México, ‘espinoso’ tema para aspirantes a la Casa Blanca

Los precandidatos, republicanos y demócratas, juegan un poco al equilibrista con el tema migratorio.

La reforma migratoria impulsada por el presidente George W. Bush fracasó en julio pasado, pero el tema sigue vigente en Estados Unidos y espera con paciencia a que alguien le dé solución. Los precandidatos a la presidencia lo saben; quien sea que llegue a la Casa Blanca en las elecciones de noviembre de 2008, tendrá esperando en su mesa, a manera de “regalo de bienvenida”, el espinoso asunto de cómo resolver la situación de los casi 12 millones de inmigrantes indocumentados que viven en el país (de los cuales prácticamente la mitad son mexicanos).

Los aspirantes presidenciales saben de ya que el tema es delicado. Por un lado, tienen que atender a las demandas de muchos estadounidenses que desean se combata el flujo de migrantes que cruzan ilegalmente las fronteras y les “roban” los trabajos. Pero por otro, conocen la importancia del voto hispano, que es la minoría de más rápido crecimiento en EU y que en los comicios intermedios de 2006 representaron el 9% de la base electoral, cifra nada despreciable para unos comicios que se presume serán muy reñidos.

Así, en su cortejo del voto latino, los precandidatos, republicanos y demócratas, juegan un poco al equilibrista, promoviendo el combate a la inmigración ilegal, mientras elogian a los migrantes legales y se pronuncian a favor de medidas que mejoren sus derechos.

Un sondeo realizado a principios de este mes por Hispanic PR Wire, servicio cablegráfico especializado en temas relacionados con los hispanos, indica que el 47% de los votantes latinos consideran que el tópico migratorio será el más candente de las próximas elecciones.

Así, conscientes de esta situación, en sus páginas electrónicas para promover sus respectivas campañas casi todos los precandidatos abordan el tema, aunque no en los primeros lugares. De los ocho aspirantes demócratas (Hillary Clinton, Barack Obama, John Edwards, Joe Biden, Chris Dodd, Mike Gravel, Dennis Kucinich y Bill Richardson), Kuicinich, Dodd y Biden no consideran la inmigración en los asuntos de interés para su campaña, mientras que Edwards incluso tiene el rubro en inglés y en español.

Entre los aspirantes republicanos (Rudolph Giuliani, Fred Thompson, John McCain, Mitt Romney, Mike Huckabee, Duncan Hunter, Ron Paul y Tom Tancredo), todos con excepción de Giuliani aluden al asunto en su mayoría refiriéndose a él en el rubro de “seguridad fronteriza” o “reforzamiento de la frontera”. Sólo en la página de Tancredo, conocido por su recalcitrante postura antiinmigrante, el tema figura en primer lugar.

Las controvertidas licencias

Conforme ha avanzado la precampaña presidencial estadounidense, las cuestiones relacionadas con los migrantes han ido cobrando auge y no sólo eso, sino que algunos candidatos atacan a otros usando lo que consideran alguna “debilidad” en su postura contra la migración ilegal. Es justo en ese contexto que el tema de las licencias para los indocumentados le ha dado dolores de cabeza a la demócrata Hillary Clinton.

En el debate realizado hace unas semanas en Filadelfia, la senadora por Nueva York mantuvo una postura indecisa ante la pregunta de si apoyaba o no otorgar licencias a los migrantes ilegales. Su titubeo le costó duras críticas de sus correligionarios, principalmente de Obama. Resultado: el pasado 16 de noviembre, en el debate que tuvo lugar en Las Vegas, la ex primera dama se mostró contundente y dijo que “cuando sea presidente” no apoyará las licencias.

Y no es la única que se ha manifestado contra esta medida; lo mismo han hecho los demócratas Edwards, Biden y Dood. En contraste, Obama, segundo en las encuestas entre los votantes demócratas, ha dicho que otorgar licencias de conducir a los inmigrantes ilegales le parece una “idea razonable”; Richardson, también se ha pronunciado a favor de la medida –que él instrumentó en Nuevo México cuando era gobernador del estado. Entre los republicanos, Giuliani, quien lidera los sondeos entre sus correligionarios, se opone a la medida y, de hecho, promueve que se introduzca una iniciativa que prohíba a los estados otorgar este tipo de beneficios. En contra también están el ex senador de Tennessee, Fred Thompson, Romney y Huckabee.

Otro de los temas que ha generado divisiones, en esta ocasión entre los republicanos, es el de las llamadas “ciudades santuario”. Romney ha criticado a Giuliani porque según él cuando fue alcalde de Nueva York convirtió la ciudad en un “santuario para forasteros ilegales”, al permitir que los inmigrantes indocumentados pudieran, por ejemplo, denunciar crímenes, sin temor a ser detenidos.

