Vista aérea de los caceríos inundados en Villahermosa, Tabasco, zona que aún permanece sumergida entre las aguas de los ríos Carrizal y Grijalva. (EFE)
Las lluvias que provocaron las inundaciones en Tabasco y Chiapas fueron categoría de huracán, lo que originó que en tan sólo tres días cayera más agua en esas entidades que en la ciudad de México en un año.
El jefe de Unidad del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), Michel Rosengaus Moshinsky, aclaró que no fue una precipitación igual a la de los ciclones, pero "definitivamente son lluvias de categoría huracán".
Mencionó que existe la posibilidad de que un frente frío provoque lluvias de esta intensidad pero con una frecuencia de una vez cada 20 o 25 años; sin embargo, aclaró, no existe garantía de que no se presente un fenómeno similar en enero del próximo año.
El funcionario federal comentó que con la lluvia que cayó en sólo tres días en la zona afectada se hubiera podido dotar de agua potable al Distrito Federal por unos 25 años.
Por ello, dijo que lo que llovió en la zona afectada de Tabasco y Chiapas del 28 al 30 de octubre ascendió a 962 milímetros, cuando en la capital del país es de 750 milímetros al año, "entonces aquí tenemos tres días en donde llovió más que en toda la ciudad de México en un año completo".
Los daños materiales se pueden prevenir pero no en el corto plazo; con un aviso de 12, 24 o 36 horas es poco lo que se puede hacer, podemos proteger un pedacito pequeño, como un museo, pero hacer algo por toda la ciudad es muy difícil.
Lo que ocurrió en la zona afectada, dijo, fue básicamente el Frente Frío número cuatro que bajó muy abruptamente de la zona continental de Estados Unidos; por ahí del 22 o 23 de octubre pasó por toda la parte central de México y llegó a Tabasco.
Ese aire frío siguió avanzando y llegó hasta el mar Caribe; ahí se detuvo, antes de entrar a Cuba y afectar a las Islas Caimán, entró en balance, entonces la masa de aire frío ya no estaba empujando a la de aire caliente y húmedo.
En ese momento, añadió, avanza el aire frío sobre el húmedo y en ese proceso es cuando se produce la mayor parte de la precipitación pluvial.
El primero de los días dramáticos en cuanto a lluvia fue el 28 de octubre, cuando se tuvo una precipitación máxima reportada de 403.4 milímetros, debido a que la masa de aire caliente comenzó a empujar de regreso al Frente Frío y se estacionó en la zona Istmo de Tehuantepec.
Una de las características de los frentes estacionarios, con muy poco movimiento, es que al no moverse no son grandes productores de lluvia; sin embargo, en el número cuatro los vientos que provenían del norte hicieron posible que la masa de aire caliente se elevara sobre el aire frío, provocando las lluvias.
La ubicación geográfica de Villahermosa es propicia para que se registren fenómenos como éste debido a que es muy plano, casi no hay desnivel con el mar y está en la zona más lluviosa de México, donde se encuentran los dos ríos más caudalosos del país: el Usumacinta y el Grijalva.
Rosengaus expuso que los días 29 y 30 de octubre se tuvo una precipitación pluvial máxima de 308.9 milímetros, el primero, y de 250.5, el segundo.
Además, el día que pasó el Frente Frío se registraron vientos muy fuertes, lo que provocó que bajara el nivel del mar en la zona norte del Golfo de México y subiera en la parte sur.
En Veracruz se tienen mediciones donde se detectaron 60 centímetros por arriba de lo normal y de 30 al día siguiente, mientras que en Tabasco el incremento fue mayor.
Ello, agregó, provocó que la capacidad de drenado de los ríos disminuyera, además de que se anegaron las costas, por lo que las inundaciones iniciales no se debieron a la fuerte lluvia en la parte alta del río Usumacinta, sino a que no se podía drenar el agua.
Rosengaus dijo que las aseveraciones de que se había dado un mal pronóstico respecto de las lluvias en esa zona del país no tienen fundamento, porque son claros y determinantes los tres pronósticos que se hicieron, uno hace casi un mes, otro con una semana de anterioridad al fenómeno y uno más con 24 horas de anticipación.