Nuevamente reciba saludos
estimado lector. Después de fiestas y posadas, reinicio esta colaboración semanal en 2007.
Es cierto. Adivinar el futuro es una pérdida de tiempo. Pero cuidado con la frase, porque la inutilidad reside en el verbo adivinar, como si el futuro fuera algo deterministico, inflexible a los esfuerzos que se hacen para construirlo.
Al inicio de cada año, la mayoría de las compañías hacen algún ejercicio para dar un vistazo a su futuro; desde el pequeño negocio donde el mismo dueño revisa proyectos y evalúa problemas y oportunidades; hasta los rituales corporativos, donde un equipo de ejecutivos de alto nivel se concentra en lugares de playa o montaña para diseñar los planes anuales.
Muchas de estas reuniones no entregan el provecho que debieran, la típica reunión de planeación deriva frecuentemente en una extrapolación del pasado, un simple ejercicio de programación presupuestal, donde los compromisos quedan en buenas intenciones, más o menos reforzados con cifras macroeconómicas y datos genéricos.
Las empresas que cada año repiten el mismo guión, y se conforman con adicionar una que otra iniciativa marginal, padecen una enfermedad visual que en los seres humanos es llamada escotomia. No es ceguera, ni miopía, pues estas ultimas son perceptibles para quienes las sufren, es aun mas peligrosa, es la incapacidad de percatarnos que no estamos viendo el panorama completo. Algo asií como ignorar lo que otros ya aprovechan.
En las personas la escotomia nunca es mortal; y en las empresas tampoco? hasta que lo es. Cuando aparece un nuevo competidor insospechado, una tecnología disruptiva, algo que transforma radicalmente las preferencias del comprador y la dinámica del negocio.
Como el futuro nunca viene con instrucciones de uso, cada Director General conjuntamente con su equipo debe discernir su propia estrategia, única y ganadora. Aquí siete tendencias influyentes, que dan forma a los negocios en los próximos años.
La globalización cae del altar. Los flujos de capital, los mercados de consumo, la logística, y la manufactura siguen jugando en el campo global, pero el nombre del juego es la regionalización. La especialización regional, y las ventajas derivadas de la aglomeración y el posicionamiento local.
La gestión gubernamental es clave. La infraestructura, la cobertura médica, la política social y ambiental, así como la calidad educativa, son elementos fundamentales, que si siguen subordinados, condenan a las personas y a las empresas mexicanas a vivir en escenarios raquíticos.
La migración cambia los patrones de consumo. Las posibilidades del mercado chino son enormes. Pero también hacia 2015 el poder económico de los hispanos en Estados Unidos representara el 60 por ciento del mercado chino. En 2006 nuestros paisanos ya compraron una cifra equivalente al producto interno bruto anual de México.
Comienza la guerra por el talento. Ofrecer mano de obra barata ya no funciona. China es la fábrica del mundo, e India la oficina. Pareciera broma, pero las grandes compañías sufren para reclutar gente calificada y talentosa. En México solo dos de cada diez jóvenes estudian una carrera profesional, y cuatro de cada diez posgraduados emigran.
La convergencia tecnológica crea nuevas oportunidades. Pensémoslo otra vez, para un adolescente la red Internet no es virtual, es real. El celular no es un teléfono, sino un instrumento de inteligencia social. Las oportunidades están en una etapa temprana, nuevos negocios pueden crearse a partir de combinar biotecnología, nanotecnología, y mecatrónica, con la ubicuidad de la información.
Cambian los jugadores. La unidad competitiva ya no será la compañía solitaria, sino las redes de empresas asociadas. Los directivos tendrán que desarrollar capacidades de cooperación y orquestación, sin depender únicamente de la jerarquía.
Los intangibles tiene precio. La contribución de los intangibles a la valoración de un negocio es mayor. La reputación social, el diseño, los derechos de marca, las patentes, las denominaciones de origen, el talento innovador, y la confianza del consumidor; marcan diferencias entre empresas endebles y robustas.
Así pues, los negocios que prosperen no serán los que siguen esperando tropezar con las mejores oportunidades, sino aquellos que sistemáticamente están creándolas. No malgastemos tiempo con adivinanzas, el futuro ya vive entre nosotros.
El autor es especialista en estrategia de negocios.
haramos67@hotmail.com
