El platillo del día es un comentario acerca de la palabra plato. Hace mucho quería hablar del tema y ya lo tenía casi listo, pero ya ve usted que “del plato a la boca a veces se cae la sopa”.
Cuando hablo de platos no puedo dejar de recordar a Platón, aquel filósofo griego, discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles, aunque hay quien se deja llevar por el apodo y piensa que Platón era algún “chef” de alta cocina.
A Platón le llamaban así no por sus artes culinarias, sino porque era ancho de espaldas, es decir que tenía grandes omoplatos, aunque entonces quizá debieron haberle llamado Omoplatón.
Y si piensa usted que dije omoplaaaato mal acentuado y que el omóóóplato debe ser esdrúúújulo, déjeme aclararle que está aceptado por la Academia que lo digamos de una u otra forma: omóóóplato u omoplaaaato.
Lo que sí le encargo mucho es que no confunda a Platón con Plauto, un comediógrafo latino que vivió como 200 años antes de Navidad, o sea, antes de que naciera Cristo.
De las doctrinas de mi compadre Platón surge el amor platónico, que ahora cada quien entiende a su manera. Desde el “pelado” soltero que confiesa que le tiene a su novia un amor platónico porque lo único que quiere es “echársela al plato”, hasta el casado que le profesa a su señora un amor de ese tipo porque siempre andan lanzándose los platos … y luego los hijos son los que acaban por pagar los platos rotos.
En realidad el amor platónico se supone que surge de la filosofía de Platón y “se da” cuando en una pareja se idealizan totalmente uno al otro y se quieren más con el pensamiento que con lo demás.
De acuerdo con sus raíces, la palabra “plato” designa a un objeto ancho y plano y de ahí mismo surge la plataforma, que se llama así porque tiene forma de plato y no por lo redonda sino por ser ancha y plana.
De la misma etimología surgen las plantas, que además no podía ser de otra manera si la etimología es la “raíz” de la palabra.
Con el mismo origen tenemos también plata y Polonia, país que se caracteriza por ser territorio ancho y plano, así como las planchas y los planetas, que se suponía que vagaban errabundos por el cielo y vagar es extenderse, lo mismo que es hacerse plano.
Tal vez no me lo quiera usted creer pero hasta el plátano comparte raíz etimológica con plato, por lo ancho y plano de las hojas del árbol platanero y a riesgo de que se me juzgue alburero, le diré que el plátano se relaciona con placer, que es el arte de disfrutar a sus anchas o de permanecer tranquilo y apacible, sin necesidad de tantos brincos, estando el suelo tan plano, es decir, estando el suelo tan parejo. Y por ahí podríamos seguir interminablemente, pero no es el plan y mejor aquí me planto.
POR SI LAS DUDAS
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PREGUNTA DEL PÚBLICO: Nena Valencia, de la Colonia del Valle en el DF, nos dice que está francamente traumada porque se les llama azulejos a esos mosaicos que tiene ella en el baño y dice “¿pues cómo que azulejos si son blancos. En todo caso deberían de ser blanquejos, ¿no?, pregunta doña Nena al borde de la histeria.
RESPUESTA: El nombre es correcto porque la palabra azulejo no proviene de azul. Su origen es árabe. Viene de al zulacchia que significa el ladrillo.
Frase levemente filosófica, para terminar: La ventaja que tiene el arqueólogo es que, mientras más vieja esté su mujer, más le gusta…
¿Cómo dijo?.. ¡Hasta mañana!