La Junta Militar de Myanmar puso fin a la prohibición de reuniones de más de cinco personas en Yangon. (Archivo)
Myanmar anunció ayer que levantó el toque de queda y puso fin a una prohibición de realizar reuniones impuesta tras la violenta represión contra manifestantes prodemocráticos el mes pasado.
Se trata de la señal más reciente de que el Gobierno cree que ha extinguido las mayores protestas de las últimas décadas.
El anuncio, efectuado por vehículos del Gobierno que circulaban por los vecindarios, eliminó un toque de queda que había sido impuesto entre las 9:00 de la noche y las 5:00 de la mañana, y terminó con la prohibición a las reuniones de más de cinco personas en Yangon. No quedaba claro si la decisión se extiende también a Mandalay.
La Junta Militar también pidió a través de los medios de prensa oficiales a la líder de la oposición Aung San Suu Kyi, bajo arresto domiciliario, que dialogue con el Gobierno.
El aparente ablandamiento de la posición gubernamental tiene lugar después del anuncio del viernes de nuevas sanciones de Estados Unidos para sancionar al régimen militar y sus partidarios por la represión.
Las protestas fueron alentadas en agosto por una fuerte alza del precio de los combustibles. Con el apoyo de respetados monjes, crecieron hasta convocar a decenas de miles de manifestantes que reclamaban democracia.
El Gobierno respondió deteniendo a miles de manifestantes. Los soldados efectuaron disparos para dispersar a la multitud y mataron a por lo menos diez personas. Algunos diplomáticos y activistas, sin embargo, consideran que la cifra de muertos es mucho más alta.
Desde entonces, han sido liberados algunos activistas prominentes, aunque Suu Kyi permanece bajo arresto domiciliario.