EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Los tres pies del gato

Gilberto Serna

Era común que se usara una expresión coloquial, cuando las cosas corrían el peligro de sufrir un descontrol que no dejara ver ni pies ni cabeza en los trabajos que se deberían realizar, es el caso de un partido político, se decía que las cosas se estaban poniendo de color de hormiga. Se estaba refiriendo a una variedad de insectos en que predomina el rojo quemado. En casi todos los pueblos ese color es una señal de alerta. En ese contexto, es natural y lógico que el Partido Revolucionario Democrático, haya venido de más a menos, cuando su líder se registró para jugar como candidato a la Presidencia de la República. Los diversos bandos se unieron con una sola consigna: que no ganara Andrés Manuel López Obrador. El gran capital, la burguesía, los altos mandos gubernamentales, los medios, así como el PAN y el PRI unieron sus fuerzas con un único objetivo, derrotar a quien de manera alguna querían tener en el timón de mando de la Nación. Se hizo una campaña permanente para desacreditarlo en el curso del proceso electoral. Se aprovecharon los errores en que incurrió el entonces dirigente perredista, que en algún momento pensó que tenía la mayoría de los votos populares en su bolsillo, por lo que no necesitaba a nadie más. Eso lo perdió. Descuido detalles, permitió que una campaña falaz hiciera mella en su persona, reaccionando demasiado tarde cuando ya lo único que podía hacer era llamarse a robado.

Una vez que el tren lo dejó parado en una banqueta de estación, inició una estrategia dirigida a mantenerse vigente mediante recorridos por toda la República, emitiendo declaraciones, quizá con el concebido propósito de crear, para que participe en la celebración de las próximas elecciones presidenciales, un nuevo partido político, sintiendo desde ahora que no le será fácil repetir como candidato del PRD. Hay grupos disidentes dentro de ese viejo partido que le harán la vida de cuadritos para que no obtenga la nominación. En su contra tiene a una figura legendaria que se sintió traicionado cuando tácitamente se le negó su registro por tercera vez como candidato, prefiriéndose a López Obrador que obviamente no quiso hacerse a un lado para darle la oportunidad que compitiera Cuauhtémoc con las siglas del PRD, despertándolo de su sueño dorado de acceder al cargo que alguna vez ocupó su progenitor. Lo cual se le había convertido en una obsesión. Además, han surgido nuevas caras que pueden sacar al PRD del atascadero en el que se encuentra, aun con divisiones internas que no le auguran nada bueno.

No anda tan despistado por cuanto a la necesidad que tiene de crear un nuevo instituto político que le sirva de catapulta para volverlo a intentar. Eso a mi manera de ver las cosas está requete bien si lo aleja de estar pensando en una revuelta social. Lo malo para sus aspiraciones es que no ha podido sacudirse la piel de lobo que le cortaron a su medida. Es verdad que su movimiento de resistencia, ahí sigue sin dar un paso trascendental para su causa esperando que su fama le permita conservar el fervor popular y después ya Dios dirá. “Yo veo un Gobierno que toma decisiones, que tiene secretarios de Estado, que firma decretos, que cobra impuestos … es una realidad que no se puede desconocer” dijo Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, el hijo del General. A lo que debió agregar que es un Gobierno, el de Calderón, que cuenta con el respaldo de las Fuerzas Armadas; sobraría cualquier otra consideración. No expresó nada nuevo, el meollo está en que al fin lo dijo. Si se especulaba que había un abismo entre la corriente política que representa Cuauhtémoc y la de Andrés Manuel, ya no cabe la menor duda. Todo indica que el enfermo, de esa cama ya no se levanta.

Las cosas en estos tiempos de vanguardia caminan aceleradamente por lo que cabe pensar todo lo sucedido en estos días no son otra cosa que los prolegómenos de una búsqueda de poder adelantada. El arreglar que el PRD entre en un remolino de pasiones, no era una cosa del otro mundo. En ese partido, donde la siembra de la discordia está a la orden del día, nunca hubo tranquilidad, cual más cual menos, todos se sienten pípiris naice, es decir, harto fregones. El conseguir que el líder moral provocara un cisma, tampoco es para que echen las campanas a vuelo en alegre repique, no es algo novedoso dado que su postura es de desquite no de aquietar aguas para beneficio de gobernantes. En fin, no le busquen tres pies al gato, un Gobierno espurio se legitima, haya obtenido o no el triunfo en las elecciones, si se aplica a conseguir un reparto justo de la riqueza, si da seguridad social a las familias, si se preocupa por la salud del pueblo y si acaba con la impunidad de que hacen gala ciertos políticos, cuya descarada riqueza no la nota el que no quiera verla. Olvídese de cualquier otra cosa, en ese agujero astronómico es donde hay que encontrar la legitimidad. Lo demás es de relumbrón.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 306077

elsiglo.mx