La senadora Cristina Fernández se lanzó ayer como candidata presidencial del gobiernista Frente para la Victoria y de sectores políticos afines para los comicios del 28 de octubre, con fundadas esperanzas de suceder a su esposo, el primer mandatario Néstor Kirchner. (AP)
La primera dama obtiene una amplia ventaja en las encuestas sobre intención de voto frente a una Oposición atomizada.
Sin la clásica liturgia peronista de bombos, pancartas y retratos de Juan y Eva Perón, la senadora y primera dama argentina Cristina Fernández de Kirchner lanzó ayer su candidatura presidencial para las elecciones del 28 de octubre prometiendo un “cambio” fundacional.
“Las elecciones para presidente no pueden ser más una ruleta rusa para los argentinos, donde si gana uno vamos para allá y si gano otro vamos para el otro lado. Los argentinos no toleran más esta ruleta rusa”, dijo Fernández durante el acto en el Teatro Argentino de la ciudad de La Plata, a unos 60 kilómetros al sur de Buenos Aires.
“La novedad del cambio es precisamente seguir en una misma dirección y evitar cimbronazos”, agregó.
El presidente Néstor Kirchner y la mayoría de los miembros de su Gabinete siguieron cómodamente sentados en las butacas la alocución de la primera dama, en la que se dedicó más a enumerar los logros de la gestión de su marido que a explicar cuáles serán las medidas que tomará en caso de llegar al poder.
Escuchando a la candidata “del cambio”, como se autoproclama Fernández, había un teatro colmado de funcionarios, invitados y representantes de grupos de derechos humanos.
“Estamos aquí para apoyar a Cristina como mujer, por su personalidad y su fuerte carácter”, dijo Rita Maldonado, una maestra de 52 años que viajó 15 horas desde la norteña provincia de Misiones para presenciar el acto.
Fernández, candidata por el oficialista Frente para la Victoria, obtiene una amplia ventaja en las encuestas sobre intención de voto frente a una Oposición atomizada.
Junto a los dirigentes de la izquierda peronista, en la que revistan Kirchner y su esposa, se vio a otros miembros de partidos que se han sumado a la llamada “concertación plural” convocada por el presidente.
El más significativo de esos aliados es un importante sector de la centrista y opositora Unión Cívica Radical (UCR) que comprende a buena parte de sus gobernadores provinciales. Uno de ellos, Julio Cobos, de la provincia de Mendoza, es quien suena con más posibilidades de convertirse en candidato a la vicepresidencia como compañero de fórmula de la primera dama.
El lanzamiento de la candidata del oficialismo se produce en medio de una sucesión de contratiempos para el Gobierno de Kirchner.
La ministra de Economía Felisa Miceli debió renunciar el lunes a su cargo luego de ser citada a declarar por un fiscal que investiga el hallazgo, en su despacho, de una abultada suma de dinero cuyo origen no pudo dar explicar.
La secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, fue citada por otro juez a causa de gastos supuestamente excesivos en su dependencia, en la que ha nombrado a parientes y amigos en altos cargos.
Ayer, la ministra de Defensa Nilda Garré recibió también una citación judicial en el marco de una causa por la venta, supuestamente fraudulenta, de rezagos militares a una empresa de los Estados Unidos, a un precio sumamente reducido.
El país atraviesa además una profunda crisis energética que ha obligado a suspender la venta de gas a Chile y a aplicar cortes en el suministro a las industrias, con su consecuente impacto negativo en el crecimiento económico, que en los últimos años se ha mantenido por encima del 8% anual.
Kirchner ha repetido en varias oportunidades que su esposa “gobernará mucho mejor que nosotros” y que consolidará los logros de su gestión iniciada en 2003.
Pero su elección como candidata para sucederlo, sin la celebración de internas partidarias, ha generado acaloradas críticas.