Catástrofes
naturales
Son de diferentes tipos: huracanes, inundaciones, incendios forestales, terremotos y otros, y en las últimas dos décadas han aumentado en frecuencia y severidad, atribuyéndose dicha situación, en gran parte, a los severos cambios climáticos a los cuales está expuesto el planeta Tierra.
En el caso concreto me referiré solamente a huracanes, inundaciones y efectos colaterales, considerando que en 2004-2005 siete de esos eventos entre EU, el Caribe y México han originado la no despreciable cantidad de 82.5 millones de dólares por concepto de daños asegurados, resguardado y protegidos por otras alternativas.
Los voy a registrar con su nombre y (entre paréntesis, fecha y cantidad en billones de dólares): Charley (agosto 04/ 4.8); Francis (Sept. 04/ 9; Jeanne (Sept. 04/ 3.7); Iván (Sept. 04/ 7.6); Katrina (agosto 05/ 41.9); Rita (Sept. 05/ 5.8); Wilma (Oct. 05/ 10.6). Algunos de dichos eventos han afectado a México, en particular Wilma.
Como consecuencia del cambio en la siniestralidad ocasionada por las catástrofes naturales, también los sectores seguro-reaseguro han experimentado cambios significativos sufriendo pérdidas de consideración como las arriba mencionadas y a nivel mundial. Dicha situación sugirió, al mercado, el “financiamiento” de riesgos de la calidad mencionada a través de “transferencia del riesgo hacia fuentes alternativas de protección”, como se dirá después.
Tabasco/Chiapas
Tabasco y Chiapas, dos estados del sureste del país, se encuentran envueltos, desde hace un mes, en una “catástrofe” de la cual no se tiene historia reciente en el territorio de la República; en lo referente al primer estado, hace días, en una rueda de prensa el presidente de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros AMIS informó que, según estimaciones muy preliminares, los daños asegurados ascenderían a 7 mil 500 millones de pesos.
La mencionada cantidad se refiere a bienes asegurados en la entidad y se informó que, de la misma, unos 2 mil 500 millones se estima pagar por los daños originados a los 23 mil vehículos afectados por la inundación, sobre los 270 mil carros registrados en el estado y asegurados solamente unos 94 mil (35%).
En cuanto a la cobertura de seguros al campo, se informó que la misma es relativamente baja en virtud de que en la zona existen varios fondos de aseguramiento locales que no son aseguradoras pero operan como tales; en infraestructuras el aseguramiento es el adecuado y según reportado por la prensa local, el estado, en cuanto a primas directas, contribuye en 2.5% sobre el total del mercado. Un cálculo sobre lo captado por el mercado en 2006 hablaría de una contribución en recursos directos (primas) por unos 5-6 mil millones de pesos, cantidad menor a lo estimado por concepto de daños.
El sector, en su conjunto, tiene reservas técnicas, de las cuales una parte está destinada a cubrir riesgos catastróficos de todo género, muy holgada para hacer frente a la situación, la cual coopera, en la parte que les corresponde, el reaseguro local e internacional.
Sobre el mismo tema una aseguradora ya informó que pagará unos 70 millones de dólares por siniestros correspondientes a vivienda y automóviles en Tabasco.
Sobre lo que ocurrió en Chiapas, todavía no se han dado a conocer datos preliminares por parte de la AMIS; sin embargo, otras fuentes hablan entre y mil y 2 mil millones de pesos. En el estado de Tabasco, ahora que las aguas se han retirado en gran parte de las calles de la ciudad de Villahermosa, se descubren los reales efectos de las inundaciones, lo que se estima podría hacer aumentar la cantidad prevista inicialmente, como se ha mencionado.
Los aseguradores han ofrecido todo tipo de facilidades a su alcance para pago de primas, de siniestros, otros.
Alternativas
Los gobiernos de los países expuestos a desastres naturales constituyen “fondos” para hacer frente a los daños originados por los mismos; México dispone del Fonden (Fondo Nacional de Desastres Naturales) integrado, anualmente, por recursos erariales y, por lo tanto, limitado en cantidad, mientras los desastres son desconocidos en monto.
Para hacer frente a esas necesidades, cuando se presentan, los mercados internacionales ofrecen además del seguro-reaseguro tradicionales productos financieros aptos para ese fin, denominados Cat-bonds (Bonos Catastróficos), conocidos también por el gobierno del país habiendo contratado, dos (para hacer frente a daños por terremoto) hace unos dos años con el apoyo de dos intermediarios bursátiles.
Esos productos estaban y están al alcance de los gobiernos estatales y más vulnerables a desastres naturales del tipo Tabasco-Chiapas; además del Fonden, con el fin de ampliar su cobertura y sin afectar nuevamente recursos erariales.
Pero en el campo internacional, la contratación de dichos bonos está al alcance del público usuario y el producto es parte de una de las “alternativas de transferencia del riesgo” que, en breve, opera como sigue: involucra una aseguradora -un intermediario bursátil- el mercado de valores de suerte tal que el producto estructurado se envía al mercado de valores para que lo compren los inversionistas.
Obviamente el producto financiero prevé el pago al inversionista de atractivas tasas de interés, basada en el Libor más varios puntos arriba de la misma.
Ojalá que también en el país se logre difundir esa práctica; las recientes inundaciones de los dos estados mencionados invitan a su estudio y eventual aplicación en un futuro cercano.
Al estilo de la propaganda diaria del IMSS, en la prensa local sobre prevención de enfermedades, se puede concluir en el caso de los desastres naturales: “Mejor prevenirse (protegiéndose de alguna manera) que lamentar después”.
Catedrático de la UNAM