El presidente Pervez Musharraf levantó ayer el estado de emergencia que se mantuvo durante seis semanas en Pakistán, informó la televisión estatal.
La medida pondría fin a una serie de acciones que han enfurecido a los opositores y preocupado a los países occidentales que apoyaban el Gobierno de Musharraf.
El ministro de información, Nisar Memon, dijo que Musharraf había firmado la orden que levanta el estado de emergencia. Consideró que la decisión marcaba una “jornada histórica” y añadió que las elecciones parlamentarias del mes próximo consolidarían el regreso del país a la democracia.
“El Gobierno provisional ha rendido juramento de realizar elecciones libres, justas, transparentes e imparciales para lograr la recuperación del país”, dijo Memon.
Musharraf enfrenta todavía críticas en su país y en el extranjero acerca de cuán equitativas serán las votaciones del 8 de enero. El líder apoyado por Estados Unidos sumergió a Paquistán en una crisis política y provocó dudas sobre la credibilidad de la votación que determinará quién formará parte del nuevo Gobierno, al imponer el estado de emergencia el 3 de noviembre.
Musharraf dijo que impuso el estado de emergencia para detener una “conspiración” por parte de varios jueces a fin de poner fin a su mandato de ocho años. Añadió que buscó terminar con el caos político que socavaría los esfuerzos de Pakistán por combatir el extremismo islámico.
Además, ha insistido en que la Corte Suprema, que se preparaba para pronunciarse sobre la legalidad de su reelección en octubre, había extralimitado sus poderes constitucionales.