La artista conceptual Marcela Armas busca crear conciencia sobre el impacto del ruido en la vida cotidiana.
Marcela Armas desarrolla un proyecto de investigación sonora y de intervención deespacios públicos.
MÉXICO, DF.- La sociedad contemporánea mantiene una grave indiferencia hacia la contaminación sonora, opina la artista conceptual Marcela Armas, quien asegura que en restaurantes, calles y zonas industriales de nuestro país los decibeles rebasan en forma preocupante las normas internacionales.
Armas desarrolla con el apoyo del Programa Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), dentro del rubro de Multimedia, un proyecto de investigación sonora y de intervención de espacios públicos, cuyos propósitos son crear conciencia sobre el impacto del ruido en la vida cotidiana y experimentar con sus cualidades artísticas para conformar lo que el experto Murray Schaffer llamó paisajes sonoros.
A través de diversos dispositivos, como cornetas para bicicletas, alarmas electrónicas y claxons para autos y tráileres, Marcela Armas ha realizado diversas presentaciones en plazas públicas, calles y azoteas de la Ciudad de México para estudiar las reacciones de los transeúntes frente a emisiones sonoras producidas fuera de contexto.
“Este trabajo tiene una lectura de protesta contra la contaminación sonora. En los espacios urbanos ya existe la costumbre de escuchar altos decibeles a toda hora. El ruido ambiental se ubica incluso por zonas. Me interesó conocer la reacción de las personas a los sonidos en sitios distintos: ¿Qué pasa si de pronto escuchas sonidos de automóviles y tráfico en una tranquila plaza?”.
Recientemente, para experimentar el impacto de distintas emisiones, Armas se colocó en el cuerpo un dispositivo que imita los sonidos de un automóvil y caminó por el carril de una transitada avenida. Se sorprendió al descubrir cómo, gracias al sonido, los conductores de los autos que la acompañaban respetaban su presencia.
Como parte de este experimento viajará en breve a San Luis Potosí, donde realizará un performance sonoro en una de las principales plazas públicas. “Esta ciudad tiene un registro sonoro muy distinto al del Distrito Federal. Todavía no existe la contaminación por ruido que aqueja a la mayoría de las metrópolis. Será interesante conocer cómo sus habitantes perciben un ambiente sonoro distinto”.
Al comentar con la artista las investigaciones que a lo largo de tres décadas ha realizado Murray Schaffer con los sonidos ambientales, afirmando que el ruido de las urbes modernas ya no permite apreciar emisiones naturales, Marcela Armas dijo que cada vez es más relativa la línea que separa a un sonido natural de uno artificial.
“Incluso los ruidos urbanos podrían considerarse naturales, porque son creados por artefactos creados por el hombre. Si bien la contaminación sonora tiene una fuerte carga de agresión y científicamente produce alteraciones en el sistema nervioso, creo que es interesante analizar la razón de su existencia. Es un lenguaje muy sutil que puede hablarnos sobre cuestiones muy profundas de nuestra sociedad”.
Próximamente, en el marco del Festival Internacional Cervantino, Armas participará en la exposición y encuentro de artistas multimedia que se realizará en el espacio cultural Casa Tomada, bajo la curaduría de Miguel Medina.
Asimismo, como parte de Programa de Residencias del Centro Multimedia del Centro Nacional de las Artes, participa en la instalación del proyecto interactivo Homo Orbitus, que consiste en la instalación de dispositivos que dan lectura al movimiento de una persona para activar diversas fuentes de luz y sonido.
“Creo que la experimentación sonora es un campo muy fértil y poco explorado en nuestro país. A través del arte multimedia se pueden explorar sus posibilidades. Hay muchos paisajes sonoros por ser descubiertos”, concluye.
Efectos
El ruido es sonido y como tal, desde el punto de vista biofísico se define como el efecto producido en el órgano de la audición por las vibraciones del aire o de otro medio.
-También desde ese punto de vista los sonidos son armónicos y los ruidos carecen de armonía.
-Lo cierto es que las sociedades de nuestro tiempo son productoras, obviamente, de sonidos y ruidos, que frecuentemente tienen una variedad, intensidad y perdurabilidad, que constituyen una forma de contaminación física por sus efectos: la contaminación acústica.
-El sistema auditivo en el ser humano está adaptado a recibir y percibir sonidos y ruidos dentro de determinado rango de intensidades, si éste es superado y la exposición es sostenida comienzan a producirse efectos nocivos de orden fisiológico y psicofisiológico sobre la salud.
-A estas patologías están expuestas todas las personas sometidas sostenidamente a estas intensidades acústicas, ya sea por trabajar con equipos ruidosos (motores, máquinas diversas, etc.) o por vivir en centros urbanos contaminados acústicamente.
-A partir de los 100 dB, si el ruido o sonido es sostenido comienzan a producirse efectos nocivos sobre nuestra salud.
-Estos se manifiestan como fatiga auditiva, sorderas profesionales y traumatismos acústicos, que conducen a una disminución de la percepción auditiva y en muchos casos a su perdida total.
-También la contaminación acústica produce efectos psicofisiológicos que se manifiestan a nivel de alteraciones del sueño, falta de concentración, aumento del estrés, síndromes de depresión y en general disminución de la calidad de vida
-Asimismo, la contaminación acústica afecta a las poblaciones animales, como se ha visto con la instalación de industrias y aeroparques generadores de ruido extremo en zonas no urbanas.
FUENTE: Agencias