Andrei Lugovoi es uno de los tres rusos que se reunió con Alexander Litvinenko en el bar de un hotel el 1 de noviembre, el día anterior a que enfermara. (Archivo)
MOSCÚ, rusia.- El principal sospechoso de la muerte por envenenamiento del espía ruso Alexander Litvinenko dijo ayer que Londres provocó deliberadamente una confrontación con las autoridades rusas, que se niegan a extraditarlo, para ocultar la falta de evidencias.
En una entrevista radial, Andrei Lugovoi dijo que estaba preparado para enfrentar a los fiscales británicos en Rusia, pero no abandonará su país por temor a ser arrestado a instancias de Gran Bretaña, a la que criticó como un paraíso para los delincuentes y de la que se burló porque consideró que ya no tiene la influencia de la era imperial.
La entrevista de Lugovoi con la radio Ekho Mosvky tuvo lugar un día después que se intensificó la disputa más reciente por la muerte en noviembre en Londres del ex agente de la KGB. Rusia resolvió el miércoles expulsar a cuatro diplomáticos, dejar de emitir visas para los funcionarios británicos y suspender la cooperación antiterrorista.
Esas medidas se tomaron después que Gran Bretaña anunció el lunes la expulsión de diplomáticos rusos y la restricción de visas para funcionarios del Gobierno ruso, entre otras cosas. Las autoridades británicas alegaron que las medidas eran necesarias ante la negativa de Moscú a cooperar.
Haciéndose eco de las declaraciones de funcionarios rusos, Lugovoi expresó que las acusaciones británicas de falta de cooperación eran “una mentira cínica e insolente”. Afirmó que las autoridades de Gran Bretaña, ante la falta de evidencias en el caso, provocaron deliberadamente la disputa para evitar una situación embarazosa.
“La lógica oficial de Londres fue muy simple”, manifestó Lugovoi.
“Pienso que no tienen pruebas directas o evidencias”, sostuvo, sugiriendo que debido a la “gran repercusión” de la muerte de Litvinenko, las autoridades británicas comprendieron que “tenían que responder de alguna manera a este caso” para evitar pasar vergüenza.
Como resultado, prosiguió Lugovoi con su teoría, las autoridades británicas tomaron medidas para asegurar que no tendrán que demostrar su culpabilidad. Esas medidas, continuó, incluyeron el pedido de extradición a pesar que la Constitución rusa prohíbe la extradición de sus ciudadanos.
Litvinenko -un fuerte crítico del Kremlin asilado en Gran Bretaña y aliado del magnate Boris Berezovsky, uno de los peores enemigos del presidente Vladimir Putin- falleció el 23 de noviembre, tras haber ingerido una sustancia radiactiva conocida como polonio 210. En su lecho de muerte responsabilizó a Putin.
Lugovoi es uno de los tres rusos que se reunió con Litvinenko en el bar de un hotel el primero de noviembre, el día anterior a que enfermara.