La Embajadora Patricia Espinosa cumplió con un ejercicio republicano al acudir al llamado del Senado de la República, el pasado 13 de febrero, para exponer cuál será la política exterior que conducirá al frente de la Cancillería.
La comparecencia de la canciller sentó un importante precedente en la relación de Gobierno compartido entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, ya que los senadores activaron su poder constitucional de analizar la política exterior del Ejecutivo al solicitar la presencia de la secretaria como condición para la aprobación de los nombramientos presidenciales de una cartera de embajadores, entre los que se encuentra el de Arturo Sarukhán, el nuevo embajador de México en Washington, quien partió a su nueva misión la misma noche de su aprobación en el Senado, el martes 20.
Arropada en la vieja retórica diplomática, aburrida en su discurso y esquivando las preguntas de los senadores, la canciller Espinosa dijo mucho, sin decir nada. Básicamente la diplomática, que no tenía al vocero presidencial Max Cortázar para regañarla por hablar mucho, le recordó a los senadores que la formulación de la política exterior es una prerrogativa constitucional del presidente, pero aseguró que la diplomacia ?obedecerá al interés nacional? y que se apegará a los principios de nuestra Carta Magna.
Pese a declarar que México es ?orgullosamente un país latinoamericano?, la embajadora ofreció poco sobre la estrategia diplomática para restaurar la relación con dos actores clave en la región: Cuba y Venezuela. Sobre Cuba, Espinosa se limitó a mencionar que ?ya se han realizado contactos diplomáticos?, mientras que sobre Venezuela hubo un silencio total de la canciller, sin que ninguno de los senadores la increpara al respecto.
La comparecencia de la secretaria de Relaciones Exteriores fue un verdadero peloteo de cordialidad y respeto entre los senadores y la diplomática, sin los sobresaltos, las interrupciones y las descalificaciones que fueron la nota en las comparecencias de los cancilleres foxistas.
A la canciller Espinosa le urge una mejor estrategia de comunicación social, empezar a dar entrevistas a los medios, sin miedo a que la regañen en Presidencia y tal vez un poco de encanto y de carisma, pero sin duda es una mujer que conoce el funcionamiento de la Cancillería y los temas para los que el presidente Calderón la integró a su Gabinete. Al respecto, varios miembros de la comunidad diplomática mexicana me han dicho comentarios como ?la prefiero aburrida a inepta, arrogante, intrépida e ignorante?.
El viernes la canciller participó en Ottawa en la reunión de ASPAN, la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte. En ese encuentro la secretaria Espinosa cometió un error al no condenar el incidente de la construcción del muro en la frontera, en el que presuntamente agentes estadounidenses ingresaron en territorio nacional. Los senadores de la Oposición le recriminarán al presidente Calderón y a su canciller la débil respuesta oficial al incidente y este tema amenaza fuertemente con opacar los resultados y la agenda de la próxima visita del presidente Bush a México.
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