NO TE ATAQUES QUE NO ES BODA…
“¡No te ataques que no es boda, es un simple bailecito…!”. Son expresiones muy nuestras, muy propias de nuestro particular estilo de hablar, esa forma peculiar que tenemos los mexicanos para decir las cosas.
Nosotros los mexicanos -yo no sé si lo hagan otros pueblos- modificamos el lenguaje y le vamos dando matices muy particulares según la región. Por ejemplo, lo que en algunas partes se llama “menudo” en otras es conocido como “pancita” aunque hay quien establece cierta diferencia entre ambos platillos.
El hecho es que en cualquier caso es caldo hecho con trocitos de panza de res y mucho condimento, especialmente de orégano.
Usar el nombre de pancita no deja de ser un poco riesgoso ya que se presta a ciertos albures. Pásele Seño… si quiere pancita aquí hacemos una muy buena... Le va a gustar.
Y hablando de albures tenemos el chicozapote que es una fruta muy mexicana y dicen que muy rica y muy dulce -yo no la he probado-, pero así se llama: chicozapote, y el nombre, pues como que no inspira mucho.
Oiga ¿y qué es chacualear? Me preguntaba una chamaca el otro día. Pues es un verbo muy meshica pero un poco difícil de definir. Chacualear es algo así como golpetear el agua o el lodo con los pies, como le hacíamos cuando éramos chiquillos, después de la lluvia, que nos íbamos a chacualear por la orilla de la acera y a veces hasta hacíamos barquitos de papel, para irlos correteando calle abajo, todos engarruñados por el frío.
¿Y qué eso de estar engarruñado? Pues que va uno encogiendo los dedos o doblando el cuerpo, en este caso por causa del frío, hasta que las mamás nos ordenaban escandalizadas: “Métete y dato un baño, muchacho. No te vaya a dar una pulmonía cuata”.
Las chácharas son cachivaches, objetos de poco valor y de índole muy variada. Las señoras que todavía viven soñando con ir de compras a Laredo o a McAllen o a El Paso o a cualquier ciudad fronteriza, siempre regresan diciendo: me gasté como 500 dólares y lo único que traje fue unas cuantas chácharas. No compré nada para mí.
Cuando íbamos por ahí, de excursión a algún cerro cercano, las mamás nos preparaban un itacate para llevar “de bastimento” El itacate (del nahoa itakatl) es provisión para el camino, generalmente modesta y ligera de alimentos preparados para un viaje corto, excursión o paseo.
Y hay muchas otras expresiones, muchas otras formas que iremos viendo aquí que nos hacen decir con orgullo: “así habla el mexicano”.
PREGUNTA DEL PÚBLICO: ¿Cuál es el superlativo de romántico? ¿Romanticisimo o romantiquísimo? La pregunta nos llega con un amable mensaje del Ing. José Víctor López, de Fresnillo, Zac.
RESPUESTA: No encontramos documentación al respecto, pero mi opinión es que -por similaridad con otros adjetivos parecidos-, debe decirse romantiquísimo.
Para terminar, una frase descompuesta que nadie dijo: Ladran, Sancho... señal de que pisaste un perro. ¿Cómo dijo? ¡Hasta mañana!
POR SI LAS DUDAS
ricardoespinosa@comodijo.net
www.comodijo.net