Momento en que algunos familiares de los internos del Cereso llevan las bolsas del mandado.
Aunque autoridades lo niega, familiares de los reos aseguran que la alimentación es de ‘pésima calidad’
TORREÓN, COAH.- Como cada jueves de visita, doña Cuquita lleva alimento para su hijo, que tiene cuatro meses internado en el Centro de Readaptación Social (Cereso) de Torreón. La anciana dice que su hijo no recibe una buena alimentación, por lo que cada semana compra mandado y le lleva: huevos cocidos, sopas, carne, pollo, incluso litros de leche, pero éstos últimos no pueden ingresar al Centro debido a las normas de seguridad.
Al igual que ella, cada jueves se acumulan en la puerta del Cereso hombres, mujeres y niños con bolsas de mandado que acuden a llevar despensa para sus reos. Las personas prefieren no dar sus nombres para evitar represalias para sus internos, pero aseguran que el alimento que reciben no es suficiente, ni de buena calidad, ni está balanceado.
“Para la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Coahuila (CDHEC), la pobre alimentación que reciben los internos en el Cereso de Torreón es un aspecto muy grave, ya que la comida ni es suficiente ni de buena calidad”, explicó el segundo visitador, David Omar Sifuentes Bocardo.
Señaló que la mala alimentación de los reos deriva en que los familiares deben llevarles comida, lo cual representa una situación de riesgo porque conduce a la posibilidad de introducir objetos o sustancias no permitidas en la comida.
Por su parte, el director del Cereso, David Fernández Hernández, rechazó lo anterior y aseguró que el menú de los internos es muy diverso, pero indicó que todos los días comen carne de res en diferentes maneras y el domingo menudo. El funcionario mostró un menú donde incluso se contemplan postres como arroz con leche o pan dulce.
En el exterior del Cereso de Torreón, decenas de familiares esperan entrar a visitar a sus reclusos. La mayoría lleva bolsas grandes de mandado, donde llevan desde pollo, huevo, carne, hasta tortillas. No se permiten envases tetrapack ni líquidos.
Una señora se acerca lista para formarse, antes de entrar muestra cuatro bolsas grandes de plástico donde lleva todo lo que su hermano pudiera necesitar. Dice que su pariente no puede comer de lo que le dan en el Cereso porque los alimentos son de muy baja calidad: “están malos, les dan la sopa agria, las tortillas rancias, mi hermano dice eso, él ha bajado mucho de peso, no puede comer bien, le da asco”, comenta.
“Hay alimentos incluso que no deben pasar como el arroz, las uvas, las manzanas, frutas que fermentan y con las que puedan producir bebidas”, indicó el visitador de Derechos Humanos, quien recientemente participó en la elaboración de la Guía Nacional de Supervisión Penitenciaria, que se basará en el manual que ya está en práctica en Coahuila.
El director del Cereso dijo que los reclusos llevan un menú “normaproteínico”, aunque hay dietas especiales para las personas con diabetes o hipertensión, población que según la Jurisdicción Sanitaria VI representa el ocho por ciento de los mil 78 internos.
“Manejamos todos los alimentos que se usan normalmente, los frijoles, las pastas, el arroz, las sopas, la carne dentro de los guisos”, manifestó, “en la mañana, hay huevos con jamón, una serie de cuestiones que no deben llevar bastante irritante porque la misma dieta normaproteínica nos impide manejar chile irritante por las personas que puedan tener alguna úlcera o cuestiones de hepatitis C o de alguna enfermedad que les impida comer ese tipo de alimentos”.
El director dijo que los internos actualmente ya utilizan la cocina del Cereso, un área que fue totalmente remodelada y cuenta con hornos nuevos, estufas-parrilla, el recubrimiento de azulejos en paredes y pisos de las áreas para que estén más limpias. También se colocó un hidroneumático, un congelador de cuarto frío y un refrigerador de este tipo para que todos los alimentos se conserven en buen estado.
Fernández Hernández dijo que el Cereso no ha recibido la visita de la Comisión de Derechos Humanos desde el año pasado, por lo que aseguró que no hay una evaluación al día de hoy.
SUBIRÁ DE CALIFICACIÓN
El Cereso de Torreón ocupa el lugar número nueve de los diez Ceresos que existen en el estado de acuerdo a la calificación que recibió por parte de la Comisión de Derechos Humanos, apenas por encima del Centro Femenil de Saltillo. En total, Torreón se posiciona en el sitio 142 de los 191 centros penitenciarios calificados por la Comisión en el año 2006.
En dicho año, la Comisión reprobó al Cereso de Torreón con un 5.42 de calificación. Sin embargo, Sifuentes Bocardo aseguró que de acuerdo a los últimos avances que se han realizado, el reclusorio ha subsanado algunas fallas y elevará su calificación en el diagnóstico que se publique en el presente año.
Sifuentes Bocardo señaló que se subsanó el área de personas segregadas, donde las condiciones físicas eran deplorables, ya que los sanitarios eran insuficientes, no había ventilación ni agua corriente, cuestiones que se solucionaron. Sin embargo, dijo que en el caso de los enfermos mentales la situación sigue siendo igual.
“La infraestructura es deficiente, los servicios sanitarios no son suficientes para todas las personas que están ahí, muchos no pueden valerse por sí mismos y por tanto, el espacio suele estar antihigiénico, además de que ellos requieren de atención especializada y un tratamiento físico, que no reciben”, expuso.
El visitador explicó que los enfermos mentales no debieran estar en el Cereso, ya que si una persona así comete un delito, ello no amerita una sanción imputable, pues no tiene conciencia de que su conducta es contraria a la Ley, pero se le debe aplicar un tratamiento médico.
“Aquí en Torreón hay más de 20 enfermos mentales en el Cereso, que viven en estas condiciones”, precisó, “están por robos y en algunos casos por agresiones o lesiones, los menos por delitos sexuales”.
El funcionario dijo que los Ceresos mejor calificados en Coahuila son los de Monclova, pues son relativamente nuevos, por lo que se cuidó cumplir con las recomendaciones de la CDHEC y cuentan incluso con una clínica de primer nivel, además de un centro de atención para personas con VIH SIDA.