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Más allá de la moda Al Gore| Periférico

Luis Guillermo Hernandez Aranda

La visita de Al Gore, ex candidato a la Presidencia de Estados Unidos, a Saltillo generó la moda de que de la noche a la mañana todos los asistentes a su conferencia se convirtieran en ecologistas. Ahora es “In” preocuparse por el calentamiento globlal, amén de que muchos ya compraron o rentaron el documental de La Verdad Incómoda.

El impacto de escuchar la conferencia de Al Gore, ya sea en video o en vivo, es positivo. Sin embargo, el compromiso ecológico no debe ser sólo mediático, debe traducirse en acciones de parte de la sociedad y sobre todo de las autoridades de los tres niveles de Gobierno. Aunque obviamente debemos comenzar por limpiar nuestra casa, nuestra ciudad.

La conferencia de Al Gore, celebrada el 31 de julio en el Teatro de la Ciudad, estuvo lleno de integrantes de la clase política, quienes hoy más que nunca están obligados a generar leyes o políticas públicas que tengan como objetivo conservar el medio ambiente.

Es importante recordar que uno de los primeros estudios para cuantificar el costo en vidas humanas por culpa de la contaminación se hizo en 1971, cuando investigadores ambientales del estado de California analizaron los certificados de defunción de un periodo de diez días en que se agravó la presencia del smog en Los Ángeles en agosto de 1958. Los investigadores encontraron que había habido mil 200 muertes excedentes (por encima de cualquier otro periodo de diez días en que no hubo smog tan fuerte). La mayor parte de los certificados daban como causa de muerte “ataque cardiaco”, “golpe de calor” y “enfermedad de pulmón”, pero los investigadores concluyeron que la causa fue el smog. (Tomado del libro Lives per Gallon: The true cost of our oil addiction, de Terry Tamminen, ex director de la Agencia de Protección al Ambiente de California, Island Press, 2006).

De ahí la importancia de privilegiar las políticas públicas con una visión ecologista, donde se dé preferencia al medio ambiente para contrarrestar los efectos del uso excesivo de los automóviles, así como la contaminación generada por algunas empresas.

En la Comarca Lagunera sobran los ejemplos de la falta de proyectos de parte de las autoridades, que tengan como objetivo crear conciencia sobre la importancia de cuidar la ecología. Además de la ausencia de planes que busquen un desarrollo sustentable de los diferentes municipios que conforman la región.

Por desgracia, ejemplos del desgano de las autoridades en ecología sobran. Como muestra algunos pequeños botones: la destrucción de los camellones y árboles de la Alameda central en Torreón. A pesar de la oposición de los vecinos, el Ayuntamiento ha insistido en quitar los árboles para crear nuevos estacionamientos.

El alcalde, José Ángel Pérez, declaró el 20 de abril que dicha obra no se realizaría sin contar con el consentimiento de los colonos. Comentó que no se haría por imposición la construcción de 148 cajones de estacionamiento en el camellón central de la calle Donato Guerra, a un costado de la Alameda Zaragoza.

“Siempre las hacemos pensando en el beneficio de los ciudadanos, no vamos a proponer cosas que les afecten, de eso deben tener la seguridad”, dijo en abril en alcalde, sin embargo, en los primeros días de agosto se reanudaron los trabajos a pesar de la oposición de los vecinos. De esta forma el alcalde está incumpliendo a su palabra.

También respecto a los árboles, muchos asiduos corredores del bosque Venustiano Carranza hablan del mal estado en que se encuentran los jardines y cómo poco a poco mueren árboles en este lugar debido al nulo cuidado que existe de parte de las autoridades.

Esto sin contar que Torreón sólo cuenta con un bosque, cuando según la Organización Mundial de la Salud recomienda 9 metros cuadrados de áreas verdes públicas por habitante para los asentamientos humanos y un diseño de ciudad que incorpore una red de espacios verdes accesibles a 15 minutos a pie desde las viviendas. Obviamente dicha recomendación no se cumple en la ciudad cuando por todos lados hay concreto y las áreas verdes brillan por su ausencia.

Durante las últimas décadas, estudios provenientes de instituciones como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), han constatado los efectos positivos derivados de las áreas verdes urbanas posicionándolas como factor primordial de utilidad pública por los importantes beneficios que originan para la sociedad.

Otro ejemplo de lo lejano que estamos de la conciencia ecológica, tan de moda, es que el alumbrado público que en diferentes calles de la ciudad está prendido durante el día.

La ineficiencia del Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas) también es un problema grave. Ya que según estadísticas de la Comisión Nacional del Agua actualmente el Simas tiene una eficiencia física del 48 por ciento, es decir, el 52 por ciento del agua se desperdicia en fugas y tomas clandestinas. La sobreexplotación de los acuíferos es alarmante, sobre todo cuando se extraen cerca de mil millones de metros cúbicos y sólo se recarga en forma natural alrededor de la mitad, 500 millones de metros cúbicos aproximadamente.

Además de que en la Comarca Lagunera los agricultores absorben el 80 por ciento del agua, la calidad es mala por la alta concentración de arsénico y ello representa un riesgo potencial de ocho mil hasta 13 mil casos nuevos de cáncer en la región, según ambientalistas.

Por todos lados existen basureros clandestinos, además la posible demolición del Distribuidor Vial Revolución dejó en evidencia la falta de un lugar para tirar el escombro.

En Gómez Palacio las cosas no pintan mejor, principalmente cuando se talan los árboles de los alrededores de la Torre Eiffel, precisamente en su día. Hasta el momento las autoridades siguen buscando a los culpables, a pesar que ya tienen el número de placas de los automóviles de las personas que ejecutaron dicho ecocidio.

Y es que resulta alarmante quitar los árboles de las ciudades cuando se sabe que los árboles y arbustos son capaces de retener más de 37 mil toneladas de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero responsable del calentamiento global que nos afecta a todos.

También en Gómez Palacio la ineficiencia del sistema de agua es alarmante. Ya que en este Municipio se pierden diariamente 31 millones de litros de agua potable. Cifra que representa el 40 por ciento de los más de 77 millones de litros extraídos diariamente.

Al igual que en Torreón, en Gómez se privilegia el paso de los automóviles sobre las áreas verdes e incluso paracaidistas llegan a vivir en los alrededores del Parque Hundido, dañando la ecología, ante la complacencia de las autoridades.

Vaya, qué compromiso tienen nuestras autoridades con la ecología cuando el alcalde de Lerdo, Antonio Olivas, pide que no llueva bajo el argumento de que no tiene hules para entregar a la ciudadanía.

La Verdad Incómoda es un excelente documental, además Al Gore es un extraordinario conferencista. Sin embargo, oír la ponencia no es suficiente para decir que cuidamos el medio ambiente, es necesario que la sociedad se comprometa con pequeños esfuerzos como el reciclar la basura, así como el desconectar los aparatos eléctricos cuando no estén funcionando, por mencionar algunos. Pero sobre todo es necesario que las autoridades generen políticas públicas al respecto. Por cierto, tanta publicidad con los rostros de nuestros gobernantes también es contaminación visual, bajarle al egocentrismo sería una buena señal de compromiso ecológico.

lharanda@

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