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MARKETING ESTRATEGICO | La Caravana del Adiós

Heriberto Ramos Hernández

Irlanda, Corea del Sur, y Japón. Estos países tienen un territorio menor al de algunas entidades federativas mexicanas, y han confirmado el nuevo paradigma económico; donde la ventaja competitiva de las naciones reside primordialmente en el talento y en las capacidades productivas de sus habitantes.

Entonces la historia parece repetirse, cuando la extensión geográfica determinaba los niveles de riqueza de las naciones, perdimos la mitad del territorio, y ahora que el desarrollo económico se potencía a partir del capital humano, seguimos jugando para perder.

Anualmente emigran hacia los Estados Unidos medio millón de mexicanos, y para no dejar esta cifra en abstracto, pensémosla así: cada día, y todos los días, serian requeridos 35 camiones tipo ómnibus como medio de transporte. Ya en la carretera formarían una línea casi de un kilómetro.

¿Qué tipo de mexicanos llenan estos camiones? Personas trabajadoras, pues van en búsqueda del trabajo bien remunerado que aquí no encontraron; personas ambiciosas que luchan por tener un mejor nivel de vida; gente responsable que ahorra para enviar dinero a la familia; personas valientes, pues los peligros que enfrentan no son menores; y muchos emprendedores, que allá no necesitaran de un “apellido correcto”, de algún amigo en el gobierno, de hipotecar hasta la camisa, o de cien mil tramites para iniciar y hacer progresar un negocio.

También van muchos profesionistas, masters, y doctores en ciencias, matemáticas, y humanidades, cuyo perfil nunca será el mas “idóneo” en un país cuya inversión en educación y tecnología es vergonzante. Por supuesto, van también empresarios, hartos de vivir con el temor del secuestro, y de la violencia.

Mas allá de la hipocresía de los muros, la economía estadounidense necesita del emigrante, porque entraría en crisis si faltase el trabajador, pero también el consumidor, y el contribuyente, que son la misma persona.

Rostros necesarios para humanizar el discurso económico. Sergio es ingeniero, tres meses después de que su jefe tuvo que cerrar la empresa donde trabajaba, abrió un puesto de gorditas para estirar su liquidación, por ser mayor de 40 años le era difícil ser contratado. Finalmente lo contrataron, pero en Estados Unidos. Hoy es jefe de calidad en una fábrica de maquinaria, misma maquinaria que se exporta a México pues aquí no se produce por falta de tecnología.

Laura es licenciada, recién egresada entrego cientos de solicitudes, entusiasmada acudía a entrevistas donde solicitaban profesionistas bilingües, experimentados, acostumbrados a trabajar bajo presión y sin problemas de horario. La desilusión era muy fuerte cuando escuchaba que su sueldo seria de siete mil pesos mensuales. Desde hace seis meses trabaja en un restaurante de San Diego, no de licenciada, pero si ganando 2,400 dólares mensuales, ya la están entrenando para hacerse cargo de cinco franquicias.

Alejandro es arquitecto, vive en Carolina del Norte y cada día supervisa una cuadrilla de 14 “carpeteros” como llaman allá a quienes instalan alfombras, En una semana regular gana 1600 dólares, dice que su plan es ahorrar dos años mas, y luego hacerse contratista directo con su propia constructora.

Gabriela fue el mejor promedio en su generación, al graduarse solicito beca para estudios doctorales en una universidad estadounidense, y la aceptaron. Hoy se confiesa feliz porque recibe 5200 dólares mensuales por hacer lo que le gusta: estudiar e investigar física y matemáticas. Cuando alguien le pregunta si quiere regresar a México, suspira y aprovecha para indagar esperanzada ¿Sabes de alguna empresa donde estén contratando científicos?

En 2006 el ingreso de los 37 millones de latinos en Estados Unidos, alcanzo el poder de compra de los 104 millones que vivimos aquí. (700 mil millones de dólares)

En 2006, los emigrantes mexicanos crearon 2100 nuevas empresas, 870 fueron creadas por mujeres.

Si, esta es la Caravana del Adiós. El discurso oficialista sigue llamándola válvula de escape. Pero nos conviene saber quienes “escapan”, y porque motivos. Así, tal vez aun podamos evitar que las próximas generaciones se lamenten de nosotros, y justamente reclamen ¿Cómo pudieron permitir esa perdida? Igual que con Antonio López de Santa Anna.

El autor es especialista en estrategia de negocios.

haramos67@hotmail.com

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