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Los modelos de desempeño (II parte)

Rolando Cruz García

Los modelos de desempeño que presentamos los profesores en el trabajo áulico determinan nuestra práctica educativa, y transitan desde el tradicionalismo al constructivismo.

El problema sigue siendo que no nos quedan claros los modelos ya descritos en la entrega anterior y los que revisaremos ahora.

Para constatar esta realidad, resulta pertinente revisar los modelos restantes con el fin de identificar las actividades y los enfoques que los profesores ponemos en juego en el aula al implementarlos, además de los objetivos diferenciados que cada uno de ellos plantea:

El cognoscitivismo. Se caracteriza por estudiar prioritariamente cómo el ser humano conoce, piensa y recuerda, así como la forma en que esos conocimientos afectan su comportamiento y su personalidad. Pone relieve en el peso de la información, en el papel elaborativo, interpretativo y creativo del hombre.

El cognoscitivismo considera que existen objetivos no identificables con la conducta, ya que la educación no hay que considerarla sólo como un entrenamiento sino también como formación. Lo resaltable es la preocupación por el desarrollo de habilidades no externas, sino mentales referidas al aprendizaje y al pensamiento, sin embargo existen diferentes posturas teóricas que es pertinente a su vez revisar:

Para Jean Piaget (tal vez la figura más representativa) lo importante es el desarrollo de la inteligencia, construyendo esquemas, asimilando y acoplando nuevos saberes, acomodando y modificando dichos esquemas para adaptarse a la nueva realidad. Esta perspectiva enfatiza el proceso de aprendizaje más que la adquisición de productos, realza el papel del alumno, contando con sus experiencias, sus creencias y potenciando sus capacidades intelectuales.

Para David Ausubel –psicólogo cognitivo- lo importante es que el alumno aprenda significativamente, que la nueva información quede conectada con sus conocimientos previos. Es eminentemente culturalista, valorando el aprendizaje verbal, la dimensión informativa y acentuada en el papel transmisor de la cultura que tiene la escuela.

Para Jerome Bruner (psicólogo estadounidense aún vivo) los objetivos son útiles para orientar el desarrollo del trabajo, habla más de metas generales que de objetivos terminales, que deben establecerse entre maestro y alumno, para que se logren desarrollar capacidades para solucionar problemas, su interés se centra en los métodos de descubrimiento. Bruner es crítico con la escuela, considera que “el conocimiento es poder” y que la escuela debe ser un medio para modificar a la sociedad.

Para los autores que trabajan el procesamiento de la información y la psicología instruccional, su máxima preocupación es el desarrollo de habilidades y estrategias cognitivas (Gagné, Landa, Scandura) o los aspectos de metacognición, técnicas de estudio o de trabajo intelectual (Case, Sternberg, Anderson).

Para el “constructivismo actual” no sólo los conocimientos previos son importantes, sino que se garantice un aprendizaje vinculado con la realidad en la que se va a operar, es decir que sea transferible a situaciones reales.

Bajo este modelo se busca que el alumno: Sea capaz de elaborar, aplicar y evaluar la información dada (procesamiento BIG –beyond information given-). Sea capaz de elaborar, crear y expresarse autónomamente sin información previamente dada (procesamiento WIG – Whitout information given-).

El Humanismo. Basa su fundamento teórico en cinco postulados fundamentales (Bugental, 1965): El hombre es más que la suma de las partes. Mantener su existencia dentro de un contexto humano. El hombre es conciencia. Tiene capacidad de elección y el hombre es intencional

Con sus antecedentes (existencialismo y fenomenología) el humanismo propugna que el alumno aprenda a ejercer su sentido crítico, su reflexión, sus puntos de vista, su autonomía, su libertad y su responsabilidad. Para él la educación es fundamentalmente formación general (reflexión, creatividad, transferencia de principios, etc.) no se limita a lo meramente cognitivo, sino a la realización de los alumnos.

De este recorrido teórico entre los modelos de formación y los modelos pedagógicos que determinan el desempeño de los docentes, es de donde podemos asegurar que existe una correspondencia entre ellos.

Tal aseveración la logramos al revisar las teorías educativas o instruccionales, con el fin de ir planteando la correspondencia de éstas con la manera en la que los profesores nos desempeñamos cotidianamente

Las teorías educativas o instruccionales se caracterizan por proponer determinados valores a conseguir, así como los procedimientos para su obtención, cada profesor sostiene su propia teoría educativa y esa teoría personal es influenciada a su vez por diversas teorías establecidas desde diversos ámbitos: Ámbitos sociales, académicos, filosófico – pedagógicos y los ámbitos científicos (en estos últimos predominan la psicología educativa y la ciencia del curriculum).

Lo que vale la pena preguntarnos es ¿con cuál de estos modelos nos identificamos? Y es muy importante respondernos apegados a la realidad, ya que es evidente cuando un profesor es tradicionalista o humanista, conductista o cognitivo y no nos podemos sustraer de la evidencia de nuestro desempeño. Al fin y al cabo me parece que nuestra respuesta tampoco será apegada a un sólo modelo, ya que finalmente combinamos los que mejores resultados nos dan.

Agradezco sus comentarios a:

rolexmix@hotmail.com

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