Factores como el tabaquismo, la hipertensión arterial y la diabetes mellitus maximizan la probabilidad de sufrir un aneurisma cerebral.
Actualmente jóvenes y viejos están en la línea de riesgo de padecer un aneurisma cerebral, debido a los malos hábitos, este mal puede trastocar la existencia, hacerla sufrible e inclusive provocar la muerte.
Un aneurisma es la dilatación anormal de las arterias del cerebro, venas que pueden llegar a romperse y provocar un sangrado, situación que llega a derivar en un daño funcional severo e incluso la muerte de la víctima. Una forma de alejarse de la zona de riesgo tiene que ver con los buenos hábitos de vida.
Hasta hace relativamente poco era considerado un mal de gente adulta. Hace 20 años este problema se presentaba, en 90 por ciento de los casos, en mayores de 40 años. Pero ahora, 40 por ciento de quienes sufren su ataque tienen entre 25 y 40 años.
Los datos son claves en el seguimiento de la enfermedad. Para el doctor Miguel Sandoval Balanzario esta situación refleja un padecimiento epidemiológico severo de enfermedades cerebro-vasculares y metabólicas.
El experto, jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional La Raza del Instituto Mexicano del Seguro Social, puntualiza que los factores de riesgo no han cambiado y siguen siendo tabaquismo, hipertensión arterial y diabetes mellitus.
A pesar de lo que se ha realizado en el campo de la información, "desafortunadamente cada vez tenemos más enfermedades cerebro-vasculares por este tipo de antecedentes; el cerebro es el órgano de choque principal de estas alteraciones, hay más casos de aneurismas y hemorragias porque estamos llenos de pacientes hipertensos, diabéticos y fumadores", lamentó.
Sobre las causas del mal, el especialista explica que "la ruptura de un aneurisma cerebral es ocasionada por la presión constante a la que están sometidas las arterias del cerebro, que van perdiendo capas, se van adelgazando, y esto predispone el rompimiento".
La carga de riesgo se da por diversas causas, terreno en el cual el doctor Sandoval Blanazario insiste en que si el paciente padece hipertensión arterial y fuma, el aumento de la presión es mucho mayor dentro del tejido cerebral y de las arterias, lo cual predispone a su ruptura.
Caída sin red
Este tipo de accidentes cerebrales es grave. El experto relata que cuando un aneurisma se rompe, el cerebro sufre una verdadera "catástrofe", el paciente queda en situación muy grave.
Algunas luces de alerta son lanzadas por el organismo: reseña que "existe el antecedente de una cefalea muy importante, la refieren como el dolor de cabeza más grande en toda su vida, y eso puede ser exclusivamente el síntoma, puede ser un sangrado masivo y el paciente, inclusive, puede quedar en estado de coma o fallecer".
Al momento en que un aneurisma se rompe, la probabilidad de que el paciente fallezca antes de recibir atención médica llega a 60 por ciento.
Entonces, es importante incidir en los factores de riesgo, y aunque no hay un porcentaje de cuánto se reduciría la posibilidad de padecer un aneurisma, no fumar y controlar la presión arterial y la diabetes la disminuye de forma sustancial.
Mantener a raya estos males y dejar en el olvido el cigarrillo es parte de la acción de vida para alejar un ataque de esta naturaleza. El ejercicio ayuda en todo caso, como lo hace una dieta sana y baja en grasas.
La expectativa de vida después de una hemorragia cerebral, ya sea con tratamiento médico y/o quirúrgico, no se da en el cien por ciento de los casos, las víctimas tienen una posibilidad de desarrollar una vida normal en alrededor de 30 por ciento de los casos. La mayoría, 70 por ciento, queda con alguna discapacidad.
