El Siglo de Durango
CANATLÁN, DGO.- María Guadalupe López Castañeda cumple 50 años al servicio de la educación de los niños en esta tierra de las manzanas; hoy, por tal acontecimiento, familiares y amigos ofrecen una recepción, no sin antes dar gracias al Altísimo en el Templo de San Diego de Alcalá.
En una muestra de júbilo y sencillez, la maestra Lupita dio las gracias por enseñarle a vivir unida a los alumnos, a colaborar con sus padres y a estimular sus cualidades de estudiantes; por saber orientarlos en su educación con un humilde consejo y una gran amistad.
La maestra Lupita, como le dicen sus alumnos con cariño, inició sus labores docentes el 3 de abril de 1957 en la escuela del poblado La Soledad y desde entonces ha mostrado su vocación o amor a la enseñanza de los niños y niñas.
A medio siglo de labor docente, la maestra expresa palabras de agradecimiento a quienes le dieron la existencia: sus padres Celia Castañeda Martínez y Jesús López Muñoz, ambos ya fallecidos, y así forma su lista de seres queridos, quienes le brindan su apoyo para seguir adelante frente al pizarrón y pupitres de las aulas donde se forjan los profesionistas que el país requiere.
Hoy la Escuela Primaria Felipe Pescador Valles también está de manteles largos por este acontecimiento, ya que es donde la maestra Lupita presta sus servicios y ha ganado las medallas del carillo, respeto y admiración.
Su esposo e hijos la impulsan, pero su fuente de inspiración es la niñez duranguense donde ha derramado su conocimiento a través de la pedagogía, pero sobre todo su amor a quienes hoy deletrean las primeras sílabas pero que pronto estarán ejecutando proyectos de desarrollo como profesionistas.
Han cambiado las formas o métodos de enseñanza, pero la maestra Lupita ha mantenido su mística de servicio con un alto nivel académico en favor de la niñez estudiosa de Canatlán.
Por ese motivo hoy dará gracias a Dios en una misa a celebrarse a las 17:00 horas en el templo parroquial, para luego pasar a una recepción entre familiares y amigos.
GRATITUD
“Gracias por enseñarme a vivir unida a los alumnos, a colaborar con sus padres y estimular sus cualidades de estudiantes; por saber orientarlos en su educación con un humilde consejo y una gran amistad”.
María Guadalupe López Castañeda,
profesora de la escuela Felipe Pescador
