La señora María González García, habitante de la ocupación irregular Lomas de San Ignacio, debe lavar la ropa con agua que ella misma acarrea en tambos desde distancias muy largas hasta su casa.
El Siglo de Durango
Su casa parece coladera: el frío se asoma por todas partes. No tiene luz, no tiene agua, el piso es de tierra; su vivienda se localiza en un monte al que algunos llaman colonia Lomas de San Ignacio. Es una ocupación irregular.
María González García, de 52 años, vive ahí junto a sus hijos y nietos. Y desde su morada se puede ver que transcurren los años, pero el crecimiento de la mancha urbana de esta ciudad sigue siendo anárquico.
“El problema es que durante muchos años a nadie le importó planear el desarrollo de Durango. No hubo planeación en ningún sentido. Es la realidad”, explica Víctor Sánchez Sariñana, titular de Transformadora Durango.
PROBLEMA
El también empresario constructor, Sánchez, agrega: “El crecimiento de Durango ha sido por modas, y ha faltado quién planee a futuro; quién garantice reservas, quién haga un proyecto de agua o drenaje a 20 años”.
El ambientalista Luis Alfredo Rangel Pescador afirmó en días pasados que la capital del estado no permite un asentamiento más, por lo cual no se deben permitir nuevos desarrollos para poder detener el anárquico crecimiento.
Sin embargo, Sánchez Sariñana dijo que hay un incipiente trabajo de planeación con visión de futuro, lo cual consideró plausible pues “muy pocos políticos le apuestan a la planeación, ya que no se ve de inmediato”.
“Ahora sí se va a romper el modismo de que nada más mis tres años o mis seis años como gobernante me interesan, para poder hacer el gran proyecto del agua, el gran proyecto del drenaje, el gran proyecto verde, el de reservas territoriales y vialidades”, indicó.
SOLUCIONES
Víctor Sánchez, ex presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), consideró urgente poner un freno a las invasiones, pero a la vez, ofrecer una alternativa de vivienda a la gente que la necesita.
“Tenemos como Gobierno que tener esa alternativa, es decir, crear la reserva territorial para que no tengan el pretexto para invadir. Y creo que es ésa la solución, o parte de ella”, manifestó el actual funcionario estatal.
No obstante, el constructor de vivienda reconoció que hay aspectos como la escasez de agua potable que ya empiezan a provocar un freno al desarrollo urbano, lo cual se ha traducido en que en los últimos tres años no ha habido factibilidades de agua para nuevos fraccionamientos.
REALIDAD
“El gran problema no es que nos falte agua, sino la infraestructura, que está obsoleta, pues ya dio su vida útil, por eso urge sustituir las tuberías con fugas, el drenaje que está tronado, y todo esto gradualmente”, finalizó Sánchez.
Mientras tanto, la señora María González seguirá en penumbras en la ocupación irregular en la que participa en la colonia Lomas de San Ignacio, donde en tiempo de lluvias abundan las víboras, y durante el invierno el frío es insoportable.
Mientras tanto aprovechará que nadie le prohíbe estar en una zona indebida, pues afirma que no tiene otra propiedad a dónde irse. Así que cargar agua a diario y usarla incluso para beber, pese a ser insalubre, será parte de su agenda cotidiana.
Sigue activa
La ocupación irregular de la colonia Lomas de San Ignacio sigue activa al norte de la mancha urbana capitalina, ubicada a un costado del libramiento que comunica entre los distribuidores Morelos y 5 de Mayo, en la supercarretera a Mazatlán.
Son alrededor de cinco o siete viviendas las que siguen habitadas en estos momentos, la mayoría de ellas en construcciones firmes de manera parcial o total, pero con fuertes carencias pues todavía no tienen servicios.
Los habitantes de este predio al que no llega nunca una patrulla viven sin luz eléctrica, no tienen servicio de agua ni acceso al vital líquido en forma salubre; obviamente, tampoco tienen drenaje. Pero así quieren seguir.
Las autoridades de la anterior administración municipal dijeron que se trataba de una ocupación irregular pues no era una zona habitable la de Lomas de San Ignacio. Sin embargo, ellos siguen ahí, sufriendo las inclemencias de la anarquía.
