No voy a decir el nombre de este nieto mío. Si lo digo, el mundo empezará desde ahora a protegerse de él.
Este nieto mío tomó un pedazo de carbón y sobre el piso de cemento escribió con grandes letras una palabra fea. Cuando la vi y corrí a borrarla ya era tarde: los padres del pequeño la habían visto ya. Su mamá le dijo con severidad:
-Te vamos a lavar la boca con jabón.
Y respondió el chiquillo:
-No dije la palabra: la escribí. No deben lavarme la boca: deben lavarme las manos.
¡Ay, hijito! No quiero alarmar a tus papás con vaticinios ominosos, pero me temo que vas que vuelas para abogado. O si no, para jesuita.
¡Hasta mañana!...