En vez de seis años, el próximo gobernador de Michoacán gobernará sólo cuatro, como resultado de una reforma que acompasará a partir de 2015 las elecciones locales con las federales. La disputa por la gubernatura (y antes por la candidatura en el PRD y el PAN) ha tenido, sin embargo, una intensidad que no parece corresponder a la aspiración de gobernar por un periodo acortado en un tercio. Y es que, además del Poder Ejecutivo, 113 ayuntamientos y 40 curules, pasado mañana se dilucidarán en esa entidad otros asuntos no ajenos, pero sí de mayor amplitud que la integración de los poderes locales.
Hace ya veinte años que Michoacán se erigió como bastión de la Oposición de izquierda en México. Desde sus últimos meses como gobernador postulado por el PRI, Cuauhtémoc Cárdenas convirtió su crítica a ese partido en una vigorosa movilización que dio sustento social a la Corriente democratizadora priista y después al Frente Democrático Nacional y al PRD. No fue casual que en 1988 surgieran allí y en el Distrito Federal los primeros senadores de Oposición (si bien los cuatro habían pertenecido al PRI). En Michoacán libró el PRD, apenas dos meses después de su nacimiento en mayo de 1989, su primera batalla electoral. Y fue allí, en 2001, donde un miembro suyo. Lázaro Cárdenas Batel, sin previa militancia en el PRI ganó una gubernatura, antes que Amalia García lo consiguiera en Zacatecas.
La victoria de Cárdenas Batel hace seis años había sido prefigurada por las elecciones municipales y legislativas anteriores y por su propio ingreso al Senado en 2000. Junto al ahora gobernador saliente, en 2001 el PRD ganó 65 de las 112 alcaldías y 18 de 40 diputaciones, con lo que controló el Congreso Estatal. Tres años después, aunque sufrió ligeros descensos siguió siendo el partido dominante, con 52 ayuntamientos y 17 curules. Esa leve disminución se produjo por un tenue repunte priísta, todavía hasta 2004 segunda fuerza en la entidad, pues pasó de 39 a 47 presidencias municipales.
El predominio perredista se afianzó en la elección federal del año pasado, en que Andrés Manuel López Obrador superó con cien mil votos a Felipe Calderón y por más de trescientos mil a Roberto Madrazo, cuyo partido cayó a la tercera posición de la que no saldrá en la contienda local que está por concluir. En 2006 no alcanzó una sola diputación federal, mientras que la coalición lopezobradorista ganó ocho de un total de doce y el PAN las cuatro restantes. El ex dirigente nacional del PRD Leonel Godoy encabezó la fórmula senatorial de su partido, y se dibujó desde entonces su candidatura al Gobierno Estatal, en cuyo proceso ha aparecido todo el tiempo a la cabeza de las preferencias. En encuestas levantadas simultáneamente en la última semana de octubre, Consulta Mitofksy refleja una inclinación a favor suyo de 39 por ciento contra 32 por ciento del alcalde panista de Morelia, Salvador López Orduña (y 22 por ciento de Jesús Reyna García, del PRI), mientras que en semejantes proporciones la de Grupo Reforma registró 40.1 por ciento a favor de Godoy; 34.6 a favor del munícipe con licencia, y 23.9 del priista.
El proceso interno del PRD quedó marcado por el enfrentamiento de Cárdenas y López Obrador, aunque al final las dos tendencias apoyan a Godoy, postulado también de distintas maneras por Convergencia y el PT (que sólo en esa entidad pudieron reconstituir aunque sin ese nombre la coalición Por el Bien de Todos) y por Alternativa Socialdemócrata. A última hora el candidato del Partido Verde declinó a favor del perredista, aunque no es seguro que puedan conducir en su provecho el tres por ciento de los votantes que se proponían sufragar por él. López Obrador reconoció el indeclinable liderazgo local de los Cárdenas y para no revivir la querella interna alrededor de su candidatura hizo mutis en Michoacán, sin que eso implique ruptura y ni siquiera distancia con Godoy que, en cambio, recompuso su dolida relación con los Cárdenas, con quienes colaboró en los gobiernos del DF y Michoacán.
El PAN y Calderón personalmente, han buscado convertir la elección del domingo en una legitimación de su acceso a Los Pinos, en una entidad donde predomina el segmento social que impugna fuertemente el modo en que lo consiguió. Por eso Calderón se interesó directamente en el proceso interno y en el constitucional.
Primero hizo que un antagonista de López Orduña se retirara de la contienda y después, a la manera de los presidentes priistas, ha acudido a la entidad en refuerzo de la candidatura de su partido. En sus visitas ha puesto el acento en el combate a la inseguridad, que tuvo en su tierra el primer escenario con presencia predominante del Ejército, que a partir de diciembre ha desplegado una actividad en que conviven el dato positivo de una disminución de ejecuciones con el negativo de violaciones a los derechos humanos, documentadas por la Comisión nacional respectiva.
La feroz presencia de la delincuencia organizada en Michoacán no es en modo alguno ajena a la contienda electoral, no sólo por que los candidatos anuncian su decisión de embatirla, sino porque se teme que en varias regiones el narcotráfico haya permeado la política, al grado que cabe preguntarse por quién votará La Familia, la banda de sicarios que hace exactamente un año hizo publicar en diarios locales una proclama en que se presentó como el único factor capaz de imponer orden en una entidad donde fueron decapitadas decenas de personas.