El dato es contundente y elocuente: el corredor económico Torreón-Matamoros ha recibido, en los últimos dos años, 11 veces menos inversión extranjera que el corredor Saltillo-Ramos Arizpe.
Según cifras de la Secretaría de Fomento Económico, en el bienio 2006-2007 se han invertido en Coahuila 5 mil 47 millones de dólares, de los cuales 3 mil 45 millones, es decir, el 60 por ciento, se han quedado en la región sureste del estado. A La Laguna han llegado sólo 263.5 millones de dólares, o sea, apenas el 5 por ciento del total en la entidad.
En cuanto a empresas, la relación es similar: de las 106 empresas que se han instalado en Coahuila en el periodo mencionado, el 57 por ciento se concentra en Saltillo y Ramos Arizpe. A Torreón y Matamoros únicamente arribaron 18 empresas, es decir, el 16 por ciento.
Frente a esta demoledora realidad no resta más que cuestionar a las autoridades municipales y estatales ¿qué está pasando con la promoción económica de la región?
El secretario de Fomento de Coahuila, Jorge Alanís, simple y llanamente dice que “convencer a los inversionistas se ha vuelto una tarea difícil” y que se debe “tener confianza en el Gobierno Estatal (...) para ver resultados en La Laguna”.
Por su parte, el director de Fomento Económico de Torreón, Julián Jaime, se limita a comentar: “esperemos que se dé pronto el arribo de una gran inversión (...). Lo que nos ha tocado como Municipio lo hemos hecho, estamos apoyando a quien debe liderar la actividad, que es el Gobierno del Estado”.
Con los datos aportados al principio, las respuestas oficiales resultan insuficientes y rayan en el lugar común. El reclamo de la Iniciativa Privada de la región, pues, está justificado. Hace unos días, los presidentes de Coparmex Laguna y Canacintra Torreón, Fernando Royo y Édgar Ríos, respectivamente, coincidieron en señalar a la falta de infraestructura de calidad para albergar industria como una de las posibles causas de la ausencia de inversión en esta zona del estado.
Pero detrás de las causas evidentes parece haber una de fondo: la falta de visión y coordinación de las autoridades estatales y locales para impulsar a la región dentro de una ruta clara de desarrollo económico.
