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Los aniversarios de Torreón

CRISTAL BARRIENTOS TORRES

A seis meses de que Torreón festeje sus 100 años, recorremos los tres grandes aniversarios de la ciudad, memoria aún viva en muchos torreonenses.

EL SIGLO DE TORREÓN

Homero del Bosque Villarreal, cronista y ex alcalde de Torreón, tenía 17 años de edad cuando Torreón llegó a sus Bodas de Plata en 1932. La ciudad tenía 65 mil habitantes y se acababa a la altura de lo que hoy es el Estadio de la Revolución.

“Pero con ganas de crecer. Había mucho entusiasmo y la seguridad en sus habitantes de tener un futuro brillante”, cuenta don Homero 75 años después, mientras la ciudad se prepara para cumplir su Centenario.

La ciudad festejará 100 años dentro de seis meses exactos, el 15 de septiembre. En la vida de la ciudad, la celebración de la Independencia ese día ha quedado relegada tres veces, cuando la ciudad se vistió de gala y fiesta, en 1932, 1957 y 1982 para celebrar los grandes aniversario de Torreón.

La ciudad ha cambiado tanto que es imposible reconocer las primeras cuadras que trazó Federico Wulff. Pero la juventud de la ciudad significa que todavía hay una memoria viva que conecta los aniversarios de la ciudad y que nos ayuda a vivir el pasado como si aún fuera el presente.

LAS BODAS DE PLATA

“Todos los festejos estuvieron muy bonitos, concurridos y bien organizados”, dice Homero del Bosque sobre el 25 aniversario de Torreón, en 1932. A sus 92 años, Don Homero recuerda los aniversarios de la ciudad “como si fueran ayer”.

Para los integrantes del Comité Organizador de las Bodas de Plata de Torreón, presidido por Eduardo Guerra, no fue nada fácil preparar los festejos, pues además de que comenzaron a trabajar sin dinero, en La Laguna se vivía una crisis económica aguda provocada por la Depresión en Estados Unidos, según consta en los ejemplares de aquella época del periódico El Siglo de Torreón.

Por lo tanto, el comité sólo disponía de las facilidades que le dio la Cámara de Comercio al permitirle usar sus instalaciones, papelería, escritorio y personal. Para conseguir recursos, los integrantes recurrieron a los empresarios, quienes a su vez solicitaron a sus trabajadores la cooperación voluntaria de un peso, y con el dinero recaudado se realizó el primer festejo de las Bodas de Plata que fue un homenaje a los fundadores de Torreón el 14 de septiembre de 1932.

Los integrantes del comité lograron entusiasmar a todos los sectores de la sociedad, pues enviaron cientos de cartas y millares de circulares pidiendo apoyo, que fueron respondidas si no con mucho dinero, dado las condiciones económicas, sí en forma rápida; fue así como consiguieron los fondos para iniciar con los festejos.

Dentro de la organización de las Bodas de Plata, el comité lanzó un concurso que después se convirtió en una tradición: la elección de la reina de la ciudad. Ofelia Larriva y Carmen Pámanes, compitieron por conseguir la corona, y en una cerrada votación ganó la primera.

Para la coronación de Ofelia I y los festejos del 15 de septiembre, llegaron decenas de personas de Chihuahua, Durango, Zacatecas, Monterrey y Saltillo, entre otros lugares del país.

Arcos triunfales, guirnaldas, festones, focos y fanfarrias formaron el conjunto bullanguero con que todos los laguneros celebraron el 25 aniversario, y dieron la bienvenida a los visitantes y deportistas.

El día de la coronación, el 14 de septiembre, el Teatro Isauro Martínez fue insuficiente para albergar a los asistentes; en la calle al menos unas tres mil personas se aglomeraban en las banquetas, escalaban rejas o se trepaban a los automóviles o techos para esperar el cortejo real.

Los hoteles también resultaron insuficientes para alojar a los visitantes y deportistas que participaron en los primeros Juegos Atléticos del Norte.

El Hotel Francia se convirtió en un “consulado saltillense” por la gran cantidad de personas que vinieron de esa ciudad para presenciar el desfile cívico militar, alegórico y deportivo del 15 de septiembre de 1932, que fue encabezado por Ofelia I.

