A Hillary Clinton está por estallarle una bomba. El New York Times (NYT) publicó el adelanto de un libro, que sale a la venta esta semana, en el que pone en evidencia la peor de las pesadillas de la senadora por Nueva York: su zigzagueo y oportunismo en torno a Irak.
Este nuevo libro, titulado Her Way: The Hopes and Ambitions of Hillary Clinton -escrito por los reporteros Jeff Gerth y Don Van Natta Jr., se suma a la larga lista de obras que han sido publicadas en los últimos meses sobre la vida y trayectoria política de la aspirante presidencial. Sin embargo, esta novedad editorial no es un libelo, sino un verdadero trabajo de periodismo de investigación.
En el adelanto ofrecido por el NYT, los autores afirman, “sus votos (en el Senado), su visión y su malabarismo político podrían ofrecer un buen vistazo sobre el tipo de presidenta que sería (Hillary)”. Y la respuesta a esa interrogante no es nada favorable para la precandidata demócrata.
No es favorable porque el libro trae a colación que previo a la invasión de Irak, la senadora fue de las pocas figuras demócratas que se atrevió a sugerir un vínculo entre Saddam Hussein y Al Qaeda, con lo que el mea culpa de la precandidata en torno al voto que emitió para autorizar la guerra en octubre del 2002 se cae por los suelos.
En repetidas ocasiones Hillary ha dicho que “emitió su voto después de analizar todos los documentos de Inteligencia que tenía a la mano y de consultar con varios asesores”.
Sin embargo, con este libro se pretende demostrar que su estrategia de “mujer engañada” no es más que eso, una estrategia, pues la investigación de los reporteros apunta a que la senadora no leyó un documento de Inteligencia titulado National Intelligence Estimate, el cual reunía toda la información recabada hasta 2002 sobre el supuesto programa de armas de destrucción masiva iraquí y que fue entregado al Congreso unos diez días antes de que los senadores aprobaran la invasión.
Peor aún. El adelanto detalla cómo Hillary tomó por sorpresa a sus colegas demócratas en el Senado al adjudicarse la coautoría de una enmienda, presentada por los senadores Levin, Reid, Salazar, Feinstein y Reed, en la que se pedía al presidente Bush iniciar un redespliegue por fases de las tropas en Irak. De acuerdo con los autores, previo a que se presentara la enmienda, en junio de 2006, la senadora manifestó un tibio apoyo a la misma, pero el día que Levin exponía la enmienda en el Senado, Hillary apareció de sorpresa, pidió la palabra y se autoincluyó como patrocinadora.
En fin, el libro presenta una radiografía sobre el cambio en la postura en torno a Irak de la mujer que podría llegar a la Casa Blanca en 2008. Sin decirlo abiertamente, el adelanto deja a entender que Hillary es una mentirosa, justo como fue su marido con el escándalo Lewinsky y una oportunista, al cambiar de posición sobre la guerra en Irak conforme fue cambiando el sentimiento ciudadano. Si a esto le sumamos que en fechas recientes, Hillary parece un robot que calcula cada palabra, cada acto y hasta cada guiño, convirtiéndose en lo que un amigo mío llama “la Roberto Madrazo del norte”, la senadora demócrata tiene mucho trabajo por hacer para salir de este nuevo ataque.
Hasta el momento, Hillary sigue adelantando a sus rivales demócratas en la contienda por la candidatura presidencial, pero este libro expone su flanco débil frente a Barack Obama, quien no era senador cuando se autorizó la invasión y frente a John Edwards, quien ya se arrepintió y pidió disculpas por su voto.
Los argumentos del libro la ponen en peligro frente al ala más anti-guerra de la opinión pública. Tal vez por ello, la senadora está relanzando su estrategia electoral con la llamada “Agenda Progresista para el Siglo 21”, en la que pone el énfasis en el sello Clinton: la economía. Veremos si sale bien librada… o descalabrada.
Académico ITAM y UIA
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