El precio del kilogramo del melón actualmente oscila entre los 40 y 60 pesos. “Precio de risa”, según los productores, quienes piensan que es igual como si estuvieran tirándola.
MATAMOROS, COAH.- Desde tirar el melón en las principales carreteras del municipio hasta dárselo a comer a las chivas o puercos, piensan hacer los productores matamorenses a manera de protesta, porque el precio del kilogramo oscila entre los 60 y 40 centavos.
La situación para quienes apenas levantan su cosecha es “caótica”, por la sobreproducción de la fruta, que es lo que causa del desplome en su precio, “esto se puede evitar con la intervención de las autoridades federales, estatales y municipales, con la reducción de los permisos de siembra”. Así lo manifestó Antonio Reyes, quien pertenece a una de las asociaciones Triple SSS que funcionan en esta región, quien hizo un llamado a las autoridades del sector agrícola, “para que a través de sus programas, controlen los permisos de siembra y se acabe este problema”.
Aseguró que no son los campesinos los que se sobrepasan del número de hectáreas a sembrar, “son los pequeños propietarios, quienes siembran de 100 a 150 hectáreas, mientras que el campesino, lo más que establece, son tres y media hectáreas”. En el área de Las Meloneras, como en los puestos de venta a la entrada de Congregación Hidalgo, la situación que priva entre los productores es de notable desesperación.
Tan es así, que muchos de ellos aún no han decidido qué hacer con su cosecha, sobre todo, quienes apenas la levantan. Hay algunos que opinan que mejor será venderla a los “chiveros”, otros que se la darán a los “puercos” y otros más, que la dejarán en las principales carreteras. “Estamos desesperados y abandonados por las autoridades, quienes nada más están pintadas y no apoyan en nada, no nos asesoran, en fin... por eso las consecuencias”, dijo Sotero Cuevas quien expuso que la siembra escalonada de melón de nada sirve.
“Es pan con lo mismo, pues es evidente que no sirve para nada sembrar de forma intercalada, es lo mismo que sembrar el mismo tiempo, hay mucha fruta por donde quiera y para poder acomodarla, estamos obligados a aceptar precios de risa, que no convienen... en realidad, es como si estuviéramos tirándola...”.
