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Las moneditas de oro

Gilberto Serna

Creo que están equivocados los legisladores que piensan que el vocero del Sol Azteca, PRD, Gerardo Fernández Noroña al arremeter en contra de la presidenta de la Cámara de Diputados está agrediendo a la totalidad de los diputados, pudiendo considerarse una agresión al Congreso de la Unión. Lo que se nota a los ojos de cualquier curioso, es que se trata simplemente de un pleito de familia en un partido político que de alguna forma trasciende al trato con el Gobierno en el poder. Las instrucciones eran precisas implicando que no debería reconocerse el Gobierno de Felipe Calderón, bajo ningún pretexto o circunstancia. Esto es, que los que militan bajo la bandera del Sol Azteca deberían hacerle el vacío al presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, que actualmente despacha en la residencia que habitualmente ocupa quien tiene esa representación. Hacerle el feo, que eso significaría en la práctica, no tendría razón de ser. Lo que alega Andrés Manuel López Obrador es que nadie debe tener tratos de ninguna naturaleza con el Ejecutivo Federal lo cual no tiene una base sólida, si se refiere al momento actual.

Esto de que no se tengan tratos con el Ejecutivo Federal de extracción panista, tiene sus bemoles. No se debe, a menos que se rompa el orden constitucional, alegar que es un presidente espurio por que no ganó válidamente las elecciones, cuando hay constancia de que fue declarado presidente electo, luego constitucional, rindiendo la protesta de Ley. Además tiene la nómina y ya se conoce el apotegma: donde está la nómina está la legalidad. El Gobierno Federal está constituido por el Poder Legislativo, el Poder Judicial y el Poder Ejecutivo. Imaginemos que por un procedimiento tachado de irregular el Poder Ejecutivo desconociera a cualquiera de los otros dos poderes o a ambos, se armaría un san quintín. En vez de romper con el orden legal, lo mejor sería que no aceptaran participar como diputados o senadores como un medio más eficaz de demostrar su descontento con el titular del Poder Ejecutivo, aunque así no cobrarían sus sagradas dietas. O, en su caso, estimando que hay una usurpación de un poder, levantarse en armas, aunque para eso se necesita un poco más que para hacer plantones. De ahí que se pueda afirmar que los otros poderes que integran el Gobierno Federal, en su virtual desconocimiento de la investidura de Felipe Calderón, como presidente de la República, carecen de sustento jurídico.

Dice Ruth Zavaleta Salgado y dice bien, que dentro de sus obligaciones como presidenta de la Cámara de Diputados, debe tener constantes relaciones de trabajo con los otros poderes. Eso no quiere decir que reconozca, en el caso de Felipe, que haya o no ganado la elección. Eso, para el desempeño del cargo de la Zavaleta, no está a discusión. -Lo extraño es que se haya negado a asistir con ese mismo criterio a recibir el Primer Informe de Gobierno del presidente, haciendo mutis, abandonando su silla en la tribuna-. En estos días el inquieto secretario de Información y Propaganda del PRD aludió a la diputada Zavaleta como una genuflexa y una que otra lindeza semejante o peor. A mi manera de ver el asunto, está equivocado. Actuó como debe de hacerlo el presidente de la Cámara, lo cual no implica que haya reverenciado al titular del Ejecutivo, esto es, que se haya inclinado para rendirle pleitesía, poniendo una rodilla en tierra, agachando la cabeza, en señal de sumisión; contra lo que dijo Fernández Noroña, quien padece de cacosmia, un saludo cortés no significa capitular o rendirse.

Cumplir con un encargo no quita decencia a quien sólo ha pretendido demostrar el merecido respeto al que por ahora, chueco o derecho, funge como titular del Poder Ejecutivo.

En el pasado, durante los comicios, el resultado tuvo un previo proceso que dio lugar a que se considerara amañado el triunfo, lo que andando el tiempo, produjo un desenlace esperado: el que se tomara la decisión de echar fuera del IFE a sus integrantes, considerando que su labor fue, por lo menos, negligente. Lo es para su candidato ganador, convirtiéndolo en un candidato cuya victoria está empañada por la falta de claridad en el resultado. Lo que aunado a que dentro del PRD, hay gente intelectualmente muy “picuda” ha dado lugar a que sobresalgan varios grupos que si bien se mantuvieron quietos durante los comicios, una vez concluido, con los resultados conocidos, vuelven al tironeo aflorando sus viejas rencillas. En fin, no es nada nuevo. Lo mismo sucede al interior del PAN que del PRI, por hablar sólo de los partidos de peso completo. No se espere encontrar, en la lista de sus militantes, moneditas de oro.

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