La alegría para los habitantes de esa época fue mayor cuando Nazario Ortiz Garza, gobernador de Coahuila, entregó a la ciudad el Estadio de la Revolución, que era el primero en América Latina que contaba con alumbrado eléctrico para funciones nocturnas, según informó El Siglo de Torreón.

JUBILEO DE ORO

25 años más tarde, Torreón celebró el Jubileo de Oro. Las calles de la ciudad una vez más se llenaron de alegría y los habitantes se prepararon para participar en las fiestas. Alejandra Haces Gil Pámanes y Cecilia Torres Larriva compitieron por la corona.

Había un singular entusiasmo porque las candidatas eran hijas de Carmen Pámanes de Haces Gil y Ofelia Larriva de Torres, quienes se disputaron la corona en las Bodas de Plata de 1932.

Los comités de apoyo hicieron de todo para convencer a la ciudadanía de votar por sus respectivas candidatas. En el gran cabaret “La Crisis”, en la avenida Morelos y calle Rodríguez, se organizó un evento de apoyo para Alejandra, mientras que Cecilia tuvo un baile en la Jabonera La Esperanza.

María Luisa Finck de Anaya perteneció al comité de apoyo de Alejandra. Entusiasmada comenta que la competencia entre las candidatas fue única, “pero eran buenas amigas, era una rivalidad sana y sin protagonismos”.

“Para apoyar a Alejandra hicimos un desfile de carros alegóricos, Jossie Reynoard iba vestida de domadora, incluso la acompañaba un león en una jaula, yo me vestí de ranchera e iba al lado de una noria, mientras que Alejandra -disfrazada de indiaiba en una tarima sostenida por cuatro jóvenes vestidos de indios”.

La ganadora además de convertirse en la reina del Jubileo de Oro, también lo sería de la Feria del Algodón, de manera que la competencia era más atractiva.

“Las fiestas fueron hermosas, la gente estaba entusiasmada y cuando el comité pedía los votos, todos cooperaban, desde el pobre hasta el rico”, recuerda María Luisa.

El 24 de agosto, miles de personas se congregaron en la Plaza de Armas para esperar los resultados del conteo, de acuerdo con El Siglo de Torreón. Mientras se conocía a la ganadora, hubo varias escenas conmovedoras como la del niño que acababa de ganar una bicicleta en una rifa, y la empeñó para comprar votos a favor de Alejandra, a quien también una pordiosera le dio todo cuanto traía de las limosnas que recibió en el día.

En la Fuente de la Salud de la plaza, el público arrojaba billetes y monedas para las candidatas. A las 20:30 horas se dio a conocer que Alejandra Haces Gil Pámanes era la reina del Jubileo de Oro y de la Feria del Algodón, y Cecilia Torres Larriva, la princesa.

La gente compró tantos boletos para votar, que aunque la ciudad tenía entonces menos de 200 mil habitantes, se compraron diez veces más boletos. Se emitieron más de dos millones de votos.

Alejandra obtuvo 1, 899, 108 votos y Cecilia, 480, 810. La lente de la cámara de Ramón Sotomayor Woessner grabó para siempre las imágenes de la coronación del siete de septiembre de 1957.

“Las dos eran muy bonitas”, comenta el fotógrafo de El Siglo de Torreón.

Apenas tenía tres años trabajando en el periódico, y fue el encargado de captar todas las imágenes que ahora son recuerdos del Jubileo de Oro. “Me siento orgulloso de haber tomado las fotos, pero en ese entonces estaba asustado, sobre todo porque las imágenes de esos eventos salían de un día para otro, así que la gente despertaba enterándose de lo que había pasado apenas unas horas antes”.

El día de la coronación, Alejandra y su corte desfilaron desde la esquina de la avenida Juárez, por la calle Múzquiz, hasta las puertas del Teatro Cine Royal, que luego fue el Variedades, en la avenida Morelos, mientras hacía guardia un contingente de conscriptos y otro del Pentatlón Deportivo Militar Universitario, que difícilmente pudieron contener a la multitud que aclamaba a la nueva reina, según la reseña de la época.

