Sergio Rocha lleva 34 años trabajando como cartero.
Torreón, Coah.- Detrás de un escritorio, como desde hace más de 34 años, se encuentra Sergio Rocha Vigil, acomodando sus cartas calle por calle y de acuerdo a la numeración que se marca en el remitente. Es cartero y como todos los días, se alista para salir a recorrer la ciudad a bordo de su bicicleta en busca de direcciones y con la ilusión de recibir a cambio una sonrisa.
El hombre de 54 años, cuenta que en su día (12 de noviembre) la mejor celebración “es trabajar aunque se tenga que lidiar con los automovilistas, camioneros, taxistas, pero sobre todo, los perros”, dice sonriendo Sergio, cartero de profesión.
Emocionado, platica que la idea de desempeñar esta profesión tan querida para él nació desde que era pequeño, pero la inquietud de convertirse en lo que su padre y su abuelo fueron alguna vez, apareció a la edad de 18 años.
“Veía trabajar a mi papá y me gustaba, en ocasiones me traía para ver cómo era todo el movimiento”, comenta Sergio, quien el próximo 31 de diciembre dejará de laborar para el Servicio Postal Mexicano.
Su primer día, recuerda, fue acompañado de su padre. Una bicicleta, su silbato y su canasta llena de cartas, bastaron para recorrer las calles de la ciudad.
“Lo más difícil fue conocer las calles y la numeración, pero sólo bastó un día para conocer a la perfección por lo menos la ruta que le correspondía a mi padre”, comenta Sergio.
Dice que además de amor al oficio, es necesario que los carteros tengan una excelente condición física, “si no la tienen pues aquí la hacen”, dice sonriente, pues hay que recorrer gran parte de la ciudad a bordo de una bicicleta, pero en la actualidad a quienes tienen rutas más alejadas se les proporciona una motocicleta.
Preocupado, cuenta que hoy en día la comunicación entre las personas, sobre todo las que están lejos, se ha vuelto fría, ante el uso del Internet y el teléfono, “ya son muy pocas las personas que envían cartas personales, pues ahora prefieren usar el Internet, lo que le llaman el chat o bien llamar por teléfono”.
Así mismo, cuenta que aunque se ha hablado mucho que esta profesión podría desaparecer, “no lo creo, pues eso vienen diciéndolo desde hace como 10 o 15 años, pero muchas sucursales bancarias o empresa prefieren hacer sus cobros a través del correo”.
Comenta que son varios los jóvenes que laboran en esta profesión, “ya nosotros los grandes nos vamos a descansar”, dice sonriente.
Ahora que el silbato de Sergio dejará de sonar este 31 de diciembre, espera que la tradición en hogar continúe, “pero mi hijo está decidido a estudiar, es mejor, pero me ha dicho que tal vez estudie por las tardes, y en las mañanas se dedique a entregar cartas, dice que para ayudarnos con su estudios… pero en el fondo tengo la esperanza de que sea cartero como yo”.
, eso lo sabré en un año”, concluye Sergio, tomando su bicicleta, silbato y valija repleta de cartas, para continuar con su trabajo.
