Vecinos de la colonia Eduardo Guerra, como María de Jesús, sufren por la baja presión en el servicio de agua potable.
En las colonias Lucio Blanco y Eduardo Guerra sufren por la baja presión
Como Higinia Uribe y Brenda Soto, ambas de la colonia Lucio Blanco y María de Jesús y Margarita Trejo, de la colonia Eduardo Guerra, sufren por la baja presión del agua, sectores en donde la presión en el servicio de agua potable es tan baja que las ha orillado a juntar varios botes para abastecer sus necesidades.
Tomar un baño es una de ellas. Para eso, Higinia debe llenar por lo menos dos tinas de 20 litros cada una, mientras que Brenda debe madrugar para alcanzar buena presión en la regadera, de lo contrario tendrá que utilizar la misma técnica que su vecina.
Para el resto de sus actividades, tales como: lavar los platos y vasos sucios, utilizar el sanitario y limpiar la casa, Higinia debe de reutilizar el agua que juntó, por más de una hora, en una tina de 19 litros. Es decir, el agua que utilizó para lavar sus platos y vasos, la reutiliza para limpiar su hogar y una vez que termine con estas actividades, esta agua que ha quedado es utilizada para el sanitario.
Brenda por su parte, llena por lo menos dos tinas de 20 litros y una más para cubrir las actividades del hogar. Este problema, según comentaron ambas mujeres, no sólo se presenta durante el verano, sino todo el año, “aquí no importa si es verano o no, pues siempre está el problema de baja presión”, señala Brenda Soto.
Mientras, en la colonia Eduardo Guerra a las hermanas María de Jesús y Margarita Trejo, les es imposible juntar agua en grandes depósitos, por lo que deben administrar muy bien la tina de cinco litros que llenan a diario por las mañanas.
Es de 6 a 10 de la mañana, cuando los vecinos de este sector habitacional cuentan con una buena presión en el servicio, y cuando además, aprovechan para realizar algunas actividades.
“Nos echan el agua un rato y luego la apagan… no juntamos mucha agua porque sólo somos dos, así es que sólo juntamos para tomar y lavar los trastes, por el baño tenemos que levantarnos muy temprano”, dice Margarita.
Cuando esto no es posible, deben pedir a los vecinos que sí cuentan con agua o bien que juntaron una buena cantidad, “pero muchos no nos quieren dar así es que nos aguatamos”, asegura Margarita.
Pero para las hermanas Trejo lo más injusto es el cobro por el servicio, que para ellas es deficiente. María de Jesús comenta que por el último recibo pagó cerca de 100 pesos, “sí es bien injusto el cobro pero quién les gana… eso sí, el recibo llega bien puntual”, dice.
Para las hermanas Trejo, la posibilidad de comprar agua purificada para satisfacer algunas de sus necesidades, no ha cruzado por sus mentes, “es que no tenemos con qué, no nos queda más que esperar hasta que salga”, señala Margarita.
Naila, también vecina de este sector habitacional, opina lo mismo que Margarita y María de Jesús Trejo, “el cobro es muy injusto, pues nos cobran haya o no haya agua y más aún porque hay días en que no sale ni gota”, comenta la ama de casa, quien al igual que las hermanas deberá ingeniárselas para contar con el líquido.
Sacrificios
Para enfrentar el problema de baja presión, las vecinas de las colonias Lucio Blanco y Eduardo Guerra, deben:
Levantarse antes de la 7 de la mañana.
Llenar varias tinas.
Aprovechar la buena presión que se tiene de las siete de la mañana hasta las 11:30.
Reutilizar el agua que se ha juntado para cubrir varias de sus actividades del hogar.