‘Migración cero’

Los 16 aspirantes presidenciales han hecho énfasis en sus declaraciones en la necesidad de controlar la frontera, de reforzarla y asegurarla, a fin de detener el flujo de inmigrantes indocumentado, así como en sancionar a los empleadores estadounidenses que contraten a extranjeros que hayan entrado al país de manera ilegal.

Las posturas más férreas han sido las de los republicanos, que en su mayoría favorecen la construcción de un muro a lo largo de la línea divisoria con México. Por ejemplo, el lunes pasado, Giuliani declaró que si gana la presidencia estadounidense terminará con la inmigración ilegal en tan sólo tres años, a través de las mismas tácticas que usó en Nueva York para combatir la criminalidad. “Es posible detenerlos en la frontera”, dijo el ex alcalde. Para tal efecto, desea 18 mil agentes fronterizos (un aumento de seis mil en comparación con los actuales niveles), así como una muralla y agentes federales a 80 kilómetros de la frontera y un sistema de vigilancia de alta tecnología. Su premisa es que si llegan a la línea divisoria y ven que no pueden entrar, optarán por quedarse en casa.

Por su parte, Thompson está claramente en contra de cualquier amnistía para los inmigrantes indocumentados, pero cree que se debe permitir que “algunos” ilegales puedan obtener la ciudadanía. De igual forma, McCain, tercero en las encuestas de intención de voto de los republicanos y quien copatrocinó la iniciativa de reforma migratoria respaldada por Bush, está a favor de encontrar un camino a la ciudadanía para algunos migrantes ilegales. Sin embargo, votó para autorizar la construcción de una valla en la frontera con México.

Y qué decir del representante Tom Tancredo, quien a lo largo de los años nunca ha dudado en hacer patente su oposición a la inmigración ilegal y que afirma que “los extranjeros ilegales amenazan nuestra economía y socavan nuestra cultura”.

Por su parte, los demócratas se han pronunciado a favor de una reforma migratoria integral, que incluya vías para que los indocumentados que ya viven en el país y que, pese a haber ingresado al país de manera ilegal contribuyen con su trabajo y el pago de sus impuestos a la economía estadounidense, encuentren vías de legalizar su estancia.

Así, Hillary Clinton se ha pronunciado contra las redadas; afirma que el sistema migratorio del país “está en crisis” y que se necesitan políticas “que ayuden a las familias” a permanecer unidas y evitar la explotación de los indocumentados. Empero, se opone a un programa de trabajadores huesped y promueve reforzar la frontera.

En tanto, Obama afirma que hay que “preservar la identidad de nuestras fronteras”, evitar el abuso contra los trabajadores migrantes y mantener a las familias unidas. En cuanto a la inmigración ilegal, indica que hay que “sacar de las sombras” a quienes ingresaron ilegalmente pero respetan las leyes y juegan ateniéndose a las reglas en EU. Para tal efecto, promueve el pago de multas, el aprendizaje del inglés y un periodo de espera para obtener la ciudadanía.

Edwards, por su parte, está también a favor de la ciudadanía para algunos inmigrantes ilegales, lo mismo que el ex gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, de ascendencia hispana, quien desea reforzar la frontera, pero que se ha pronunciado en contra del muro fronterizo.

‘Trabajar con México’

En medio de este debate no han faltado las referencias a México, con énfasis en la necesidad de que trabaje junto con Estados Unidos en el combate a la inmigración ilegal.

De tal suerte, Barack Obama opina que Estados Unidos ha fallado en “resolver adecuadamente las preocupaciones sobre la inmigración y equidad y crecimiento económico”, de México a Argentina. A su vez, Edwards cree que hay que trabajar con México para controlar mejor la frontera y detener el tráfico ilegal, al tiempo que Clinton considera que se debe “apoyar a las mayores democracias en desarrollo en la región, Brasil y México”.

Richardson estima necesario proteger las relaciones y el intercambio con nuestro país: “Debemos hablar sinceramente con México, porque somos amigos y los amigos hablan así; que dé trabajo a su gente en México y que por lo menos no les den mapas sobre los ‘mejores’ lugares para cruzar la frontera”.

Entre los republicanos, McCain opina que se deben “reforzar las relaciones entre Estados Unidos y México, a fin de controlar la inmigración ilegal y desafíar a los cárteles de la droga”.

Y de nuevo ha sido Tancredo quien ha arremetido con todo contra México, al “recomendar” al presidente mexicano Felipe Calderón que se concentre en “eliminar la corrupción endémica de México para poder algún día generar la misma grandeza y las mismas oportunidades” que uno encuentra en EU.

Al menos 12 millones de indocumentados viven en Estados Unidos y llegaron en busca de oportunidades, del sueño americano; la reforma migratoria que podría haber abierto una senda hacia la legalización murió este año. Pero el problema sigue vigente y tocará al próximo inquilino de la Casa Blanca tratar de encontrar una solución.