La deforestación sigue acabando cada año con cerca de medio millón de hectáreas de bosque en el país. (Archivo)
A pesar de que México ha buscado en diversos foros incentivar políticas que contribuyan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, cada día cientos de autos contaminantes ingresan al país procedentes de Estados Unidos.
En el combate al cambio climático, las políticas que enarbola el Gobierno mexicano han situado al país como una de las naciones líderes en la materia, sin embargo, la realidad dista mucho de las buenas intenciones promovidas.
Luego de ratificar su inclusión al Protocolo de Kyoto, México ha buscado en diversos foros, como la reunión del G8+5, incentivar políticas que vayan más allá de ese acuerdo y contribuyan a reducir aún más las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Sin embargo, en los hechos, al territorio nacional ingresan cada día cientos de automóviles provenientes de Estados Unidos, generadores de altas emisiones de CO2 y de éstos más de un millón fue legalizado por el Gobierno nacional entre 2005-2006.
La sustitución de combustibles fósiles por energías renovables para emitir menos CO2 tampoco ha tenido impacto en la realidad, porque el petróleo y sus derivados representan hoy cerca de 96% de los energéticos que consume el país.
Si bien se planea instalar en los próximos cinco años 1.2 millones de metros cuadrados de calentadores solares, esa cifra es seis veces inferior a lo que proyecta Alemania en el mismo periodo.
Y aunque en diversas ocasiones el Gobierno de México se ha impuesto grandes metas sin precedente en el plano mundial, como sembrar 250 millones de árboles, la deforestación sigue acabando cada año con cerca de medio millón de hectáreas de bosque.
Reconocidos científicos, encabezados por el Premio Nobel de Química 1995, Mario Molina, realizan estudios y promueven iniciativas para que sean retomadas por el Gobierno para su implantación.
Esos esfuerzos han tenido eco y hoy Molina, junto a 22 especialistas, forman parte del Consejo Consultivo de Cambio Climático encabezado por la Presidencia de la República y siete secretarías de Estado, con el fin de buscar opciones para combatir la producción de GEI en el país.
El trabajo de Mario Molina en materia de combate al cambio climático le ha válido el reconocimiento y elogios por diversos personajes como Al Gore y Sir Crispin Tickell, líderes mundiales en protección climática y políticas internacionales.
En tanto, la Iniciativa Privada mexicana reacciona lentamente contra la variación climática del planeta. Sólo algunos esfuerzos aislados se han concretado, es el caso de los realizados por empresas como Omnilife, preocupada en divulgar las consecuencias de este fenómeno en diversos foros y los laboratorios Genoma Lab, que trajeron a México a Al Gore y Sir Crispin Tickell.
Como acción de la actual Administración, en mayo pasado el presidente Felipe Calderón anunció la Estrategia Nacional del Cambio Climático, mediante la cual se contempla crear para 2008, un programa especial en la materia.
Y es que México es clave respecto al Protocolo de Kyoto, ya que por un lado algunos de sus indicadores energéticos están dentro del rango de naciones desarrolladas y por otro, enfrenta problemas comunes a los países en desarrollo.
De allí la importancia de la estrategia planteada en mayo pasado, en la cual se analiza el panorama nacional de la producción y uso de la energía dando especial énfasis a las emisiones asociadas de CO2.
En la Estrategia Nacional de Cambio Climático se estipula que el calentamiento global implica una gran amenaza para el país, pero también una oportunidad para impulsar la transición hacia el desarrollo sustentable.
A la par se evalúan las alternativas que tiene el país para mitigar sus emisiones en este sector, aprovechando las oportunidades existentes asociadas al Protocolo de Kyoto, iniciativas internacionales de mercado de carbono y oportunidades nacionales existentes de acuerdo a nuestro desarrollo tecnológico y la naturaleza de nuestras reservas energéticas.
En los planes elaborados hasta el momento, México prevé que sus principales reducciones de CO2 se harán a través de una política para mejorar la eficiencia energética y la modernización de la Comisión Federal de Electricidad y Petróleos Mexicanos, con un ahorro cercano a los 70 millones de toneladas anuales.
Paralelamente busca aumentar la captura de CO2 en por lo menos 30 millones de toneladas, mediante la reforestación, restauración de suelos, desarrollo de biocombustible y prevención de incendios forestales.
El país cuenta con 15 proyectos aprobados para mitigación de emisiones de CO2 en el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), con lo que ocupa el tercer lugar mundial en propuestas aprobadas y el sexto en cuanto a la cantidad de toneladas de que espera reducir mediante esos programas con poco más de un millón y medio.
Las políticas mexicanas para mitigar el cambio climático han sido reconocidas por la Organización de las Naciones Unidas y el Fondo Monetario, donde, incluso, este último se comprometió a apoyar por medio de un marco fiscal tales iniciativas.
A pesar de adherirse a varias propuestas internacionales, México estipula en su estrategia nacional que “la adopción voluntaria de políticas y medidas de mitigación y metas cuantificables asociadas no implicará ningún tipo de penalización por posibles incumplimientos”.