación de capacidades y libertades que permita a todos los mexicanos tener una vida digna sin comprometer el patrimonio de las generaciones futuras.”

Por ello, se establece como prioridad “contar con una economía con mayor crecimiento y capacidad para generar empleos que permita una reducción sostenida de la pobreza,” lo que hace“imperativo seguir una estrategia que fomente mayor inversión en capital físico, amplíe las capacidades de las personas, y promueva un crecimiento elevado de la productividad.”

En general, el objetivo mencionado, así como la prioridad y la estrategia referidas, son válidos. Sin embargo, las medidas específicas propuestas en los CGPE para lograr esos propósitos, especialmente la llamada Reforma Tributaria, no son las más eficaces. Como lo he señalado en diversas ocasiones, considero que dificultarán adicionalmente la tarea de poner a nuestra economía en el camino de ser más competitiva y alcanzar en un plazo razonable un desarrollo sostenido.

Al entrar en detalle, es evidente que el panorama previsto por los CGPE para 2008 es francamente mediocre, con o sin la aprobación de la reforma tributaria. Por un lado, se anticipaba que nuestra economía crecería en ese año 3.5 por ciento, si no se aprobaban los ajustes fiscales. Ya que estos fueron aprobados, las cuentas alegres oficiales prevén que el crecimiento será de 3.7 por ciento.

Son cuentas alegres porque incluso si se aceptara que a mediano plazo las adecuaciones fiscales paliarían las deficiencias de ingresos públicos y ayudarían a fortalecer las perspectivas futuras de nuestra economía, en lo inmediato tendrán un efecto recesivo al transferirse los recursos, vía impuestos, del sector privado al gobierno.

Por otro lado, los CGPE consideran que los ajustes fiscales no tendrían impacto en la inflación, suponiendo que ésta sería del 3 por ciento al cierre de 2008 en ambos escenarios. Es decir, que decisiones como el aumento en los impuestos a la gasolina y el Impuesto Empresarial de Tasa Única no impactarían en la inflación, según los CGPE, cuando las mismas autoridades en reuniones con representantes del sector privado sugirieron elevar los precios para atenuar el impacto negativo del nuevo impuesto.

La tasa de interés se estima en un promedio anual de 7.0 por ciento en el escenario con reforma y de 7.2 por ciento en el escenario sin reforma. Esta estimación, sin embargo, supone que Banco de México no tomará en cuenta las repercusiones sobre los precios de las reformas impositivas, lo que es poco probable. La evolución de la inflación interna, más que el resultado de la reforma impositiva, es la que determinará el derrotero de las tasas de interés, que también de alguna manera serán presionadas al alza por el posible déficit público asociado a las erogaciones vinculadas con la reforma del ISSSTE.

Las diferencias en los resultados de cuenta corriente y de tipo de cambio con y sin reforma son tan pequeñas que se vuelven estadísticamente insignificativas. En el primer caso son de 200 millones de dólares mientras que en el segundo de 10 centavos por dólar.

El ambiento económico externo, donde no hay diferencia entre los escenarios que plantean los CGPE, se anticipa relativamente favorable para nuestra economía, con un crecimiento en Estados Unidos (EU) del 2.8 por ciento, ubicándose como uno de los pronósticos más optimistas que existen en la actualidad, donde en EU y el resto del mundo prevalecen los temores de una caída adicional por las repercusiones de la crisis hipotecaria estadounidense.

En síntesis, el mensaje implícito de CGPE es que la reforma fiscal propuesta por el Presidente Calderón y aprobada con adecuaciones por el Congreso, no representa en la práctica una panacea como para echar las campanas al vuelo. Las mismas perspectivas oficiales se encargan de anticipar avances muy modestos que nos colocan a una distancia enorme de satisfacer las necesidades del país, especialmente para atender a los que menos tienen, por quienes dicen luchar nuestros políticos.

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