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Las lecciones de Beatriz| Addenda

Germán Froto y Madariaga

Las mejores lecciones en materia política, son aquellas que podemos sacar del comportamiento de los demás y después aplicarlas en nuestra propia vida.

Por ello a mí me gusta aprender del comportamiento de otros, para contradecir la afirmación aquélla de que nadie experimenta en cabeza ajena. Pero sobre todo, porque del comportamiento político de otros derivan principios muy obvios que el político debe tomar en cuenta, sobre todo cuando esos principios están basados en valores que se pueden aplicar a cualquier circunstancia.

La elección interna del Partido Revolucionario Institucional, plantea una oportunidad como la comentada, independientemente del resultado que arrojó ésta.

Beatriz Paredes, ganó esa elección con más de dos a uno votos de los consejeros que en ella sufragaron. Pero, como comento, lo importante de ese proceso no está en el resultado en sí, pues en esta ocasión competían dos candidatos con buena formación y perfil, independientemente de las preferencias de cada cual.

Considero que detrás del triunfo de Beatriz hay dos lecciones importantes que tienen que ver con las circunstancias y la disciplina partidista.

Hemos sostenido en otras ocasiones que la política es ante todo: Ciencia, Conciencia, Paciencia y Circunstancia.

No basta con decir que una persona ?es muy política? y que por ello está preparada para competir o incursionar en esas lides.

La política es una ciencia y como tal, quien quiera incursionar en ella, debe preparase y aprender las técnicas y formas más adecuadas para hacer política. En ella los empíricos suelen fracasar.

La persona que se meta en la política debe estar consciente del terreno que pisa y de su propia realidad. Cuando no es así, por más que se le presente una oportunidad y la tome, fracasará, si no está preparada para desempeñar ese cargo. Es entonces, cuando solemos escuchar la afirmación de que, a fulano, ?le quedó grande el puesto?. Lo aceptó, pero no estaba preparado para desempeñarlo.

Debe ser paciente para esperar su oportunidad. No puede el político ir a todas las contiendas, porque en alguna fracasará rotundamente. Por eso la paciencia es una virtud.

Debe además, conocer las circunstancias que rodean esa oportunidad y saber si éstas le son favorables a los propósitos que persigue. De otra suerte, también fracasará si las circunstancias no le son favorables.

Paredes, supo esperar a que las circunstancias le fueran favorables y se preparó para desempeñar el cargo de Presidenta del PRI.

Si hubiera sido impaciente, rompe con el Partido cuando fracasó en su intento anterior de llegar a ese cargo.

Pero además, supo ser disciplinada.

Hay quienes confunden con frecuencia la disciplina con la sumisión. Y para que no los tachen de sumisos, ante un fracaso como el que tuvo Beatriz, hace años, abandonan un partido político o se cambian a otro con asombrosa facilidad.

La disciplina tiene sus ventajas, sobre todo cuando se sustenta en una ideología firme y no en el simple oportunismo.

Hay quienes al menor tropiezo, rompen escandalosamente con su Partido y buscan en las filas de otro la oportunidad que supuestamente se les negó en aquel en que militaban.

Ser paciente y disciplinado, así como conocer sus circunstancias, es fundamental cuando se actúa en política.

Paredes no sólo manejó estos dos elementos en forma magistral, sino que en otros momentos supo responderle a su partido, como cuando se decidió que ella compitiera para el Gobierno del Distrito Federal con escasas posibilidades de triunfo para cualquier priista.

Aceptó el reto e hizo la campaña de la mejor forma posible, con el resultado ya conocido.

Es bien sabido que, tuvo oportunidad de ser secretaria de Estado en el nuevo Gobierno Federal y desechó esa oportunidad a fin de reservarse para competir por la dirigencia del Partido.

Es una mujer preparada, capaz, carismática y con muy buena aceptación entre los electores que no tienen partido.

Hay confianza en que desarrollará un buen papel, aunque el reto es grande, pues nunca como ahora el PRI ha estado en tan malas condiciones políticas.

Mucho dependerá de la forma en cómo conforme su equipo de trabajo y del apoyo que, ya como dirigente, le brinden los gobernadores priistas, así como la estrategia que decida seguir.

Pero cuando menos se puede tener la certeza de que a la cabeza del Partido, está una mujer prudente, que sabe su oficio y es conciliadora.

Ojalá y sea para bien del PRI y de nuestro país.

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