Al menos 75 trabajadores murieron ayer en una explosión de gas grisú en una mina de carbón siberiana y otros 42 permanecen atrapados bajo tierra, en la peor tragedia en el sector hullero ruso del último decenio.
Los equipos de socorro han encontrado los cadáveres de 75 mineros y rescatado con vida a otros 83 trabajadores en la mina Uliánovskaya, donde se produjo el accidente, según informó la administración de la región siberiana de Kémerovo.
En total, en el momento del accidente, que se produjo a las 14:19 hora local, en las galerías de la explotación se encontraban 200 mineros.
Entre los desaparecidos figura un técnico británico, según las autoridades locales.
Estos datos fueron dados a conocer catorce horas después del accidente, al término de una jornada en la que distintas autoridades ofrecieron diversas cifras sobre el número de trabajadores que se hallaban en la mina y las víctimas de la tragedia.
El gobernador de la región de Kémerovo, Amán Tuléyev, quien se desplazó a la zona para dirigir personalmente las labores de rescate, informó de que éstas corren a cargo de unos 200 socorristas que trabajarán “las 24 horas del día”.
“Es un accidente muy grave”, por lo que se teme que el número de víctimas mortales aumente aún más, según dijo a la agencia Interfax un portavoz del departamento local de Supervisión Técnica.
Las autoridades informaron de que entre los mineros rescatados con vida hay varios heridos, dos de ellos graves, que fueron hospitalizados en clínicas locales. Según versiones preliminares, la explosión se produjo en una de las galerías de la mina poco antes del final del turno de la mañana, pero no llegó a provocar un incendio, sino que originó un escape de polvo de carbón en uno de los pasos subterráneos.
“A juzgar por todo, la explosión ocurrió tras un derrumbe que expulsó el gas metano al resto de las galerías”, dijo a la prensa el gobernador Tuléyev.
Actualmente, “la tarea principal es salvar con vida a cuanto más mineros sea posible, y la segunda, evitar un incendio en las galerías”, indicó.
Tuléyev explicó que los trabajos se ven dificultados por las destrucciones que ocasionó la explosión en una parte de las galerías, de hasta 270 metros de profundidad.
Por orden expresa del presidente de Rusia, Vladímir Putin, el ministro de Emergencia, Serguéi Shoigú, viajó a Kémerovo, adonde también se desplazó el representante plenipotenciario del Kremlin en Siberia, Anatoli Kvashnin.
La Fiscalía de Kémerovo incoó un expediente penal por “violaciones de las normas de seguridad con víctimas mortales por negligencia”, y envió un grupo de investigadores para esclarecer las circunstancias del accidente.
Representantes de la empresa a la que pertenece la mina dijeron que la compañía asistirá económicamente a las familias de los mineros muertos, aunque no precisaron el monto que tendrán esas ayudas.