Llegaron de repente y me dijeron:
-Somos las fuerzas muertas.
Quedé confuso, debo reconocerlo. No es normal que las muertas hablen, por más fuerzas que sean. Ellas notaron mi desconcierto, pues añadieron en seguida:
-Los políticos hablan siempre de “las fuerzas vivas”, pero a las muertas nadie las recuerda. Y sin embargo las fuerzas muertas tienen más fuerza que las fuerzas vivas, pues el peso de las antiguas tradiciones y costumbres impide muchas veces que haya cambios. Exigimos respeto, por lo tanto, y que se nos mencione en los discursos.
Así diciendo las fuerzas muertas se marcharon. Yo las miré alejarse, y pensé que en verdad las fuerzas muertas están siempre muy vivas.
¡Hasta mañana!...