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Maíz y tortilla/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

?¿Cuándo empezó la alta inflación? ¿Se

acuerdan de los controles de precios de Nixon?

Jim Miller

Hace apenas algunos años los productores del campo de nuestro país se quejaban amargamente del bajo precio del maíz. Hoy, que el precio ha subido, la queja es por el alza de la tortilla. Y como solución, algunos políticos están proponiendo una medicina muy peligrosa: el retorno a los controles de precios.

Pese a lo que pudiera creerse por la cobertura de medios, el aumento del precio de la tortilla no comenzó este año. Desde mediados de 2006 su precio en las tortillerías pasó de seis a ocho pesos por kilo. El alza no se debía a alguna actividad especulativa. Provenía del mercado, y en especial de Estados Unidos, donde la creciente demanda de maíz para la producción de etanol ha provocado un aumento importante del precio de este grano. Si bien hay lugares en que hoy la tortilla se está dando más cara, en buena parte de las zonas urbanas, donde hay competencia entre tortillerías, se ha mantenido en esos ocho pesos. En los autoservicios el precio sigue siendo de seis pesos. Pero eso no ha evitado la tentación de algunos políticos de promover los controles de precios.

Todo el mundo sabe que será muy difícil evitar nuevas alzas. El precio al mayoreo del maíz, que estaba en mil 400 pesos la tonelada a principios de 2006, hoy rebasa los dos mil 200 pesos. Si hoy se congela el precio de la tortilla sin modificar el del maíz, se desalentará la producción de tortilla y a final de cuentas se generará una escasez mayúscula del producto. El consumidor terminará pagando mucho más por la tortilla en el mercado negro.

Si se baja artificialmente el precio del maíz, por otra parte, se estaría dando un golpe mayúsculo e injusto a los campesinos, que se cuentan entre los más pobres de nuestro país.

Hace todavía un par de años teníamos protestas de algunos productores por el bajo precio del maíz. Hoy el nuevo precio está ofreciendo una inyección de capital que el campo mexicano necesita. Pero ésta es una parte de la ecuación que los políticos prefieren no ver.

Los controles de precios en el pasado resultaban a menudo en un subsidio del campo a las ciudades, una transferencia injusta de quienes menos tienen a quienes tienen más. Pero además, los controles desincentivaban la producción y provocaban escasez, creando un mercado negro en el que los precios se elevaban por las nubes.

¿Qué debemos hacer los mexicanos si queremos lograr una mejor remuneración para nuestros productores de maíz y al mismo tiempo asegurar un precio razonable para la tortilla? Los controles de precios no son la solución, ni los subsidios generalizados a la producción o al consumo, que no sólo son muy costosos sino que terminan beneficiando a quien no lo necesita.

La apertura del mercado mexicano a la importación de maíz, que ya ha anunciado la Secretaría de Economía, es una medida apropiada para moderar los precios, pero no es suficiente. Tenemos que promover una mayor y mejor producción de maíz. No se trata nada más de aumentar el tonelaje: debemos elevar la productividad del campo con la introducción de tecnología. La prohibición de transgénicos, que se cultivan sin problemas al norte de la frontera, debe eliminarse.

Para que esta mayor producción no se refleje en un nuevo desplome en el precio en los años venideros es importante la diversificación. Además del maíz blanco tradicional, debemos cultivar maíz amarillo para forraje y para la producción de alta fructosa, la cual se vio afectada en los últimos dos años por la imposición de un injusto impuesto a los refrescos, pero que ahora se ha eliminado.

Más importante es encauzar un porcentaje creciente del maíz cosechado a la producción de etanol. En Estados Unidos se han construido en los últimos tiempos decenas de plantas de etanol en respuesta al aumento en los precios de los hidrocarburos. Pero en México esta actividad se prohíbe a las empresas privadas ya que se considera que el etanol, como energético, sólo puede ser producido por Pemex, pese a que esta empresa no tiene ni el capital ni la experiencia para producir bioenergéticos.

Otro esfuerzo importante será diversificar los canales de distribución de la masa para la tortilla. En este momento la concentración en una sola empresa, Gruma, hace difícil reducir los costos de intermediación.

Todo aumento de precios de una materia prima que nosotros producimos debería ser una gran oportunidad para nuestro país. El que sea el maíz, producido por millones de campesinos mexicanos, el que ha subido debería ser una gran noticia para nosotros. Olvidemos por lo tanto los llamados a controles de precios, que podrían destruir esta oportunidad y concentrémonos en aumentar nuestra producción y mejorar nuestros sistemas de distribución.

CASTIGO AL IFE

Con el ánimo de ?castigar? a los consejeros electorales, los diputados le recortaron 720 millones de pesos al IFE; pero para no afectar a sus propios partidos, prohibieron que se redujeran las prerrogativas de éstos. Los consejeros se han recortado ya sus sueldos en diez por ciento, pero esto sólo genera un ahorro de tres millones de pesos. Para los otros 717 millones, será inevitable el despido de cientos de trabajadores y la afectación del proceso de actualización de la credencial de elector. En este momento hay una actualización del 74 por ciento, mientras que el propósito era llevarla a 95 por ciento. Me imagino que, después, estos mismos diputados se quejarán de que el IFE no ha cumplido con su labor.

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