Voy a conocer A EL papá de mi novia…
Vengo DE EL lugar donde nací…
A veces pecamos de ultracorrectos. Y literalmente pecamos, porque en las cosas del idioma la ultracorrección es un error, es un pecado.
En este caso quiero referirme a lo que en el estudio del lenguaje se llama contracciones, casos en que dos palabras se unen y forman una sola. En nuestro idioma se dan muy pocos casos. De hecho son pares y no llegan a cuatro. O sea que son solamente dos.
Fíjese por favor muy bien para que no se haga bolas:
No debemos decir A EL porque la contracción, como en el caso de las embarazadas, es obligatoria, tiene qué darse.
Cuando se juntan la preposición A y el artículo EL, por regla gramatical se deben juntar y producir la contracción AL.
Voy a conocer AL papá de mi novia… ¡Ándele, eso sí!
Lo mismo sucede con la preposición DE y el artículo EL:
Vengo DEL lugar donde nací ¡Muy bien!
En español, sólo hay esas dos contracciones obligatorias: AL y DEL. Si le dicen de otras no las acepte ni les crea. Éstas son las únicas.
Solamente cuando el artículo EL es parte de un nombre propio o cuando hace funciones de pronombre, entonces no hay contracción: Suponga usted que hay un restaurante que se llama El Rinconcito. Ése es el nombre completo: El Rinconcito.
Entonces, si usted quiere platicar que fue a ese lugar, no debe usar la contracción. Fuimos a comer AL Rinconcito, no. Lo correcto sería: Fuimos a comer A EL Rinconcito. Así sí, para que se conserve completo el nombre del lugar.
Cuando ÉL está haciendo funciones de pronombre, debe llevar acento para diferenciarlo del artículo EL y en ese caso tampoco se puede contraer. Por ejemplo: Este libro es de él.
Estamos diciendo ÉL en lugar de decir el nombre, porque se supone que nuestro interlocutor ya sabe de quien se trata, ya sabe quién es el dueño de ese libro al que nos estamos refiriendo.
¡Uf! Esto de las contracciones es difícil. Se pone uno a dar explicaciones y queda agotado… ¡como sucede con las embarazadas!
POR SI LAS DUDAS
www.comodijo.net
Gracias a Luis Gutiérrez de Torreón. El pedido de libros que nos hizo, ya está en sus manos.
PREGUNTA DEL PÚBLICO: El agravante es masculino ¿o debe ser LA agravante?, inteligente pregunta que nos hace Francisco Javier Gómez, de Mexicali.
RESPUESTA: Hay controversia con respecto al género de la palabra AGRAVANTE. Pero don Manuel Seco, un respetabilísimo académico de la lengua, asegura que lo correcto es LA AGRAVANTE porque ése es un nombre que debe emplearse como femenino.
FRASE ESTADÍSTICA PARA TERMINAR:
Avanzados estudios demuestran que de cada diez personas que hablan español, cinco, son la mitad. ¿Cómo dijo? ¡Hasta mañana!
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