Las localidades del teatro se agotaron en unas cuantas horas, y durante la coronación se presentó la revista “Torreón, Torreón, Torreón”, que fue organizada por Carmen Pámanes de Haces Gil y Helena Domene de González Cárdenas, y que según María Luisa Finck, fue algo parecido a la obra “Un Siglo de Luz” que se presentó para el Centenario.

“Torreón, Torreón, Torreón”, tuvo tanto éxito que se presentó por segunda ocasión en el Royal.

“La ciudad estaba de fiesta, la Feria del Algodón fue en el bosque Venustiano Carranza y ha sido de las mejores. Me acuerdo que había un cabaret divertidísimo en donde se presentaron muchos artistas, todos quedaron muy contentos con el Jubileo de Oro”, dice Ramón Sotomayor.

TORREÓN 75

En 1982, Torreón llegó a su 75 aniversario. La ciudad llegaba entonces a casi 400 mil habitantes, por lo que los festejos fueron masivos. Las serenatas en las colonias, las obras de teatro y un gran baile popular en la Plaza de Armas, congregaron a miles de personas para festejar ese aniversario.

Alejandro Pérez de la Vega, presidente del comité organizador de 1982 conocido como “Torreón 75”, dice que el gobernador de Coahuila y el alcalde de esta ciudad de esa época José de las Fuentes Rodríguez y Braulio Fernández Aguirre, respectivamentele dieron dinero para los eventos, pero la respuesta de la gente fue tal que sobró mucho dinero.

“El gobernador nos dio cinco millones de pesos y el alcalde un millón de pesos, ahora cinco y mil pesos, con eso de que le quitaron los ceros.

Así comenzamos a trabajar e hicimos muchas fiestas”, recuerda. Alejandro Pérez comenta que el comité organizador se volvió “autofinanciable” y logró recuperar bastante dinero gracias a la cooperación de todos los sectores de la sociedad.

“Tanto que sobraron tres millones y medio de pesos. Parte de ese dinero se entregó al Centro de Rehabilitación Física, y se hicieron otros donativos”.

En ese año, agrega Pérez de la Vega, se llevaron infinidad de serenatas a las colonias. “Se hicieron obras de teatro y un baile popular en la Plaza de Armas, se trajeron artistas foráneos y laguneros como Carmen Salinas, Julio Alemán y Héctor Gómez”.

El comité trajo desde Puebla el reloj que se encuentra en el quiosco de la Plaza de Armas. Además, don Emilio Herrera, fallecido el año pasado, y otras familias de Torreón, se encargaron de conseguir varios monumentos para la ciudad como El Quijote y el Cuauhtémoc.

“La gente tuvo una gran participación. Hubo carreras de ciclistas organizadas por diferentes asociaciones, maratones, campeonatos de basquetbol, beisbol y futbol”, dice Pérez de la Vega.

El éxito de aniversario fue tal, dice Alejandro Pérez, que en el baile popular de la Plaza de Armas asistieron unas 12 mil personas, “para eso se colocaron cuatro orquestas en diferentes lugares, se cerraron las calles, y el cobro fue de diez pesos, es decir, un peso de hoy.

Se vendieron antojitos y cervezas, mientras que los refrescos fueron gratis porque los donaron las compañías”. La reina de Torreón 75 fue Alejandra Shott Haces Gil, hija de Alejandra I. “Se decidió que por tradición le pasara la corona, no hubo competencia, y la coronación fue en el Teatro Variedades”, recuerda Pérez de la Vega. El discurso estuvo a cargo de don Emilio Herrera”.

Los festejos empezaron en mayo de 1982 y terminaron el 15 de septiembre de ese mismo año con un desfile de carros alegóricos. Francisco Ledesma Guajardo, secretario de ese comité, dice que de 1932 a 1982, “Torreón sufrió una gran transformación, y 25 años después es otra ciudad, ahora tiene más infraestructura, más edificios y hoteles, ya es diferente”.

Sin embargo, el eco de los festejos de las Bodas de Plata, del Jubileo de Oro y del 75 aniversario aún se escucha en las calles de la ciudad, y se oirá más fuerte cuando Torreón cumpla su primer Centenario el 15 de septiembre de 2007

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