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Las dudas

Gilberto Serna

En revista hebdomadaria editada en la Ciudad de México, se da una información de la que podría inferirse pretendiera ponerse freno a la carrera política de un joven que actualmente gobierna una de las entidades que hace frontera ?en realidad rodea la mancha urbana- con la Ciudad de México o es un juego de carambola en la que se golpea una bola para que otra caiga en la buchaca o bien, es una nota pura y simple que tiende a dar a conocer un hecho que es de interés comunitario.

Esta última conjetura parece ser la correcta. Al morir la esposa, en circunstancias tales que permiten hacer suposiciones, se manejan hipótesis que lo menos que se puede decir es que, hasta el momento, carecen de un sustento más o menos razonable. Se habla de un deceso ocurrido en condiciones particularmente extrañas partiendo de la consideración de que la dama no aparentaba sufrir, se dice, ningún padecimiento grave.

De ahí se parte para elucubrar que hubo causas dudosas en el repentino fallecimiento que el facultativo que atendía la señora diagnosticó como una complicación provocada por un brote de epilepsia idiopática. Se dice que la muerte de la cónyuge está salpicada de dudas y contradicciones. Como prueba de ello, se advierte, que hasta los días previos a su defunción no había presentado síntomas que evidenciaran algún problema de salud.

Luego indica, la nota del reportero, que la enfermedad, según el parte médico si existía, tiende a complicarse por diversos factores sociales y familiares que agudizaron su malestar. Se cita el testimonio de colaboradores de la señora, que dicen llevaba una vida normal y no mostraba signos del trastorno que, se asegura, le provocó la muerte. En sus declaraciones revelaron no estar enteradas de que haya tomado medicamentos o que estuviera en tratamiento neurológico.

Atestiguan que no seguía ninguna dieta especial, teniendo incluso una intensa vida social, comía de todo y eventualmente consumía bebidas alcohólicas. Un amigo de la familia, que cenó con el matrimonio, hace una descripción del estado de ánimo viéndola llena de vida. Luego se hace referencia a un artículo aparecido en un periódico capitalino en que un conocido comentarista de televisión revela el momento en que es encontrada sin vida.

No veo nada raro, más allá de lo prematuro que pudo ser el fallecimiento de esta persona, si es que eso fuera inconcebible. No hay en todo lo narrado nada de lo que pueda sacarse la conclusión de que sea válida una sospecha de que sucedió otra cosa que no fuera una muerte natural. Hay un doctor que de seguro firmó el certificado de defunción, que es el mismo que la estaba tratando de la dolencia que por fin vino a acabar con su vida. Es lo normal. A menos que se piense que hubo una conjura en la que estarían involucrados los parientes más cercanos de la difunta, lo cual estimo poco probable. En el relato se deja entrever que había entre la señora y el gobernador algunos conflictos que presuntamente se complicaron al ampliarse las relaciones del político con algunas estrellas de Televisa.

Eso no es suficiente, a mi modo de ver las cosas, para considerar que hubo algo más que una afección que acabó con la vida de la distinguida señora. La única manera de cerciorarse si hubo algo distinto a un achaque sería con la práctica de una necropsia en los restos mortales de la esposa. No hay indicios de que las autoridades hayan tenido motivos para ordenarla.

No tengo a mi alcance datos que me lleven a considerar si la reseña contiene o no referencias inexactas. Las conclusiones me parecen carentes de sustento jurídico. Debo estimar se dejaron llevar por el deseo de exponer a la luz pública lo que era un rumor creciente en Toluca y tomando en cuenta las situaciones que rodearon el caso y la posición social destacada de los protagonistas.

El gobernador, sabrá usted, es Enrique Peña Nieto. La señora, su esposa Mónica Pretelini. Si observamos este penoso asunto, quizá se quiere dar a entender que hubo un suicidio o sea que la propia señora se quitó la vida. Insisto en que sería muy aventurado entender que así sucedió. Bien, el joven político fue impulsado para que figurara como candidato por el anterior gobernador Arturo Montiel, del grupo Tucom de gobernadores que estorbaron a Roberto Madrazo en sus aspiraciones presidenciales.

En los círculos políticos no se quita el dedo del renglón de que Peña Nieto puede ser un buen candidato del PRI a la Presidencia. Temprano empiezan los disparos. Al parecer hay la intención de bajarle los humos aprovechando cuanta ocasión propicia se presente, si hay algo escandaloso que escarbar, mejor.

Todo esto en medio de los preparativos para elegir una nueva directiva en el Partido Revolucionario Institucional. Sea lo que sea, nada se podrá averiguar en el dado caso de que alguna autoridad tuviera la voluntad de hacerlo, pues la pareja del mandatario estatal fue incinerada, es decir, su cuerpo quedó reducido a cenizas.

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