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La visión que el Gobierno Federal tiene del bachillerato

Rolando Cruz García

En palabras de la responsable del sector educativo en nuestro país, Josefina Vázquez Mota, el nivel medio-superior es de los niveles educativos más descuidados de los últimos años dentro del sistema educativo nacional, ya que es el que necesita un mayor apoyo presupuestal, un mejor equipamiento e infraestructura y una profunda revisión de sus planes y programas de estudio. La necesidad de una revisión curricular exhaustiva obedece a que las “prepas” se encuentran desvinculadas entre ellas y alejadas del sector social y productivo, carentes de actualización en sus contenidos y en sus metodologías de trabajo.

Aunado a lo anterior, los bachilleratos en general, no están acreditando su nivel de formación en los exámenes de admisión de las universidades e instituciones de educación superior. En cifras del Ceneval, sólo el 32% del total de egresados del bachillerato, medianamente “pasa” sus exámenes de ingreso al nivel superior. Incluso en áreas profesionales importantes como la medicina o las ingenierías no logran acreditar, en ocasiones, ninguno de los aspirantes de las escuelas preparatorias públicas del país.

Además, las preparatorias no promueven la formación integral de sus alumnos, es decir que se sigue privilegiando la educación tradicional centrada en el profesor y con un modelo pedagógico conductista y memorístico, con contenidos del siglo XIX. Lo anterior seguramente se debe a que la mayoría de su profesorado está integrado por profesionistas de diversas disciplinas, que están en educación por accidente o por circunstancias laborales adversas y por lo general no tienen formación docente.

A pesar que se le reconoce al bachillerato funciones muy importantes en la formación de los jóvenes de cara a la sociedad presente y futura, no se tiene hasta este momento una anticipación adecuada ante el mercado de trabajo, para jóvenes que se incorporan al mismo terminando este nivel. Para lograr lo anterior es necesaria la adaptación de los programas de estudio a las nuevas circunstancias, para que brinden nuevas oportunidades mediante la formación de personal calificado para las empresas que requieren de jóvenes desde los 18 años de edad.

La mayoría de los bachilleratos en el país, no propicia sistemas de estudio y de enseñanza-aprendizaje suficientemente dinámicos que incorporen componentes internacionales importantes y que además generen y difundan conocimientos a través de la investigación. Es por todo ello que el Gobierno Federal propone en su Plan Nacional de Desarrollo y dentro del rubro de igualdad de oportunidades, el objetivo número 13. “Fortalecer el acceso y la permanencia en el sistema de educación media superior, brindando una educación de calidad orientada al desarrollo de competencias”.

El acceso y la permanencia de los alumnos en el bachillerato es una meta sumamente ambiciosa, ya que en la actualidad, aunque se acepta casi la totalidad de los alumnos que egresan de secundaria, sólo el 49% termina su preparatoria.

Por otro lado el enfoque de la educación basada en competencias tiene varios ciclos escolares tratando de implementarse en los diversos bachilleratos del país, pero sin mucho éxito ya que no puede el profesorado formar competencias, si antes no posee dichas competencias.

Para lograr todo lo anterior el plan nacional contempla cinco estrategias fundamentales:

1. Impulsar programas permanentes de capacitación y profesionalización de los maestros del sistema de educación media superior. Lo que me parece valioso es que se pretende establecer las responsabilidades de maestros, directivos y personal de apoyo en sus respectivas funciones, en la formación de academias que aseguren que el profesor es competente en el manejo de sus contenidos, para enseñar y para desempeñarse adecuadamente.

2. Revisar el marco reglamentario e instrumentar procesos de evaluación del sistema de educación media superior. La baja eficiencia terminal del bachillerato enciende focos rojos que requieren una normatividad más acorde a las necesidades actuales, así como un mejoramiento de sus sistemas de evaluación.

3. Fortalecer la vinculación entre el sistema de educación media superior y el sector productivo. Todas las modalidades deberán tener salidas efectivas al mercado laboral favoreciendo las habilidades de los estudiantes para el empleo o el autoempleo, a través de la certificación de competencias laborales.

4. Impulsar una reforma curricular que promueva la competitividad y responda a las nuevas dinámicas sociales y productivas. Se diseñará un sistema de indicadores de impacto que permitan evaluar la calidad y la pertinencia de los programas de estudio de acuerdo con las normas que establece el Coneval (Comisión Nacional de Evaluación).

5. Consolidar un sistema articulado y flexible que permita la movilidad de los estudiantes entre los subsistemas. La reforma va a fondo en lo relativo al intercambio de los estudiantes, es decir que cualquier alumno que ingrese al sistema podrá terminar en cualquier escuela del país.

Es por esto que la sociedad está cada vez más atenta a lo que sucede en el sistema educativo en México y está volteando a ver a las “prepas” como un nivel importante, por lo que espera su consolidación en la vida y para la vida de miles de jóvenes necesitados de trabajo y de continuación de sus estudios profesionales.

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