EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Lucha por el PAN| Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Se supone que la política es la segunda profesión más antigua. Pero he llegado a darme cuenta de que se parece mucho a la primera”.

Ronald Reagan

Manuel Espino sorprendió a los miembros del Consejo Político del PAN al proponer este sábado, 6 de octubre, adelantar el proceso de selección del nuevo presidente del partido.

No es ningún secreto que Espino tiene una mala relación con el presidente Felipe Calderón. El conflicto se hizo especialmente pesado durante la campaña de 2006, pero no ha terminado ahora que Calderón es presidente de la República.

La renovación de la presidencia del partido estaba programada para marzo de 2008. Pero el tabasqueño Gerardo Priego, un diputado de esos que tienen ganas de hacer cosas, adelantó los tiempos al anunciar que buscaría la presidencia nacional del partido. Unos días después, Germán Martínez Cázares renunció a la Secretaría de la Función Pública y lanzó el sombrero al ruedo. A nadie le queda duda de que el presidente Calderón respalda esta última candidatura.

Espino no ha dicho aún si buscará reelegirse como presidente del partido. En alguna ocasión anterior había señalado que, si Martínez Cázares se postulaba, él buscaría la reelección. Durante la campaña de 2006, Martínez Cázares y César Nava, hoy secretario particular del presidente Calderón, pelearon muchas de las batallas internas contra Espino. Pero el propio Espino debe estar consciente de lo difícil que será impedirle al presidente, con toda su fuerza, retomar el control del partido a través de Martínez Cázares. Antes que pelear una batalla seguramente condenada al fracaso, quizá le convenga más negociar una salida digna.

Los panistas, forjados en una vida de oposición, no gustan de las imposiciones. Una de las razones por las que Santiago Creel no pudo ganar la candidatura del partido para las elecciones presidenciales de 2006 fue que se le percibió como candidato del presidente Vicente Fox y de su esposa Marta Sahagún. Los panistas, abrumados por una intensa y costosa campaña de publicidad de Creel —lo que quizá explique ahora su entusiasmo por una reforma que confiscó tiempos de los medios para llevar a cabo estas campañas—, optaron por respaldar a un Calderón a quien veían como un aspirante más independiente.

De hecho, también Espino conquistó la presidencia del partido en 2005 precisamente porque se le veía como independiente frente al guanajuatense Carlos Medina Plasencia a quien —correcta o incorrectamente— se le consideraba como el candidato del presidente Fox (en realidad era más el candidato de Calderón).

Hoy las cosas son distintas. Para empezar, muchos panistas veían a Fox y a Creel como advenedizos. Calderón, en cambio, siempre ha sido percibido como panista hasta la médula. Pocos militantes han hecho tanto trabajo en el interior del partido como Calderón, quien ha sido panista desde niño y ha ocupado tanto la secretaría general como la presidencia del partido. Casi ningún otro panista puede recorrer el país como Calderón tuteando a tantos y recordando el nombre de tantos correligionarios.

Quitar a Espino de la dirigencia nacional del PAN es una tarea importante para el presidente. Si bien en lo que va de este joven sexenio ha tenido algunas victorias políticas importantes, como la aprobación de la Ley del ISSSTE y la reforma fiscal, logradas con el apoyo del PRI, Calderón no abandona la ilusión de conseguir una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados en 2009, lo cual le permitiría impulsar otras reformas.

Pero para llegar a esa mayoría absoluta, que ningún presidente ha tenido desde 1996, será necesario un PAN que logre un avance importante en las urnas en 2009. Hasta ahora, a pesar del triunfo de Calderón en las elecciones presidenciales de 2006 —que fue más consecuencia de los errores de Andrés Manuel López Obrador que de los aciertos de los panistas—, las cosas no han pintado bien para el partido. Las únicas elecciones ganadas por el PAN desde el 2 de julio del 2006 fueron las de Baja California; pero en ellas, como en las presidenciales, la victoria fue más producto de los errores del principal candidato rival, el priista Jorge Hank Rhon, que de las fortalezas del PAN.

Es difícil saber si Martínez Cázares llevaría al PAN a obtener un mayor número de victorias y a conseguir el ansiado triunfo en los comicios federales de 2009. De lo que no cabe duda es que el presidente Calderón ya no quiere seguir cargando con el lastre de tener en la dirigencia nacional de su propio partido a un político con el que tiene diferencias tan importantes como Espino.

JORGE MENDOZA

Algunos políticos se han incomodado con la posición de Jorge Mendoza, el senador de Nuevo León, por haber sido el único miembro de su partido, el PRI, en votar en contra de la reforma electoral. Pero esta posición es lógica para alguien que ha sido presidente de la Cámara de la Industria de Radio y Televisión y conoce el tema a fondo. El columnista Ciro Gómez Leyva de Milenio dice que Mendoza “tiene que pedir licencia” y lo acusa de intimidar a otros políticos. Pero la impresión que yo tengo de Mendoza después de 12 años de conocerlo es exactamente la contraria. Encuentro que el senador es un conciliador. Podrá uno estar de acuerdo o en desacuerdo con sus posiciones, pero es un hombre que ha hecho del diálogo su arma principal.

Página de Internet: www.sergiosarmiento.com

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 302782

elsiglo.mx