Lorena Ochoa ya alcanzó la meta de ser número uno del mundo; hoy apunta al futuro, con la intención de mantenerse mucho tiempo en la cima. (Archivo)
EL UNIVERSAL / AEE
BUENOS AIRES, Argentina.- Se trata de un fenómeno nacional en México. Lorena Ochoa se convirtió hace un mes en la número uno del golf mundial y con esa conquista personal atenuó el tradicional dominio sajón en el LPGA Tour (Circuito de la Asociación Femenil de Golfistas Profesionales), el circuito más prestigioso entre las mujeres.
Los titulares ya no son acaparados por la sueca Annika Sorenstam o la australiana Karrie Webb, las últimas dos grandes campeonas. Ahora es el turno de esta chica de 25 años, nacida en Guadalajara, Jalisco, que le aportó un fuerte tinte latino a la gira de las chicas y rompió con varios prejuicios en su país.
Lejos de sentir el peso de ser la mejor jugadora del mundo, Lorena ganó el domingo último su primer título desde que ocupa la cima del ranking femenino, al retener la corona del Sybase Classic, en Nueva Jersey. Ella parece sentirse cómoda con ese sitial de privilegio, porque fue lo que persiguió toda su vida: “Para mí no hay límites para los sueños; llegar a ser número uno del mundo es una posibilidad que puede tener mucha gente simplemente si se lo propone y se tiene fe. Así como lo hizo Tiger Woods, yo soñaba con ser la mejor y trabajé duro para lograrlo”, comenta.
México tiene 101.9 millones de habitantes y apenas 18 mil practican golf. Con sus resultados, Ochoa se transformó en un icono de su país y provocó que este deporte ahora ya no fuera subestimado. De hecho, a ella la reconocen como una de las personalidades más influyentes del ámbito deportivo, con lo que ya no todo pasa por el futbol.
“En México, la mayor parte de la población ni siquiera sabe lo que es el golf, pero si le preguntas a un taxista, seguro sabe quién es Lorena Ochoa”, comenta el coach de la jugadora, Rafael Alarcón.
La revista especializada Golf World ofreció otra visión acerca de cómo se comporta la sociedad azteca: “Los mexicaos no tenemos mucha fe en las mujeres; menos, en las deportistas. Lorena ha roto estos prejuicios para hacer sonar su nombre en la cabeza de todos”.
Entre tantos elogios, Ochoa asume resuelta la responsabilidad de haberse transformado en un modelo a seguir: “Me siento afortunada de representar a mi país y ser un ejemplo de los niños de México”, dice la ganadora de 22 campeonatos estatales en Guadalajara, 44 nacionales y 11 títulos del LPGA Tour, circuito en el que ya acumuló siete millones de dólares en ganancias desde 2003.
Según la revista Sports Illustrated, el juego de Ochoa “es una sorprendente combinación de poder y toque. Enfrenta el campo con una actitud de la que Ben Hogan estaría orgulloso. Muy probablemente Ochoa sea la próxima Nancy López del LPGA”.
Ya en 2001, con sus primeros éxitos, se exhibió como una inspiración para las nuevas generaciones. Ese año, Ochoa recibió de manos del presidente Vicente Fox el Premio Nacional del Deporte, el reconocimiento de mayor prestigio que entrega el Gobierno a un atleta en México.
Todo cambió debido a ella. Las coberturas golfísticas se multiplican en los diarios y en la televisión mexicanos, mientras la industria del golf tomó gran impulso en ese país. El efecto Ochoa está más vivo que nunca.
