El presidente de los Potros, José Antonio García, y Víctor Mahbub, presidente del patronato de los Pumas, están confiados de que será un éxito la inauguración del nuevo estadio. (Fotografías de Notimex)
CANCÚN, Quintana Roo.- A pesar del sueño que José Antonio García, presidente de Atlante, quiere ver en el matrimonio de su equipo con la ciudad de Cancún, no hay velo que lo cubra pues, a unas horas del juego entre Potros y Pumas, el estadio Andrés Quintana Roo aún tiene grava en la pista, varilla y palcos en obra negra.
Las promesas de tenerlo listo en su totalidad han quedado estériles. Y no son sólo detalles. Las complicaciones van desde la torre de uno de los tiros de esquina, sin una sola luminaria, hasta el inexistente alambrado que debería rodear la cancha, pasando por los últimos palcos, en una de las bandas de la zona VIP, aún en obra negra.
Aunque el presidente de los Potros, José Antonio García, y Víctor Mahbub, presidente del patronato de los Pumas, dan un vistazo de forzado optimismo a la obras. El jerarca azulgrana muestra sentimientos encontrados: por un lado, el placer de la venta de tres mil “potrobonos” para toda la temporada, sin precedentes en la historia moderna azulgrana y, al mismo tiempo, el pesar de no ver concluidas en su totalidad las obras.
“Hay cosas que no salieron como uno hubiera querido con toda la logística. Quizá lo que se tenía que haber hecho en dos años se está haciendo en dos meses”, explica el directivo con la playera gris que porta, empapada por el sudor que le envuelve.
Entre camiones que entran y salen por la pista transportando arena, el olor a pintura fresca sobre los pasamanos y la mezcla que los albañiles se apresuran a colocar entre ladrillo y ladrillo para cambiar el color gris por azul y grana, José Antonio García intenta dar una mirada al lado bonito de la nueva aventura atlantista.
“Lo más importante es que inicia una historia nueva, porque este club se estaba muriendo de tristeza en el Estadio Azteca, algo que no podía ser para un conjunto con tanta tradición y abolengo como Atlante, un equipo que se fue quedando sin un escenario propicio para crecer. En cambio aquí, hay otra expectativa”.
Aunque la realidad del lugar invita a dudar de su optimismo, García no se intimida. Ni siquiera al recordarle la falta de un enrejado que separe las tribunas laterales del campo de juego, estructura necesaria con un rival como Pumas, que cuenta con una afición que, al menos en “El Pirata” Fuente de Veracruz, ya causó algunos problemas.
Tratará de convencer a nueva afición
Los Potros del Atlante trabajan a marchas forzadas, única forma de ponerse a punto para el debut en su nueva casa. Esta vez aprovecharon el fresco de la noche para sudar las casacas en su primer entrenamiento en el estadio Andrés Quintana Roo, con los reflectores a todo lo que daban y en el fondo un centenar de trabajadores arreglando su nuevo hogar. Cada lance de Federico Vilar mostró su compromiso con la nueva afición que comienza con cada trabajador que se da tiempo, ya sea para taladrar, poner un ladrillo o cargar un polín y, al mismo tiempo, voltear y admirar cada atajada del cancerbero y símbolo azulgrana.
“Es un nuevo compromiso que te obliga a dar un mayor esfuerzo, porque ahora tienes que convencer a los atlantistas, que ya lo eran, de que no dejen al equipo, a pesar de la distancia, y a la afición de Cancún de que adopten los colores y nos sigan semana a semana”, explicó.
el arquero argentino al terminar la práctica de los Potros.
A sus compañeros, el escenario les es igual de esperanzador. Después de todo es una oportunidad para darse a querer y tener al fin una casa que se haga sentir. Todos saben que la demanda para adquirir los boletos de la presentación atlantista fue abrumadora. Por eso Hernández Lash afirma que el debut tiene que ser con 110% en la cancha.
“Tenemos que salir a darlo todo, y no sólo en este partido, pero creo que al ser la presentación sería algo muy significativo regalarle un triunfo a la gente que hizo un esfuerzo por venirnos a ver”.
Es la preparación para debutar, por irónico que parezca, de uno de los equipos más antiguos de México. Atlante nació en 1916, pero en su peregrinar quiere reencontrar esa identidad que el Distrito Federal terminó por negarle.
