El Papa Benedicto XVI durante la bendición “Urbi et Orbi” de Pascua desde el balcón central de la Basílica de San Pedro. (EFE)
Denuncia Benedicto XVI los mil rostros de la violencia que algunas personas intentan justificar en nombre de la religión.
En el día más jubiloso de la cristiandad, el Papa Benedicto XVI lamentó la “prolongada matanza” en Irak y el caos en Afganistán mientras que denunciaba la violencia en nombre de la religión.
Joseph Ratzinger, sin embargo, no incluyó en la lista la pena de muerte ni tuvo un gesto especial para los miles de participantes en una marcha que concluyó en San Pedro y pedía la moratoria del castigo capital en todo el mundo.
En su mensaje de Pascua, Benedicto dijo que el sufrimiento en todo el mundo pone a prueba la fe.
“Cuántas heridas, cuánto sufrimiento hay en el mundo”, dijo el Pontífice a decenas de miles de peregrinos, turistas y romanos reunidos en la Plaza de San Pedro donde acababa de oficiar una misa.
Benedicto, en su tradicional mensaje “Urbi et Orbi” (a Roma y el mundo) desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, denunció el terrorismo, los secuestros y “los mil rostros de la violencia que algunas personas intentan justificar en nombre de la religión”, lo mismo que las violaciones a los derechos humanos.
“¡Cuántas heridas, cuánto dolor en el mundo!” dijo y aseguró que “no faltan calamidades naturales y tragedias humanas” como las ocurridas recientemente en Madagascar, las Islas Salomón, América Latina y otras regiones del mundo.
También citó “el flagelo del hambre”, “las enfermedades incurables”, “el terrorismo”, “los secuestros de personas”, “el desprecio de la vida”, “la violación de los derechos humanos” y “la explotación de la persona”.
El Pontífice entró luego en conflictos concretos y mostró su “aprehensión” por Dafur, en Sudán; por los choques y saqueos en la República del Congo y por la reanudación de los combates en Somalia.
Además, mencionó la crisis de Zimbabue y dijo la única vía para superarla es “la oración y el compromiso compartido por el bien común”.
Después se trasladó a Asia y habló de la necesidad de paz y de reconciliación en Timor Este, en Sri Lanka y en Afganistán, “marcado por una creciente inquietud e inestabilidad”.
En Oriente Medio destacó “las señales de esperanza en el diálogo entre Israel y la Autoridad Palestina”, pero dijo que “por desgracia nada positivo viene de Irak, ensangrentado por continuas matanzas, mientras huyen las poblaciones civiles”.
Tras citar la situación del Líbano, dijo no poder olvidar “las dificultades que las comunidades cristianas afrontan cotidianamente y el éxodo de los cristianos” de Oriente Medio.
El Papa impartió después la bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad de Roma y a todo el mundo) en 62 idiomas, entre ellos el español y el portugués.
Al comenzar el mensaje, las agencias de noticias locales fijaban en cien mil el número de personas congregadas, cifra que elevaron luego a ciento veinte mil.
Los participantes en la marcha contra la pena de muerte llegaron minutos antes de empezar el mensaje pascual y esperaban del Papa un saludo especial, tal y como hizo, en 1994, Juan Pablo II, antecesor de Joseph Ratzinger.
“Esperamos que cuando la marcha contra la pena de muerte llegue (a San Pedro) Ratzinger haga como (Karol) Wojtyla, que saludó a los manifestantes”, dijo antes de empezar el recorrido la ministra de Asuntos Europeos, Emma Bonino. Pero finalmente el gesto no se produjo.
La marcha fue convocada por la asociación “Nadie toque a Caín”, nombre adoptado de la bíblica frase del Génesis: “Y el Señor puso una señal a Caín para que nadie que le encontrase le atacara”.
Aunque sin estar presentes, a la iniciativa se han adherido, a través de mensajes, el jefe del Gobierno italiano, Romano Prodi, y dieciséis ministros.
La marcha tenía como objetivo apoyar la moratoria mundial de la pena de muerte presentada por del Ejecutivo italiano a la Organización de las Naciones Unidas ( ONU).
Toma vacaciones
El Papa Benedicto XVI se trasladó ayer a su residencia de vacaciones de Castelgandolfo para pasar unos días de descanso tras terminar las celebraciones de la Semana Santa.
Desde el patio de Castelgaldolfo, Joseph Ratzinger recitará hoy el Regina Coeli y el viernes hará una breve vuelta a El Vaticano para desde allí orar el Ángelus.
El sábado día 14 regresará al Vaticano, aunque hará una breve visita al Vaticano el miércoles para orar el Ángelus.
Ratzinger concluyó ayer los actos de Semana Santa como todos los años con la misa del Domingo de Resurrección, el mensaje pascual y la bendición “Urbi et Orbe”.