EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Los émulos de Diógenes

Gilberto Serna

Empiezo con dos preguntas: ¿qué se requiere para que los futuro consejeros electorales se ganen la confianza de la ciudadanía?, ¿Cuál debe de ser el método de selección de quienes se encargarán de arbitrar las próximas elecciones?, una nueva pifia no la soportarían los electores. En el año 2003 se renovó el consejo electoral sin el consenso de todos los partidos políticos, en medio de suspicacias y rumores por cuanto a la falta de autonomía de los nuevos consejeros cuyos trabajos no fueron del todo transparentes, dejando mucho qué desear. Al final los resultados vinieron a darle la razón a quienes habían mostrado, desde un principio, su inconformidad. Hubo oscuridad, cerrazón y sigilo, en un procedimiento que debió ser claro, abierto y sin disimulos. Era vergonzoso escuchar los argumentos para justificar lo injustificable. Quedó la duda flotando en el aire. Hubo la impresión de que se estaba favoreciendo a una de las partes interesadas. La mitad de los mexicanos sintieron que les estaba tomando el pelo. Había una cortina misteriosa que no permitió observar la manipulación, si es que la hubo, de los votos emitidos por la ciudadanía, en la elección presidencial.

Se pretende ahora mejorar desde el momento en que aparezcan sus nombres a las personas que fungirán como nuevos consejeros. Por lo pronto, de inmediato, en la primera hornada, se irán tres consejeros, entre los cuales estará incluido el consejero presidente. Los requisitos mínimos que deben cumplir para figurar, son: tener conocimientos en materia electoral, cuya preparación los hagan confiables, poseer una trayectoria profesional, no tener cola que les pisen, tener solvencia moral, que sus bienes patrimoniales estén acordes con su desempeño profesional, tener buena fama, no estar comprometido políticamente con ningún partido, que de preferencia sea un cargo terminal, esto para que no se pretenda usar como trampolín político. ¿Es un sueño?

Quizá no se buscan ciudadanos ideales, basta con estén comprometidos de alguna manera con el bienestar del país, que hayan desde su trinchera luchado por la democracia y que tengan en su haber la decencia de no acceder al puesto si no están dispuestos a comportarse con absoluta honestidad, es decir probamente, rectamente y honradamente, además ser razonables, justos y honorables. Esto es, todo se resume en una persona bien portada. No se requiere un dechado de pureza, sólo a alguien que sepa que de su conducta depende la buena marcha del país. ¿Habrá tres personas así? Se pretende que su edad no sea menor de 30 años ni mayor de 75 y que no hayan militado en ningún partido político en los últimos cinco años anteriores a la fecha en que se expida la convocatoria. El proceso podrá durar 30 días, para lo cual se emitirá la convocatoria el mismo día en que entren en vigor las reformas constitucionales. El registro corresponderá hacerlo a los propios aspirantes y tendrá lugar en cuatro etapas. Los criterios para la renovación se emitirán mediante un acuerdo legislativo, en atención a que el tiempo se echa encima.

En sus tiempos, Diógenes, filósofo griego (413-327 a, de J. C.), perteneciente a la escuela cínica, fundada por Antístenes, quien puso de relieve la responsabilidad del individuo como unidad moral. La doctrina de Diógenes se caracterizaba por el desprecio a la riqueza, a los convencionalismos sociales y por una interpretación ascética del cinismo. Destacó por su vida austera que lo llevó a dormir en un tonel. Diógenes buscaba en Atenas, a la luz del Sol, en pleno día, alumbrándose con un farol, al hombre honrado, lo que provocaba hilaridad entre sus contemporáneos que no comprendían el mensaje del filósofo. Era celebre por sus excentricidades. Es bien conocida la anécdota de cuando Alejandro Magno atraído por la fama del hombre, se acercó a donde se hallaba recostado en el suelo, ofreciendo cumplirle cualquier deseo, contestando, el nacido en Sínope, que lo único que quería era que se apartara, por que con su sombra lo estaba privando de los rayos solares. Los moradores que habían seguido al conquistador le festejaron la extravagancia con una risotada, que aun se escucha a través de los siglos.

En fin, vaya labor que les espera a los modernos émulos de Diógenes. Aquél trataba de encontrar uno, éstos deberán actuar con suma cautela para escoger a tres.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 306842

elsiglo.mx