Una verdadera posada, vivió un grupo de amigas que organizó una procesión encabezada por los peregrinos llevados en andas sobre una tabla mientras las señoras cantaban las letanías. (Fotografías de Érick Sotomayor)
EL SIGLO DE TORREÓN
Una de las tradiciones mexicanas, más arraigadas como preparación a la Navidad son la celebración de las posadas.
Odila Villarreal de Vargas y sus amigas, llevan ya varios años realizando lo que es una verdadera posada, es decir, salen a calle con los peregrinos, transitan por los alrededores de la colonia simulando el camino a Belén que realizaron la Virgen María y San José, y después de pedir posada todas a romper la piñata de picos, recibir el bolo y disfrutar de una rica cena.
Felices por la próxima llegada del Niño Dios y con el corazón abierto para vivir una verdadera Navidad, este grupo de ex alumnas del Colegio Americano generación 71 se reunió en casa de Odila de Vargas de donde partieron pidiendo posada rumbo al hogar del señor Mario Villarreal Carrillo.
Y es que no obstante a que las posadas inician el 16 de diciembre, las señoras llevaron a cabo la suya el viernes pasado de forma tradicional con rezos y cantos típicos como el de “no quiero oro ni quiero plata yo lo que quiero es quebrar la piñata” que entonaron con su voz melodiosa para así dar paso a la ruptura de la piñata de siete picos.
De cenar, hubo un rico platillo complementado con buñuelos y de bebida ponche. La fiesta continuó, las damas se juntaron para corear “ándale Odila no te dilates con la canasta de los cacahuates” con la que obtuvieron un bolo relleno de dulces típicos de la temporada. Fue de esta forma que las ex alumnas, vivieron en un mayor esplandor la alegría navideña envuelta en lo que fue una verdadera posada.
¿Cuál es su significado?
Las posadas no son otra cosa que la novena de Navidad, comienzan el 16 de diciembre y terminan el 24, la ceremonia consiste en una procesión que simboliza el recorrido que hicieran la Virgen María y su esposo José, al salir de Nazareth.
El viaje constó de nueve etapas, por lo que se festeja en nueve días y concluye en la llegada a Belén y en la búsqueda de alojamiento, que al no ser encontrado, María tuvo que dar a luz en un establo.
Las posadas se inician con la procesión encabezada por los peregrinos llevados en andas sobre una tabla, la gente los acompaña con velas o faroles encendidos, cantando las letanías, hasta llegar a la puerta donde se pide la posada, ahí se cantan los versos para solicitar posada, al término de los cuales se abre la puerta y con gran alegría, se les da paso a los peregrinos, se prenden luces y cohetes, luego de lo cual se rompe la piñata, para después repartir frutas y dulces entre los presentes a quienes también se les ofrece un ponche. Los anfitriones abren la puerta de la morada y cantan, terminando la tradicional letra ya por todos conocida y apreciada.
